Tradicionalmente las alergias al polen se asocian a la primavera; sin embargo, existen plantas que polinizan durante el invierno como los cipreses, las arizónicas, los enebros y las sabinas que lo hacen en invierno. Los niveles de polen de estas especies se han multiplicado en los últimos años debido a que son especies muy utilizadas en la jardinería ornamental.
"La familia de las cupresáceas, incluye numerosos géneros y especies, entre ellas, destacan, en la zona centro, el cupressus Arizonica (ciprés arizónica) y el cupressus sempervirens (ciprés común), que se encuentran con mucha frecuencia en viviendas, parques y jardines para formar setos. Otras especies, como enebros y sabinas (género juníperus) se encuentran ampliamente distribuidos en el área mediterránea", ha explicado Ana Novalbos Wischer, alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
"El
periodo de polinización de estas especies es amplio y abarca desde
noviembre a marzo, alcanzando los
niveles más altos en enero y febrero, que es cuando la mayoría de los pacientes presentan los síntomas. En los
últimos 20 años, el volumen de polen por metro cúbico de ciprés se ha multiplicado. Algunos inviernos se han llegado a registrar 1.000 granos de polen por metro cúbico de aire, cuando la cantidad media hace 20 años era de 50 granos por metro cúbico", ha detallado Novalbos, que también cree que la
contaminación de las ciudades
incrementa la sensibilidad a estos alérgenos: "
El problema es mayor en las ciudades, pues los agentes contaminantes procedentes de vehículos y calefacciones aumenta la capacidad de los pólenes de producir síntomas de alergia. En algunas zonas, como Madrid,
el número de alérgicos a arizónicas ha igualado en los últimos años, al de alérgicos a pólenes típicos de primavera (gramíneas y olivo)".
Los síntomas principales de los afectados son rinitis: estornudos, congestión nasal, moco líquido y conjuntivitis: prurito y enrojecimiento conjuntival. También pueden causar asma.
Estos síntomas, por la época en que se producen son confundidos con frecuencia con los de un catarro invernal, aunque tienen mayor duración y oscilaciones a los largo de las semanas. Muchos pacientes acuden a consulta después de semanas de padecer los síntomas y de haber realizado tratamientos para el catarro que no han resultado eficaces. "El tratamiento de los síntomas puede incluir antihistamínicos orales, colirios, aerosoles nasales e inhaladores, si se ha desarrollado asma. Además, el alergólogo debe valorar la indicación de una vacuna específica, que es el único modo de modificar realmente el curso de la enfermedad".
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