TAMBIÉN INFLUYEN FACTORES COMO MAL ESTADO NUTRICIONAL, OBESIDAD Y TABAQUISMO
El tratamiento en hepatopatía alcohólica se basa principalmente en conseguir la abstinencia del paciente
En la hepatopatía alcohólica existe una amplia variabilidad y, por tanto, es muy importante identificar el pronóstico de los pacientes. Para ello se dispone de índices pronósticos bien establecidos que permiten identificar a los enfermos de alto riesgo y los tratamientos específicos que necesitan.
S. Rego. Santander | 14/10/2011 00:00
A día de hoy, el tratamiento específico ha de ser la combinación de prednisona y nutrición enteral, suspendiendo el corticoide si en el plazo de una semana no se consiguiera una respuesta terapéutica positiva, aunque el éxito final dependerá de conseguir o no la abstinencia alcohólica.Así lo ha manifestado Ramón Planas, hepatólogo del Hospital Germans Trias i Pujol, de Barcelona. "El tratamiento siempre ha de ser la abstinencia alcohólica; corregir las deficiencias nutricionales y calóricas del paciente; tratar y prevenir las complicaciones derivadas de la hipertensión portal, y solamente en aquellos pacientes de alto riesgo iniciar el tratamiento con prednisona asociado a la nutrición enteral".
Según el especialista, es decisivo identificar a los pacientes que no responden al tratamiento corticoideo, "lo que se puede saber a los siete días si vemos que no ha descendido la bilirrubina. La alternativa es la pentoxifilina para los casos graves", ha agregado el digestólogo.José Antonio Pons, especialista del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, de Murcia, ha señalado que el 35 por ciento de las indicaciones de trasplante hepático lo son por hepatopatía alcohólica. "La supervivencia, en general, de los cirróticos por alcohol es igual que la de otros cirróticos ajenos a la bebida".
Indicación de transplante
Juan Manuel Pascasio, del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, piensa que la indicación de trasplante es polémica, porque habitualmente se pretende que el paciente esté seis meses sin beber. "El trasplante ha demostrado preliminarmente su utilidad en series de enfermos todavía pequeñas. Se ha visto una supervivencia del 70 por ciento a los dos años, frente a un grupo con las mismas características no sometido a un injerto, y en donde la supervivencia apenas ha sido del 20 por ciento", ha recalcado.
Según Joan Caballería, del Hospital Clinico de Barcelona, se empieza por el hígado graso o la fibrosis, hasta llegar a la cirrosis o el cáncer hepático, y la evolución es muy variable dependiendo de cada enfermo. "Lo que más influye negativamente es proseguir con la ingesta alcohólica, presentar un mal estado nutricional, y también la obesidad y el tabaquismo. Pero hay otros factores ambientales y genéticos que permiten describir asimismo la hepatopatía alcohólica".
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