Identifican el área del cerebro que nos hace humanos
Día 28/01/2014 - 17.50h
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Según la investigación, no la compartimos con otros primates y está relacionada con capacidades típicamente humanas como la planificación y la toma de decisiones
MIKEL CASAL
Al parecer, nos diferenciamos de los chimpancés, nuestros parientes no humanos más próximos, en un porcentaje muy pequeño de nuestro genoma. Aunque parece que esas diferencias aumentan si se echa una mirada más detenida y podrían ser incluso diez veces mayores de lo que se creía en un principio. En cualquier caso, lo que nos diferencia deberá estar en el cerebro. Y dentro de este, en la corteza, la parte más evolucionada del cerebro, como explicaba el neurocientífico Antonio Damasio en una entrevista a ABC. Y precisando más aún, resaltaba, en cómo las distintas zonas de la corteza se conectan entre sí y con otras regiones del cerebro.
Y en esta dirección van los hallazgo de un estudio de la Universidad de Oxford publicado en la revista Neuron que ha comparado mediante imágenes de resonancia magnética en 25 monos macaco y 25 humanos doce áreas la corteza frontal ventrolateral. Esta zona del cerebro sólo está presente en los humanos y otros primates y se ha relacionado también con procesos considerados típicamente humanos como el lenguaje, la flexibilidad cognitiva -que nos permite adaptarnos a un entorno cambiante-, y a la toma de decisiones.
Para sorpresa de los investigadores, once de esas áreas eran muy parecidas en ambas especies, con una sorprendente similitud en la organización de las regiones del cerebro que controlan el lenguaje y los procesos de pensamiento complejos en los seres humanos y los monos.
Estas coincidencias, sugieren, según los autores, que algunos rasgos cognitivos exclusivamente humanos pueden depender de una estructura neural conservada evolutivamente que inicialmente servía para otras funciones. Esto está en la línea de observado ampliamente en la naturaleza: la adaptación de estructuras ya existentes y que funcionan bien frente a la creación de otras nuevas de la nada.
Los investigadores también observaron algunas diferencias clave entre los monos y los seres humanos. Estas discrepancias estaban precisamente en cómo las diferentes zonas de la corteza frontal ventrolateral se conectan, y por tanto interactúan, con las áreas del cerebro involucradas con la audición. En los humanos la corteza prefrontal estaba mejor conectada con las áreas auditivas y los investigadores sugieren que esto puede ser crucial para nuestra capacidad de entender y generar el lenguaje. Además, podría explicar también por qué los monos son poco hábiles en algunas tareas auditivas y podría sugerir que los humanos usamos la información auditiva de una manera diferente a los monos: «en la toma decisiones y la selección de planes de acción», explica Franz-Xavert Neubert, primer firmante del artículo.
Curiosamente, algunas de estas regiones que se ha visto que son similares en los seres humanos y los monos se cree que juegan un papel importante en los trastornos psiquiátricos como la hiperactividad con déficit de atención, el trastorno obsesivo-compulsivo y el abuso de sustancias.
Diferencias
Otra sorprensa: Sólo una de las doce regiones comparadas parece ser exclusivamente humana, sin equivalente en el cerebro de los macacos: el polo frontal lateral. Esta área tiene que ver con la planificación estratégica, la toma de decisiones, y la capacidad de multitarea, en la que se supone que los humanos somos especialmente hábiles. «Se acepta que hacer planes para el futuro, ser flexibles en nuestra forma de pensar y encarar las tareas diarias y la capacidad de aprender de otros son cualidades superiores típicas de los seres humanos. Hemos identificado un área del cerebro que parece ser exclusivo de los humanos y es probable que tenga algo que ver con estas habilidades cognitivas», destaca el investigador que lidera el trabajo, Matthew Rushworth del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford.
Conexiones distintas
Como predecía Damasio en su entrevista a ABC, los investigadores de Oxford también observaron que las conexiones entre las áreas estudiadas eran diferentes en humanos y macacos. «El cerebro es un mosaico de áreas interrelacionadas. Queríamos mirar a esta importante zona de la parte frontal del cerebro y ver cuántas baldosas hay cómo se colocan en ese mosaico», explica Rushworth.
«También nos fijamos en las conexiones de cada pieza del mosaico, es decir, la forma en que se conectan al resto del cerebro. La forma en que se realizan esas conexiones determina la información que puede llegar a esa parte del cerebro y la influencia que cada parte puede tener en otras regiones», concluye Rushworth.
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