José A. Plaza | 12/04/2017 09:00
El cribado en cáncer de mama está muy consolidado en todo el mundo. Aun así, la comunidad científica no se pone de acuerdo en la edad a la que debe comenzar y concluir, ni en el tiempo que debe pasar entre una prueba y otra. Así lo señala JAMA Internal Medicine en un estudio liderado desde la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos).
Más allá de las críticas (minoritarias, pero existentes) que recibe el cribado en sí entre algunos sectores profesionales, los partidarios de esta herramienta no han logrado consensuar una edad de inicio y final. El trabajo publicado en JAMA Internal Medicine habla de la realidad en Estados Unidos, pero sus conclusiones son extrapolables al resto del mundo.
Según recuerda la autora principal de la investigación, Archana Radhakrishnan, la Sociedad Americana del Cáncer (ACS) revisó sus guías en 2015 para impulsar el cribado personalizado en mujeres de entre 40 y 44 años, con un cribado anual a partir de esa edad y un cribado bienal a partir de los 55. El Preventive Services Task Force de Estados Unidos (Uspstf) recomendó en 2016 iniciar el cribado entre los 40 y los 49 años, con mamografías bienales entre los 50 y los 74. El Congreso Americano de Ginecología y Obstetricia (ACOG) sugiere mamografías anuales a partir de los 40 años.
- Unas guías recomiendan empezar a los 40; otras a los 45; otras a los 50... Algunas lo proponen anual y otras bienal
Con respuestas abiertas que se pueden solapar, el estudio concluye que el 81 por ciento de los 1.665 médicos consultados (no oncólogos, sino ginecólogos, internistas y médicos de Familia) recomienda iniciar el cribado entre los 40 y los 44 años. Empezar entre los 45 y los 49 años recibe el respaldo de casi un 90 por ciento de profesionales, mientras que un 67 por ciento lo empezaría a partir de los 75 años.
Un 26 por ciento de las respuestas se mostró más partidario de las guías del ACS; un 24 por ciento, las del Uspstf, y un 23 por ciento las del ACOG, dando muestra de la indifinición existente. Sólo generalizando (comenzar entre los 40 y los 50, y optar por temporalidad anual o bienal) parece satisfacer a la inmensa mayoría de especialistas.
Por tipo de especialistas, los ginecólogos parecen ser más partidarios de extenderlo durante más años, iniciándolo antes y concluyéndolo más tarde, mientras que en medicina Interna y medicina de Familia se tiende más a reducir el número de años con cribado, señalan los autores. El estudio, que no cita respuestas de oncólogos, añade que quienes recomiendan el cribado lo prefieren siempre anual.
El estudio es una prueba más de cierta indefinición a escala mundial en torno a las recomendaciones para el cribado en cáncer de mama. Aunque la comunidad médica (con excepciones) admite posible sobrediagnóstico y sobretratamiento, considera que los benefician superan claramente a los riesgos. En la concreción es donde reside el mayor debate.
Más allá de los beneficios clínicos, existe un debate económico: ¿cuándo debe, en el caso de España, una comunidad autónoma iniciar y extender el cribado? A más años y menos temporalidad, más gasto asociado. La coste-eficacia entre también en juego.
¿Y en España?
En España, la Sociedad de Oncología Médica (SEOM) -siguiendo las guías de la Unión Europea, la Asociación Americana de Oncología (ACS) y la US Preventive Services Task Force- habla de evidencias demostradas con mamografías cada dos años entre los 50 y los 69. También sugiere, aunque adviertiendo de que las evidencias son insuficientes, mamografías cada 1-2 años entre los 40 y los 49. Todas las comunidades autónomas disponen de cribado para cáncer de mama, pero no todas lo inician a la misma edad ni siguen idénticas recomendaciones, ni todas lo tienen igual de extendido.
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