Descubren cómo las células del pez cebra regeneran el corazón tras un infarto
La investigación ha sido realizada por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III y la Universidad de Berna, en colaboración con la Universidad de Zúrich (Suiza)
El Médico Interactivo | 7 - febrero - 2018 1:45 pm
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) y de la Universidad de Berna (Suiza), liderados por la investigadora Nadia Mercader, en colaboración con la Universidad de Zúrich (Suiza), han descubierto que, durante el proceso de regeneración, hay un alto grado de plasticidad entre los distintos tipos celulares del músculo cardiaco del pez cebra.
Tras un infarto agudo de miocardio, el corazón humano pierde millones de cardiomiocitos, las células que componen el músculo cardiaco. Sin embargo, existen animales con una alta capacidad regenerativa que pueden reemplazar el miocardio dañado con nuevos cardiomiocitos. Este es el caso del pez cebra (Danio rerio), señala Héctor Sánchez-Iranzo, “un sistema modelo muy usado en la investigación cardiovascular para entender los mecanismos que controlan la regeneración, y modelo de inspiración para el desarrollo de futuras terapias regenerativas”.
El estudio, publicado en Nature Communications, muestra que la clave de que el corazón del pez cebra sea capaz de restablecer su función cardiaca después de un infarto radica en el hecho de que sus cardiomiocitos son capaces de dividirse y repoblar la zona infartada, eliminando así el daño producido tras el infarto.
Se desconocía hasta ahora si todos los cardiomiocitos de este animal tienen la misma capacidad regenerativa y si pueden contribuir a reconstruir por igual distintas zonas del músculo cardiaco. En este trabajo, que ha contado con la financiación del European Research Council, los autores han estudiado dos tipos de cardiomiocitos, unos localizados en la parte más interna del corazón, las trabéculas, y otros en el exterior.
Los resultados, concluyen los investigadores, “indican que hay un alto grado de plasticidad en los cardiomiocitos del pez cebra y que, además, existen distintas formas de reconstruir un corazón dañado”.
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