El bisfenol A se asocia con efectos adversos en corazón y riñones

La exposición a bisfenol A, sustancia química utilizada en botellas de plástico y en las latas de aluminio, parece estar asociada con un biomarcador para un mayor riesgo de enfermedad cardiaca y renal en niños y adolescentes, según un análisis del Colegio de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU) publicado en Nature.

10/01/2013 09:49

Los estudios de laboratorio sugieren que incluso los niveles bajos de bisfenol A (BPA), como los identificados en la encuesta nacional de niños y adolescentes realizada por los autores del estudio, incrementan el estrés oxidativo y la inflamación que promueve proteinuria, un biomarcador temprano de lesión renal y de riesgo futuro de desarrollar enfermedad coronaria, según comenta Leonardo Trasande, profesor asociado de Pediatría y Medicina Ambiental, y coautor del estudio.

En esta nueva investigación, los científicos del departamento de Pediatría de la NYU analizaron la información de 710 niños y adolescentes entre los seis y los 19 años para evaluar el estado de salud y nutricional de adultos y niños en Estados Unidos. La información fue obtenida de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2009-2010, que contenía mediciones urinarias de BPA y de albúmina.

Los investigadores controlaron los factores de riesgo como la hipertensión, la resistencia a la insulina, la hipercolesterolemia, la exposición al humo de tabaco, la raza o etnia, la educación de los cuidadores, la pobreza, la edad, el peso y el sexo, de estos niños. Los niños con la mayor cantidad de BPA en la orina, en comparación con aquellos con la menor cantidad de albúmina, tenían una mayor tasa de creatinina, un marcador potencial temprano de insuficiencia renal y de riesgo futuro de desarrollar enfermedad coronaria.

Los investigadores concluyeron su análisis haciendo hincapié en la necesidad de seguir investigando sobre la relación entre las sustancias químicas del medio ambiente y la enfermedad cardiovascular, y señaló que un nuevo estudio podría transformar nuestra comprensión sobre "en qué factor podemos centrar los riesgos alimentarios como una aproximación que reconozca el papel de aquellos contaminantes químicos ambientales que pueden provocar independientemente el riesgo de enfermedad cardiovascular futura".