domingo, 28 de marzo de 2010
El cromosoma 4, ligado al riesgo de cáncer vesical
José I. Mayordomo
José I. Mayordomo, del Hospital Universitario de Zaragoza. (DM)
Diariomedico.com
ESPAÑA
LA VARIANTE 4P16.3 ELEVA LA SUSCEPTIBILIDAD UN 24%
El cromosoma 4, ligado al riesgo de cáncer vesical
El cromosoma 4 aumenta el riesgo de padecer cáncer de vejiga, según un estudio que se publica en Nature Genetics con participación española. Se une así al cromosoma 8, especialmente ligado a los tumores urinarios.
JOSÉ A. PLAZA - Lunes, 29 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
llave conceptual:
1. El riesgo es un 24 por ciento mayor con la presencia de la variante, que está más relacionada con carcinoma urotelial de bajo grado
Un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentran varios científicos españoles, ha dado un nuevo paso en el conocimiento genético y molecular del cáncer vesical.
Según los resultados de su trabajo, que se publica hoy en Nature Genetics, una variante hallada en los dominios del cromosoma 4 confiere una mayor susceptibilidad a desarrollar este tipo de cáncer urinario. La participación española está compuesta por José Ignacio Mayordomo, Berta Saez Gutiérrez y Gabriel Valdivia, de la Universidad de Zaragoza; José Sanz Vélez y María García Prats, del Hospital San Jorge, de Huesca, y Manuel Sánchez Zabalardo, del Hospital Clínico de Zaragoza.
El estudio, que como muchos de sus antecesores está coordinado por Kari Steffanson, de la Universidad de Reikiavic, en Islandia, parte de la base de anteriores hallazgos en torno a variantes genéticas germinales asociadas al cáncer en población de origen islandés y holandés.
Zona cercana a FGFR3
La expansión de estas muestras y el uso de los veinte marcadores más destacados en un grupo de individuos europeos (4.739, más 45.549 controles) han permitido averiguar que el alelo T en el locus rs798766 en la región cromosómica 4p16.3 aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de vejiga.
Según ha concretado Mayordomo a Diario Médico, el riesgo de desarrollar la neoplasia es un 24 por ciento superior en presencia de dicha variante.El citado locus se encuentra en un intrón de TACC3, a una distancia de 70 kilobases de FGFR3, una zona que frecuentemente alberga mutaciones somáticas activadas de bajo grado en casos de cáncer de vejiga no invasivo. Los autores destacan que rs798766(T) muestra una asociación más fuerte con tumores vesicales de bajo grado y fase previa que con formas más agresivas de la enfermedad.
Más riesgo de recidiva
De hecho, el riesgo de recurrencia en tumores en fase Ta de baja intensidad también se ve modificado por la presencia de la variante: "Hemos comprobado que la asociación es más fuerte en carcinoma urotelial precoz de bajo grado. En estos pacientes la presencia de la alteración se asocia con un riesgo de recidiva significativamente mayor".
Los investigadores concretan en el estudio que la frecuencia de este locus es mayor en estos tumores Ta con FGFR3 wild type. En definitiva, resumen que los resultados demuestran una clara relación entre mutaciones somáticas ligadas a las variantes germinales de FGFR3 y una mayor susceptibilidad a desarrollar cáncer de vejiga. (Nature Genetics 2010; DOI: 10.1038/ng.558).
EL CÁNCER URINARIO, A FONDO
No se trata, en absoluto, del primer hallazgo relevante en torno a regiones genéticas vinculadas a un mayor riesgo de cáncer urinario, como tampoco es la primera vez que Mayordomo participa en estos descubrimientos. En septiembre del año pasado, publicó en Nature Genetics que el cromosoma 8, y en concreto la localización 8q24, se convertía en una de las "zonas más calientes" en cáncer prostático. En esta publicación también se citaban los brazos cromosómicos 3q y 19q como ligados a una mayor susceptibilidad.
Unos meses antes, en enero, junto a su grupo del Hospital Clíncio Universitario de Zaragoza, Mayordomo descubría que dos SNP (situados en las regiones 5p15·33 y en la transcriptasa inversa de la telomerasa) aumentaban el riesgo de cáncer de vejiga (también se implicaban en piel, próstata, pulmón y cérvix).
Además, en 2008 ya había señalado que el riesgo en cáncer prostático procede de varios genes; los cromosomas 2, 8, 17 y X encabezan la lista.
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