viernes, 9 de julio de 2010

una decena de grupos españoles investigando en el conocimiento y la posible aplicación terapéutica de las células madre :: El Médico Interactivo ::


EL MÉDICO INTERACTIVO
En la actualidad hay al menos una decena de grupos españoles investigando en el conocimiento y la posible aplicación terapéutica de las células madre pluripotentes inducidas

Redacción

Los expertos estiman que las enfermedades hematológicas serían el candidato más probable para los primeros ensayos clínicos de reprogramación celular, según se resalta en la jornada organizada por la Red de Terapia Celular



Madrid (9-7-2010).- Más de una decena de grupos de investigación españoles tienen en marcha diferentes estudios básicos sobre el conocimiento y aplicación de las células madre pluripotentes inducidas (iPS), según se ha puesto de manifiesto en la primera jornada de análisis y puesta al día sobre reprogramación celular organizada por la Red de Terapia Celular (Red Tercel) del Instituto de Salud Carlos III. Aunque aún queda un largo camino por recorrer hasta llegar a los ensayos clínicos con este tipo de células, los expertos estiman que, con el conocimiento actual, los primeros candidatos podrían ser las enfermedades con un déficit más simple como las hematológicas o la diabetes tipo I.

La jornada, celebrada en el Instituto de Salud Carlos III, se dedicó a analizar tanto los principales ensayos actuales que están en marcha en España como los retos aún pendientes de resolver desde la primera investigación que hizo posible la reprogramación celular.

Las iPS son células adultas reprogramadas a comportarse como células madre embrionarias. Su descubrimiento abrió un nuevo campo a la Medicina regenerativa y palió gran parte del dilema ético que supone la utilización de células madre embrionarias en la investigación. Pero al igual que ocurre con las embrionarias, la ciencia aún no ha resuelto la capacidad teratogénica de las iPS cuya aplicación, por ahora, lleva implícito el desarrollo de tumores.

Hace poco más de dos años y medio, en el año 2007, que las iPS humanas aparecieron en el panorama científico gracias a la publicación de dos trabajos liderados por equipos estadounidenses y japoneses. Hasta entonces, la única forma de que una célula adulta retrocediera hasta convertirse en célula madre embrionaria y ser así capaz de transformarse en cualquier célula -nerviosa, hepática, hematológica- era a través de complejos experimentos de clonación, como los de la oveja Dolly, que no habían tenido éxito en humanos.

Entender y controlar la reprogramación

Un año después, la revista ‘Science’ consideró que la reprogramación celular era uno de los diez avances científicos más importantes del año. “En este corto lapso de tiempo ha habido avances importantes como la reducción de la manipulación genética de las iPS, la caracterización y el conocimiento conceptual y de los mecanismos implicados y, en particular, los logros la generación de modelos de enfermedad han sido espectaculares “, destaca Javier García-Sancho, director del Grupo de Activación Celular del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) de Valladolid y coordinador de la Red Tercel.

No obstante, los investigadores siguen sin entender con detalle en qué consiste el fenómeno de la reprogramación, qué sucede y cómo y si se puede controlar. También existe una gran expectación por verificar de forma definitiva si la reprogramación conseguida mediante la técnica de Yamanaka es realmente una reprogramación completa, es decir, si las células iPS son exactamente equivalentes a las células madre embrionarias.

“Hay ciertos indicios de que las células iPS podrían conservar una cierta memoria dependiendo de la célula de origen, lo cuál indicaría que la reprogramación no es completa”, añade Ángel Raya, responsable del Grupo de Control de la Potencia de Células Madre del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC).

Mientras que todos estos retos se superan, los investigadores no se atreven a aventurar los años que tardará la puesta en marcha de un ensayo clínico con células iPS pero apuntan que el período no será inferior a 10 o 12 años porque antes de plantear cualquier iniciativa en este sentido hay que tener resuelto el problema de la bioseguridad.

En cuanto a las enfermedades que podrían beneficiarse de su aplicación, con el conocimiento actual, “las candidatas más probables serían las que presentan un déficit más simple como las enfermedades hematológicas o la diabetes tipo I que, al menos conceptualmente son más fáciles de abordar que las neurodegenerativas, que requieren un grado de organización celular mucho mayor”, detalla García-Sancho.

De hecho, uno de los primeros ensayos con iPS realizados en España, liderado por Ángel Raya y Juan Carlos Izpisúa del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona en colaboración con Juan Bueren, director del Programa de Terapia Génica de Células Hematopoyéticas del CIEMAT y publicado en ‘Nature’ el pasado año, se refería a la curación in vitro de la anemia de Fanconi con células madre inducidas.

Además de estos resultados, ya publicados, en la Jornada se presentaron diferentes estudios que en la actualidad están en marcha en España para una gran variedad de patologías como enfermedades cardíacas, algunos tipos de ceguera, leucemias infantiles, enfermedad de Parkinson, hemofilia y disqueratosis congénita, una enfermedad genética rara, entre otras.

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