la perspectiva sobre la enfermedad cambia
El reto del trastorno límite de personalidad
El trastorno límite de la personalidad (TLP) es uno de los grandes retos de la psiquiatría actual por su elevada, y creciente, prevalencia y por las numerosas preguntas sin respuesta en torno a su etiología. Estigmatizado hasta hace poco como un trastorno no modificable, recientes investigaciones muestran elevadas tasas de remisión clínica, aunque persisten graves dificultades psicosociales. Se investigan varias opciones terapéuticas, como el uso de oxitocina, pero por ahora el principal avance se ha dado en psicoterapia.
José A. Rodríguez. Barcelona | 03/10/2012 00:00
Las autolesiones e intentos de suicidio son frecuentes en los afectados por el TLP. (Rafa M. Marín)
La búsqueda de los posibles genes implicados, la influencia de la relación con la madre en los primeros meses de vida, las anomalías en el sistema de regulación emocional… La investigación en el campo del trastorno límite de la personalidad (TLP) tiene varios frentes abiertos. Todos ellos con el objetivo de acorralar a los factores biológicos y psicológicos que están detrás de un problema que afecta a aproximadamente el 6 por ciento de la población y que se caracteriza por la impulsividad, la inestabilidad en las relaciones personales, las autolesiones, el sentimiento crónico de vacío y los frecuentes intentos de suicidio, entre otros síntomas.
Lo que se está viendo, explica Juan Carlos Pascual, adjunto de Psiquiatría de la Unidad de TLP del Hospital de San Pablo, de Barcelona, "es que la evolución es mejor de la que creíamos. Pero hay que tener en cuenta que ese mismo estudio señala que, a pesar de la remisión clínica, la adaptatibilidad social es mala". Es decir, muchas personas siguen sufriendo en su vida cotidiana, ya que no trabajan, no pueden mantener una relación de pareja y dependen de los demás.
- Se trata de un trastorno que genera un gran sufrimiento a afectados y su entorno y que hasta hace poco se consideraba no modificable
Factores causales
Por eso, los investigadores siguen rastreando los factores biológicos y psicológicos que están detrás de la personalidad límite. Aunque todavía no hay una tesis sistematizada sobre los factores biológicos, las principales novedades "demuestran el papel de anomalías en los sistemas de regulación emocional", indica José Luis Carrasco, director de la Unidad de TLP del Hospital Universitario Clínico San Carlos, de Madrid.
"Es decir, la implicación de áreas de conexión entre la amígdala cerebral, algunas partes del sistema límbico, en particular el córtex cingulado anterior, y las conexiones de éste con el área prefrontal; estas áreas se modulan entre ellas". Y todo esto puede correlacionarse con la clínica de desregulación afectiva de estos pacientes. "Las técnicas de neuroimagen muestran que ante la activación emocional del cerebro baja la activación del área prefrontal, que está relacionada con el procesamiento de la información emocional. Y también se está viendo, en el área bioquímica, que existen factores inflamatorios relacionados con el estrés". Menos resultados ofrecen las líneas de investigación centradas en los factores genéticos. "Hay muchos genes candidatos, y ningún trastorno mental es monogénico, sino que todos son poligénicos".
- El 94 por ciento de los pacientes afectados están siendo medicados; se emplean principalmente antipsicóticos atípicos y eutimizantes
Sin farmacos específicos
En cuanto a los tratamientos, no hay fármacos específicos para este trastorno. "Pero el 94 por ciento de los pacientes están medicados. En la actualidad, se emplan antipsicóticos atípicos y eutimizantes", señala Pascual. Esos fármacos ayudan sobre todo a reducir la impulsividad pero no en los problemas con las relaciones interpersonales. Precisamente se está investigando con la oxitocina como posible tratamiento para mejorar las relaciones personales. Pero, como señala Marc Ferrer, coordinador del programa de TLP del Hospital Universitario del Valle de Hebrón, de Barcelona, "los resultados son contradictorios. También se trabaja en cómo estabilizar el sistema glutamatérgico, para reducir la impulsividad. Además, como estos pacientes tienen más tolerancia al dolor, quizás las autolesiones sean como una adicción. Así que se está investigando en el sistema opioide".
A juicio de Rubio, los principales avances en tratamientos en los últimos años "se han producido en el terreno de la psicoterapia", y destaca la aparición de tres terapias específicas para el trastorno límite: "La dialéctica conductual, focalizada en la autolisis; la terapia de Otto Kernberg, de base psicodinámica pero dirigida al funcionamiento infantil del paciente; y la terapia de mentalización, enfocada a que el paciente asuma sus limitaciones. Todas se centran en trabajar el aquí y ahora, controlar la impulsividad y mejorar las relaciones interpersonales".
¿Varias enfermedades?
El grupo de investigación de Marc Ferrer publicó un trabajo en el año 2010 en Journal of Personality Disorders en el que definía un subtipo más impulsivo de este trastorno, con más problemas con drogas y tendencia sucida, que, además, se presenta con trastorno por déficit de atención e hiperactividad. "El problema es que se trata de un trastorno muy heterogéneo", explica Ferrer. "Hay distintos subtipos, unos más impulsivos, otros más inestables, y otros con más problemas en las relaciones interpersonales. Quizás, incluso, podemos estar hablando no de una sino de distintas enfermedades".
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