HIPERTENSIÓN
¿Hasta qué cifra hay que bajar la presión arterial?
El debate sobre el tratamiento intensivo sigue abierto. La clave está en una adecuada selección de los candidatos.
María Sánchez-Monge. Madrid | maria.Sanchez@diariomedico.com | 01/04/2017 10:00
Teresa Gijón, de la junta directiva de la SEH-Lelha y Julián Segura, presidente de la SEH-Lelha. (DM)
El debate sobre la conveniencia de un tratamiento más agresivo de la hipertensión arterial resurgió con fuerza tras la publicación en 2015 de los resultados del estudio Sprint, que mostró que, en pacientes con riesgo cardiovascular pero sin diabetes, fijar el objetivo de presión sistólica en menos de 120 mmHg puede reducir la mortalidad, a pesar de los mayores efectos adversos.
En la XXII Reunión Nacional de la Sociedad Española de Hipertensión (SEH-Lelha), que se ha celebrado en Madrid, no podía faltar una mesa sobre esta cuestión. "En el ensayo Sprint se dividió de forma aleatoria a los pacientes en dos grupos: en uno de ellos el objetivo se situó en 140/90 y en el otro, en 120/80", expone Julián Segura, presidente de SEH-Lelha. "Se observó que, en el grupo sometido a un control más estricto, al cabo de tres años de seguimiento se registró una disminución de la mortalidad y de las complicaciones cardiovasculares".
Segura subraya que estos resultados no pueden llevar a una generalización de una terapia más agresiva frente a la hipertensión; habrá que considerar los distintos perfiles de pacientes: "El perfil de los pacientes incluidos en los estudios que recomiendan más precaución y en los que participaron en el estudio Sprint es diferente".
Por lo tanto, habrá que tratar con más cautela "a aquellos individuos que sabemos que van a tolerar mal los descensos, que son los pacientes muy mayores, con mucho daño vascular, con enfermedad cardiovascular muy evolucionada, con hipotensión ortostática..."
En el otro extremo se encuentran aquellos pacientes "con buen estado físico, incluso de edad avanzada, pero sin otros datos de daño orgánico y con una buena calidad de vida, a los que puede beneficiar ese descenso adicional de la presión arterial".
Al final, la conclusión es que "hay que individualizar el tratamiento, con una recomendación general de 140/90 mmHg y subgrupos de pacientes que pueden beneficiarse de descensos adicionales". De este modo, el estudio Sprint no cambiará las guías clínicas.
Riesgo de hipotensión
Uno de los efectos secundarios graves que puede provocar un tratamiento demasiado intensivo es la hipotensión. Este problema queda patente en los últimos resultados del Proyecto Cardiorisc, presentados en la reunión, que revelan que "uno de cada tres pacientes mayores de 80 años presentan hipotensión al realizarles una monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA), hecho que no se aprecia en la presión medida en consulta. La identificación correcta de estos pacientes evita la sobremedicación y las complicaciones asociadas a la hipotensión", puntualiza Teresa Gijón, miembro de la junta directiva de la SEH-Lelha.
Uno de los efectos secundarios graves que puede provocar un tratamiento demasiado intensivo es la hipotensión. Este problema queda patente en los últimos resultados del Proyecto Cardiorisc, presentados en la reunión, que revelan que "uno de cada tres pacientes mayores de 80 años presentan hipotensión al realizarles una monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA), hecho que no se aprecia en la presión medida en consulta. La identificación correcta de estos pacientes evita la sobremedicación y las complicaciones asociadas a la hipotensión", puntualiza Teresa Gijón, miembro de la junta directiva de la SEH-Lelha.
Pero la sobremedicación no es el único problema. Segura afirma que "casi 2 millones de españoles desconocen que son hipertensos" y apunta la importancia de que "los expertos cuenten con herramientas de medida en la práctica diaria".
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