Genes de riesgo para el Alzheimer y enfermedad mental se pueden observar en imágenes cerebrales de recién nacidos
(05-08/01/2013) - E.P.
El desarrollo cerebral prenatal puede ser una influencia muy importante en el riesgo psiquiátrico más tarde en la vida
Rebecca C. Knickmeyer, autora principal del estudio y profesora asistente de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), en Estados Unidos, explica que en el estudio participaron 272 niños a los que se les hizo resonancia magnética (RM) en los hospitales de UNC poco después del nacimiento. Se probó el ADN de cada uno de ellos para diez variaciones comunes en siete genes que se han ligado a la estructura del cerebro en adultos y que también han sido implicados en enfermedades tales como esquizofrenia, trastorno bipolar, autismo, enfermedad de Alzheimer, trastornos de ansiedad y depresión.
Para algunos polimorfismos, tales como una variación en el gen APOE que está asociada con la enfermedad de Alzheimer, los cambios en el cerebro en los niños parecían muy similares a los cambios cerebrales que se encuentran en los adultos con las mismas variantes. Knickmeyer explicó: "Esto podría estimular una nueva e interesante línea de investigación centrada en la prevención de aparición de la enfermedad a través de la intervención temprana en individuos de alto riesgo".
Pero esto no es cierto para cada polimorfismo incluido en el estudio, según John H. Gilmore, autor principal del estudio, profesor en Thad & Alice Eure y vicepresidente de Asuntos de Investigación y Ciencia en el Departamento de Psiquiatría de la UNC.
Por ejemplo, el estudio incluyó dos variantes en el gen DISC1 y para una de estas variantes, conocida como rs821616, el cerebro de los niños parecía muy similar al cerebro de adultos con esta variante, aunque no había tal similitud entre el cerebro infantil y adulto de la otra variante, rs6675281.
Esto sugiere que los cambios en el cerebro asociados con esta variante del gen no están presentes al nacer, pero se desarrollan más tarde en la vida, tal vez durante la pubertad, según Gilmore. A ello, Knickmeyer añadió que es muy interesante que las variantes diferentes en el mismo gen tengan efectos tan únicos en cuanto a cuándo afectan en el desarrollo del cerebro.
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