UROLOGÍA
Reconstrucción intracorpórea de vejiga mediante cirugía robótica
JANO.es · 13 julio 2017 00:14
Cirujanos del Servicio de Urología Vall dHebron utilizan el sistema Da Vinci para extraer y reconstruir el órgano dentro del cuerpo del paciente, afectado de cáncer.
Cirujanos del Servicio de Urología del Vall d’Hebron Barcelona Campus Hospitalario han realizado por primera vez en Cataluña una cistectomía radical con reconstrucción intracorpórea de la vejiga con cirugía robótica en un paciente afectado de cáncer. Es decir, la extracción y reconstrucción de la vejiga completamente dentro del cuerpo del paciente, sin necesidad de cirugía abierta. La intervención se realizó gracias al Sistema Da Vinci el pasado 30 de mayo y el enfermo recibió el alta hospitalaria una semana más tarde. Val d’Hebron es pionero en la aplicación de la robótica a la cirugía urológica. Con este procedimiento culmina el programa de cistectomía robótica con derivación intracorpórea inciado el año pasado.
La intervención la realizó el Dr. Carles Raventós, jefe de la Unidad del Urotelio del Servicio de Urología Vall d’Hebron que dirige el Prof. Joan Morote. Se trataba de un paciente con cáncer de vejiga. En estos casos, se indica la cistectomía radical, es decir, la extracción de la vejiga con los ganglios que hay cerca y la derivación de los dos uréteres para poder orinar. Esta derivación se hace habitualmente a través de un trozo del intestino a una bolsa situada fuera del cuerpo del paciente o bien se construye una vejiga nueva. Una intervención compleja y con bastantes riesgos y con una recuperación lenta. Hasta ahora, la extracción de la vejiga se realizaba con cirugía robótica, pero para hacer la construcción de la vejiga nueva, la neovejiga, utilizando un segmento del intestino, el íleon, se tenía que abrir al enfermo. Ahora, los urólogos de Vall d’Hebron ya pueden construir la vejiga con el robot sin hacer nuevas incisiones. Se trata, según el Dr. Raventós “de una de las cirugías más complejas que hacemos”.
El Dr. Raventós ha realizado estancias de formación en esta técnica en el Hospital Karolinska de Estocolmo y en el de Herlev de Copenhague, convirtiendo Vall d’Hebron en uno de los pocos hospitales del Estado que la ofrecen a sus pacientes. En este sentido, reconoce que en este tipo de cirugía “el gran reto es el aprendizaje, hacerlo con el robot no es más difícil, de hecho es más fácil”. La incorporación de esta nueva técnica es un paso más hacia la consolidación del programa para realizar cistectomías robóticas en el Hospital.
La nueva técnica es mínimamente invasiva. De hecho, solo deja las pequeñas cicatrices de la entrada de los instrumentos robóticos, y solo hay que hacer una pequeña incisión en el cuerpo del paciente para extraer la vejiga enferma. Esto supone una gran ventaja de cara a la recuperación y evita las posibles complicaciones derivadas de la cirugía abierta. “Hay muchas complicaciones relacionadas con las heridas” explica el Dr. Raventós, “que provocan reintervenciones. El hecho de hacer solo una mínima incisión es muy positivo”.
Con este tipo de intervención los pacientes pueden recibir el alta hospitalaria antes, con una estancia de 6-7 días ante los 10-15 días habituales con las otras técnicas. A la vez, recuperan antes el tránsito intestinal, se reduce el sangrado y, en el caso de los hombres, se puede preservar la función sexual. El primer enfermo tratado, evolucionó favorablemente con rapidez y empezó a comer de forma precoz, tolerando los alimentos sin problemas y recibiendo el alta solo una semana después de la intervención.
Los pacientes tributarios de esta técnica son todos aquellos, tanto hombres como mujeres, afectados de cáncer vesical a los que se les tiene que extraer la vejiga, un tipo de cirugía compleja con una mortalidad que puede llegar al 4%. Los cirujanos de Vall d’Hebron calculan que una treintena de enfermos se podrán beneficiar de esta técnica cada año.
La intervención la realizó el Dr. Carles Raventós, jefe de la Unidad del Urotelio del Servicio de Urología Vall d’Hebron que dirige el Prof. Joan Morote. Se trataba de un paciente con cáncer de vejiga. En estos casos, se indica la cistectomía radical, es decir, la extracción de la vejiga con los ganglios que hay cerca y la derivación de los dos uréteres para poder orinar. Esta derivación se hace habitualmente a través de un trozo del intestino a una bolsa situada fuera del cuerpo del paciente o bien se construye una vejiga nueva. Una intervención compleja y con bastantes riesgos y con una recuperación lenta. Hasta ahora, la extracción de la vejiga se realizaba con cirugía robótica, pero para hacer la construcción de la vejiga nueva, la neovejiga, utilizando un segmento del intestino, el íleon, se tenía que abrir al enfermo. Ahora, los urólogos de Vall d’Hebron ya pueden construir la vejiga con el robot sin hacer nuevas incisiones. Se trata, según el Dr. Raventós “de una de las cirugías más complejas que hacemos”.
El Dr. Raventós ha realizado estancias de formación en esta técnica en el Hospital Karolinska de Estocolmo y en el de Herlev de Copenhague, convirtiendo Vall d’Hebron en uno de los pocos hospitales del Estado que la ofrecen a sus pacientes. En este sentido, reconoce que en este tipo de cirugía “el gran reto es el aprendizaje, hacerlo con el robot no es más difícil, de hecho es más fácil”. La incorporación de esta nueva técnica es un paso más hacia la consolidación del programa para realizar cistectomías robóticas en el Hospital.
La nueva técnica es mínimamente invasiva. De hecho, solo deja las pequeñas cicatrices de la entrada de los instrumentos robóticos, y solo hay que hacer una pequeña incisión en el cuerpo del paciente para extraer la vejiga enferma. Esto supone una gran ventaja de cara a la recuperación y evita las posibles complicaciones derivadas de la cirugía abierta. “Hay muchas complicaciones relacionadas con las heridas” explica el Dr. Raventós, “que provocan reintervenciones. El hecho de hacer solo una mínima incisión es muy positivo”.
Con este tipo de intervención los pacientes pueden recibir el alta hospitalaria antes, con una estancia de 6-7 días ante los 10-15 días habituales con las otras técnicas. A la vez, recuperan antes el tránsito intestinal, se reduce el sangrado y, en el caso de los hombres, se puede preservar la función sexual. El primer enfermo tratado, evolucionó favorablemente con rapidez y empezó a comer de forma precoz, tolerando los alimentos sin problemas y recibiendo el alta solo una semana después de la intervención.
Los pacientes tributarios de esta técnica son todos aquellos, tanto hombres como mujeres, afectados de cáncer vesical a los que se les tiene que extraer la vejiga, un tipo de cirugía compleja con una mortalidad que puede llegar al 4%. Los cirujanos de Vall d’Hebron calculan que una treintena de enfermos se podrán beneficiar de esta técnica cada año.
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