Un "interruptor" molecular podría ser la causa de infertilidad o aborto
Madrid (20/10/2011) - E.P.
El hallazgo favorecería el desarrollo de nuevos anticonceptivos, además de abrir nuevas vías de investigación para el tratamiento de la infertilidad y del riesgo de aborto recurrente
) Científicos del Imperial College de Londres, en Reino Unido, han descubierto una enzima, llamada SGK1, que actúa como "interruptor" molecular en la mujer, aumentando el riesgo de infertilidad o aborto en función de los niveles de dicho compuesto, según los resultados de un estudio publicado en Nature Medicine.
Actualmente se estima que una de cada seis mujeres tiene dificultades para quedarse embarazadas y una de cada 100 de aquellas que buscan un hijo sufren abortos recurrentes, considerándose como tal la pérdida de tres o más embarazos consecutivos.
Para el estudio, los científicos analizaron muestras de tejidos del recubrimiento del útero donadas por un total de 106 mujeres que estaban siendo tratadas tanto por una infertilidad desconocida como por sufrir abortos recurrentes.
Los análisis mostraron que las mujeres con infertilidad, que llevaban intentando un embarazo desde hace más de dos años, presentaban niveles elevados de la enzima SGK1. Asimismo, en los úteros de las mujeres que habían sufrido aborto recurrente se encontraron niveles muy bajos de la misma enzima.
Para confirmar la importancia de este compuesto, los investigadores llevaron a cabo estudios con modelos experimentales y descubrieron que los niveles de SGK1 en el útero disminuyen durante el periodo en que pueden concebir.
Cuando los científicos implantaron copias adicionales del gen SGK1 en el recubrimiento del útero, las hembras en el modelo estudiado no pudieron quedarse embarazadas, una circunstancia que según los investigadores muestra que la disminución en los niveles de SGK1 es esencial para hacer que el útero sea receptivo al embrión.
Sin embargo, añaden, si durante el embarazo persisten los niveles bajos de SGK1, puede causar problemas diferentes. De hecho, cuando los científicos bloquearon el gen SGK1, no tuvieron problemas para quedarse embarazadas pero tuvieron crías más pequeñas y, durante el embarazo, mostraron indicios de sangrado, lo que sugiere que la carencia de esta enzima aumenta las probabilidades de aborto.
Según ha destacado el profesor JanBrosens, del Instituto de Biología Reproductiva y del Desarrollo del Imperial College, estos experimentos muestran que una pérdida temporal de SGK1 durante la ventana fértil es esencial para el embarazo.
No obstante, apunta este experto, las muestras de tejidos humanos revelan que las mujeres con niveles que permanecen altos tienen problemas para quedarse embarazadas, por lo que en un futuro se podría tratar el recubrimiento del útero lavándolo con medicamentos que bloqueen el SGK1 antes de que las mujeres sean sometidas a tratamientos de fertilidad.
Otra aplicación potencial sería que el incremento de los niveles de SGK1 podría ser un nuevo método anticonceptivo, agrega el científico.
Según añade el doctor MadhuriSalker, quien también trabajó en el estudio, se podrían tomar biopsias del recubrimiento del útero para identificar anomalías que pudieran conducir a un riesgo más alto de complicaciones en el embarazo, para comenzar a tratar a la paciente antes de que se quedase embarazada.
Ambos expertos señalan, sin embargo, que todavía será necesario llevar a cabo más estudios antes de poder llevar este hallazgo a la práctica.
Actualmente se estima que una de cada seis mujeres tiene dificultades para quedarse embarazadas y una de cada 100 de aquellas que buscan un hijo sufren abortos recurrentes, considerándose como tal la pérdida de tres o más embarazos consecutivos.
Para el estudio, los científicos analizaron muestras de tejidos del recubrimiento del útero donadas por un total de 106 mujeres que estaban siendo tratadas tanto por una infertilidad desconocida como por sufrir abortos recurrentes.
Los análisis mostraron que las mujeres con infertilidad, que llevaban intentando un embarazo desde hace más de dos años, presentaban niveles elevados de la enzima SGK1. Asimismo, en los úteros de las mujeres que habían sufrido aborto recurrente se encontraron niveles muy bajos de la misma enzima.
Para confirmar la importancia de este compuesto, los investigadores llevaron a cabo estudios con modelos experimentales y descubrieron que los niveles de SGK1 en el útero disminuyen durante el periodo en que pueden concebir.
Cuando los científicos implantaron copias adicionales del gen SGK1 en el recubrimiento del útero, las hembras en el modelo estudiado no pudieron quedarse embarazadas, una circunstancia que según los investigadores muestra que la disminución en los niveles de SGK1 es esencial para hacer que el útero sea receptivo al embrión.
Sin embargo, añaden, si durante el embarazo persisten los niveles bajos de SGK1, puede causar problemas diferentes. De hecho, cuando los científicos bloquearon el gen SGK1, no tuvieron problemas para quedarse embarazadas pero tuvieron crías más pequeñas y, durante el embarazo, mostraron indicios de sangrado, lo que sugiere que la carencia de esta enzima aumenta las probabilidades de aborto.
Según ha destacado el profesor JanBrosens, del Instituto de Biología Reproductiva y del Desarrollo del Imperial College, estos experimentos muestran que una pérdida temporal de SGK1 durante la ventana fértil es esencial para el embarazo.
No obstante, apunta este experto, las muestras de tejidos humanos revelan que las mujeres con niveles que permanecen altos tienen problemas para quedarse embarazadas, por lo que en un futuro se podría tratar el recubrimiento del útero lavándolo con medicamentos que bloqueen el SGK1 antes de que las mujeres sean sometidas a tratamientos de fertilidad.
Otra aplicación potencial sería que el incremento de los niveles de SGK1 podría ser un nuevo método anticonceptivo, agrega el científico.
Según añade el doctor MadhuriSalker, quien también trabajó en el estudio, se podrían tomar biopsias del recubrimiento del útero para identificar anomalías que pudieran conducir a un riesgo más alto de complicaciones en el embarazo, para comenzar a tratar a la paciente antes de que se quedase embarazada.
Ambos expertos señalan, sin embargo, que todavía será necesario llevar a cabo más estudios antes de poder llevar este hallazgo a la práctica.
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