martes, 13 de septiembre de 2011

La abstinencia mortal de Amy | Noticias | elmundo.es

ALCOHOL | Tratamiento con benzodiazepinas

La abstinencia mortal de Amy

La cantante durante el Festival Rock in Río. | Sergio González

La cantante durante el Festival Rock in Río. | Sergio González

  • El potencial mortal del síndrome de abstinencia del alcohol es muy alto
  • Entre sus síntomas más graves están las convulsiones o el 'delirium tremens'

Para quienes pudieran ver a Amy Winehouse en sus últimas actuaciones, armada con una copa de vodka en una mano y el micro en la otra mientras intentaba mantener el equilibro, la noticia de su muerte, hace apenas un mes, no les resultaría ninguna sorpresa. Vista su vida, sus fiestas y las letras de sus canciones, Amy iba en camino de convertirse en el prototipo perfecto de aquella frase tan célebre del 'vive rápido, muere joven y tendrás un bonito cadáver', de la que ella es sólo el último exponente.

Pero a pesar de la rebeldía declarada de la cantante, Winehouse sabía que estaba cayendo en un pozo o, por lo menos, la gente que tenía alrededor. De ahí sus entradas y salidas a varias, quizá muchas, clínicas de rehabilitación en un ir y venir más asiduo que cuando cantaba sobre el escenario.

Las pruebas toxicológicas en las que no se encontró rastro de ninguna sustancia peligrosa probaban la enésima intentona de una Winehouse que se quería apartar de las drogas y el alcohol; por ello las dudas han quedado abiertas: ¿De qué murió entonces? ¿Ha sido peor el remedio que la enfermedad?

Según una entrevista concedida al 'Daily Mirror', Mitch Winehouse, el padre de la criatura, culpa a los fármacos recetados a su hija y dice que han sido 'contribuyentes' de la muerte prematura de la cantante: "Tomó Librium, un relajante que se prescribe a quienes están en un proceso de desintoxicación, aunque aumenta el riesgo de sufrir convulsiones", asegura Mitch.

Sin embargo, los especialistas no están tan de acuerdo con estas declaraciones. Así, según explica a ELMUNDO.es Ana Ferrer, jefa de la Unidad de Toxicología Clínica del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, "la mortalidad por este tipo de fármacos es prácticamente nula, por lo que su uso es muy común para tratar los síntomas del llamado síndrome de abstinencia del alcohol, que es el verdadero peligro", asegura esta especialista.

La dificultad de 'desengancharse' del alcohol

Un síndrome de abstinencia se caracteriza por el conjunto de síntomas que la persona tiene que sufrir para desengancharse de determinadas sustancias a las que su cuerpo se ha habituado tras meses o años de consumo. Y Amy lo tenía difícil. Para la doctora Ferrer, el alcohol y los barbitúricos son, precisamente, las dos sustancias más difíciles de abandonar.

"El potencial mortal del síndrome de abstinencia del alcohol en bebedores graves es muy alto, por lo que los especialistas recomiendan el ingreso en el hospital", asegura la doctora Ferrer. "Dependiendo del caso, el síndrome más habitual de un alcohólico al rehabilitarse pasa por los temblores, los sudores, las pesadillas o la depresión. Sin embargo, en los casos más graves como puede ser el de esta chica, se puede llegar a sufrir convulsiones y el síndrome del 'delirium tremens', que se caracteriza por una afectación del sistema nervioso, delirios, alucinaciones -por ejemplo es muy común el pensar que hay bichos que te recorren el cuerpo- y, al final, el fracaso multiorgánico", comenta esta doctora.

¿Y qué se hace para llevar mejor todo esto? "Normalmente se suele ingresar al paciente en el hospital donde se seguirán diferentes estrategias dependiendo del caso", comenta Ferrer, que prosigue: "Cuando una persona bebe durante mucho tiempo grandes cantidades de alcohol, sus neuronas se adaptan a esta situación por lo que para desquitarse es habitual ingresarla en Medicina Interna, donde se irá reduciendo la dosis poco a poco en vez de quitarse de golpe y tratar los problemas de ansiedad o los síntomas producidos por el retiro del alcohol con las benzodiazepinas, familia a la que pertenece el Librium", explica.

"Mucha gente habla del proceso de abstinencia a drogas como la heroína o la cocaína que, evidentemente, también es difícil de superar, pero las respuestas físicas y psicológicas son mucho más intensas en el caso del alcohol, de eso no hay duda", finaliza esta especialista.

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