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ESPAÑA
los médicos deben GUIAR Y AYUDAR A LOS PACIENTES
Información y formación frente al miedo a la muerte
El miedo a la muerte es algo natural en pacientes graves o crónicos. Los profesionales sanitarios deben hablar con el enfermo, darle a conocer la situación real de su salud y ayudarle en la preparación para la muerte, según se ha explicado en un curso de la Universidad del Mar.

Pilar Laguna. Murcia - Martes, 20 de Julio de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

El miedo a la muerte es el más universal de los temores y sólo puede contrarrestarse con información para evitar el sufrimiento psíquico y físico. Se trata de algo natural en personas con enfermedades graves o crónicas, pero también puede ser un síntoma de trastorno psicológico cuando se convierte en una obsesión terrorífica. En ambos casos los equipos sanitarios tienen un papel importante ofreciendo información al paciente.

El miedo a morir puede manifestarse en forma de temor a perder la salud en general, la autonomía, el papel social, la funcionalidad, la estética del cuerpo o los lazos afectivos. "El miedo a la muerte es una causa de sufrimiento que se añade a la enfermedad misma, y sólo abordándolo se alivia al paciente y a la familia", ha explicado Francisco Cruz Quintana, director del grupo de investigación sobre Aspectos Psicosociales y Transculturales de la Salud de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada, en un curso de la Universidad del Mar, de Cartagena, sobre mejora de la calidad de vida y calidad de muerte en personas mayores.

Cruz ha demandado una "mentalidad paliativa" para los profesionales de la salud, más aún para quienes intervienen en el proceso final de la vida. "La información realista sobre el pronóstico de su enfermedad calma a los pacientes, que a veces imaginan circunstancias mucho peores. Cuando preguntan si van a morir hay que se sinceros, advirtiéndoles que actualmente hay recursos terapéuticos suficientes para que no sea doloroso".

El silencio
Según Cruz, es importante que médicos y enfermeros no confundan el diagnóstico de enfermedad terminal con el momento de la agonía, como también sería un craso error retrasar el diagnóstico de esa enfermedad hasta que el paciente esté agónico, pues se le impediría su acceso a medidas paliativas en la etapa adecuada. "La conspiración del silencio es un problema que agrava la situación, lo mismo que el encarnizamiento terapéutico. Hay que permitir que el paciente sufra por saber que va a morir, pero aliviándole psíquica y físicamente", sugiere, apuntando la idea de que, bien informado y con acompañamiento emocional al paciente, morirá mucho más tranquilo.

Según Luis Montesinos, profesor de Psicología de la Salud de la Universidad Montclair, de New Jersey, hay que lograr que la muerte sea la última danza del guerrero, el último baile, y para ello es esencial el contacto con la propia mortalidad. "En una buena muerte el paciente puede actuar durante todo el proceso, decir cómo quiere que ocurra, quiénes estarán a su lado y qué asuntos debe dejar cerrados". El sujeto ha de sentirse respetado, tener cierta confortabilidad y ausencia de dolor.

Montesinos ha dirigido una sesión para personal sanitario, en la que los alumnos han visitado un cementerio y han registrado sus impresiones, escrito su propio obituario y las palabras que quieren que se diga en su funeral. "Los cementerios dicen mucho sobre la forma de entender la muerte y los profesionales sanitarios tienen que tener una predisposición a comprenderla para que suponga la última danza del guerrero". Para los profesionales será fundamental no tener miedos patológicos, considerar morir como una fase vital y poder hablar de la propia muerte con toda la carga emocional, antes de enfrentarse a la de los demás. Según él, tener creencias religiosas es un factor que ayuda, pero no suficiente para tener una buena muerte, por lo que es crucial contar con un apoyo emocional complementario a las terapias paliativas.