PSICOLOGÍA | Programa interactivo
Una herramienta para mejorar la comunicación del oncólogo
- Las personas con cáncer avanzado sienten angustia y miedo a la muerte
- Sólo en el 25% de los casos, los oncólogos con capaces de empatizar con ellos
- Temen sobreimplicarse emocionalmente y no saber manejar la situación
"La mejor herramienta del médico es la silla...", decía el ilustre médico Gregorio Marañón. "Para escuchar al paciente". Sin embargo, no parece suficiente. Sólo en el 25% de los casos, los oncólogos muestran empatía ante la angustia del afectado. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Duke, de Pittsburgh y de Texas (EEUU) presenta un programa digital con el que estos especialistas pueden aprender a manejar los miedos y las preocupaciones de quienes están afrontando un tumor avanzado.
"Este tipo de pacientes siente una enorme angustia y ansiedad y, además de sufrir considerables síntomas físicos, a menudo se encuentran deprimidos", explican los científicos en su artículo, publicado en 'Annals of Internal Medicine'. En palabras de Carmen Yélamos, psicooncóloga y directora de la Fundación del Instituto Madrileño de Oncología, "cuando son conscientes de su enfermedad y tienen la información completa, les invade la incertidumbre por cómo va a ser su futuro, se preguntan si habrá un nuevo avance terapéutico para ellos, sienten miedo a que la situación sea incontrolable y que la enfermedad no remita ni responda a ningún tratamiento, tienen miedo a la muerte".
Según estudios anteriores, asegura James Tulsky, principal autor de la investigación, sólo en el 25% de los casos, los oncólogos son capaces de ponerse en el lugar del afectado, escucharle y preguntarle. La mayor parte de la veces, "cuando el paciente expone sus preocupaciones, el especialista cambia de tema o se centra en el tratamiento médico", dejando de lado el aspecto emocional.
Suelen evitar estas conversaciones por miedo a sobreimplicarse emocionalmente y también por sobrecarga de trabajo y falta de tiempo. "Es cierto que este tipo de pacientes le pone al médico en una situación difícil. Está formado para curar y, sin embargo, le faltan recursos para lograrlo", explica la psicooncóloga.
"Temen hacer preguntas por miedo a sufrir, a abrir la caja de pandora y no saber cómo manejarla".
"Los oncólogos son los médicos más vocacionales y están muy comprometidos con sus pacientes.
Desafortunamente, no siempre saben mostrar su empatía y necesitan ayuda para desarrollar determinadas habilidades de comunicación". Los cursos disponibles, al menos en EEUU, pueden alcanzar los 2.000 euros y sólo incluyen lecturas y situaciones simuladas. "En España son más baratos y normalmente los organizan sociedades científicas como la SEOM, existen guías y documentos sobre la comunicación y empatía con el paciente", matiza Yélamos.
Un programa menos costoso
La novedad que aporta el equipo de Tulsky es haber "desarrollado un programa interactivo y menos costoso (unos 100 dólares)", subraya Tulsky. Para evaluar su efectividad, lo probaron 48 oncólogos, de Duke y de Pittsburg. Todos recibieron una clase teórica de técnicas de comunicación, pero sólo la mitad accedió al CD ROOM que contenía ocho casos reales de consultas oncológicas. Como se trata de un programa interactivo, el médico puede intervenir en las conversaciones planteadas, ante las emociones negativas del paciente, de forma que obtiene feedback y así comprueba si puede seguir mejorando.Como asegura Carmen Yélamos, "lo primero que hay que hacer es saber escuchar sus síntomas, preocupaciones, miedos... Saber entender y ponerse en su lugar. A veces, no pretenden una respuesta, sólo ser comprendidos y atendidos. Para eso, es conveniente que el oncólogo le haga preguntas y le transmita también interés a través de la comunicación verbal. Para un paciente, darle la mano y preguntarle 'cómo estás' tiene un valor incalculable. Es importante saber qué espera de nosotros y en qué podemos ayudarle".
Después de la experiencia del equipo estadounidense, se analizaron las consultas de los 48 galenos.
"Aquellos que no recibieron el CD no mejoraron su respuesta ante los temores y preocupaciones de los pacientes. Sin embargo, los que sí fueron entrenados consiguieron ser más empáticos, haciendo preguntas y usando tácticas para promover la conversación", según refleja el estudio. Y así lo demuestran los pacientes, a quienes también se les preguntó. "Confiaban mucho más en sus médicos y se mostraban más satisfechos con la atención recibida, lo que se traduce en mejor calidad de vida y adherencia al tratamiento", reza el artículo.
Según la psicooncóloga española, "un paciente que se siente escuchado y mantienen conversaciones abiertas con su médico, seguirá todas sus recomendaciones y se sentirá satisfecho y tranquilo con la atención recibida. Además, esto también repercute en beneficio del médico, que se sentirá también más complacido con su trabajo". Al fin y al cabo, "deben caminar juntos".
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