miércoles, 29 de enero de 2014

Herpes zóster, el huésped más indeseable - ABC.es

Herpes zóster, el huésped más indeseable - ABC.es



Herpes zóster, el huésped más 

indeseable

DÍA 29/01/2014 - 11.10H

Una de 4 personas desarrollará un herpes zóster durante su vida, y el principal factor de riesgo es la edad: a partir de los 50 años hay 

que prestar atención a los síntomas, dicen los expertos





Herpes zóster, el huésped más indeseable



Como un huésped no deseado que nunca termina de marcharse. Así se comporta el virus de la varicela-zóster, el causante de la varicela, en nuestro organismo. El virus, una vez que se ha pasado la varicela –se calcula que el 95% de los europeos la ha pasado durante la infancia- no es eliminado, sino que permanece latente en nuestro organismo, explica Ramón Cisterna, del Hospital de Basurto, en Vizcaya. «El virus nunca desaparece», apunta José Luis Cañada, del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas y Vacunación de Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Y el problema viene a medida que envejecemos, o mejor dicho, que nuestro sistema inmune se va deteriorando. Es en ese momento, explica Cañada, cuando el virus «puede reactivarse y causar la enfermedad del herpes zóster». De hecho, según los expertos, se calcula que en España «una de 4 personas desarrollará un herpes zóster durante su vida», confirma Cisterna.
Y la edad es el principal factor de riesgo. De hecho, apunta Cañada, «el único factor de riesgo claro para el desarrollo del herpes zóster es la edad, y ese riesgo se incrementa a medida que se van cumpliendo años y el sistema inmunológico se deteriora». Otro factor de riesgo, «más bien desencadenante», señala Cañada, es el estrés.
Sin embargo no se trata de que todas las personas mayores de 50 años vayan a desarrollar herpes zóster. La enfermedad será frecuente en aquellos con esta edad o mayores que tengan su sistema inmunológico debilitado, matiza Cañada. Y sus complicaciones más graves, como el dolor, tampoco las sufrirán todos los afectados: algunos estudios cifran que el 50% de las personas con la enfermedad tendrán complicaciones, como la neuralgia post-herpética (NPH). «Se trata de un dolor neurálgico persistente en el área de la erupción cutánea, incluso cuando ésta ha desaparecido, debido al daño de un nervio causado por el virus cuando avanza hacia la piel», explica Cañada. Otra complicación, aunque menos frecuente (afecta entre el 10-25% de los pacientes), es el herpes oftálmico que puede provocar unas secuelas gravísimas como la ceguera.
Sin embargo los expertos subrayan la necesidad de identificar correctamente a estos pacientes. No hay que olvidar, explica Pedro Cañones, Secretario General de laSociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), que algunas complicaciones, como el NPH, son muy invalidantes. «Este dolor neuropático por irritación directa del nervio se asemeja mucho a al que produce la corriente eléctrica, como si fuera una descarga. Por desgracia es muy frecuente e invalidante y afecta enormemente a la calidad de vida del paciente». En una escala de dolor, detalla, cuando el dolor es agudo éste supera al «dolor del parto», mientras que cuando el dolor es crónico, es comparable con la «fibromialgia».
Por eso, el impacto en la calidad de vida es absoluto porque los dolores derivados del HZ son dolores lancinantes, de aparición caprichosa que no están relacionados con ningún fenómeno como puede ser el movimiento. «Interfiere el sueño, la realización de actividades diarias, y, por tanto, el impacto que tiene sobre la calidad de vida es tremendo», añade Cañones.
Un diagnóstico erróneo y tardío compromete el tratamiento posterior: «el tratamiento con antivíricos no es eficaz pasadas las 72 horas», apunta Cañada. Transcurrido ese tiempo quedan pocas opciones, por lo que resulta vital saber reconocer la infección. Así, los principales síntomas iniciales son el dolor de cabeza, el cansancio y una sensación de malestar general. A continuación, señalan los expertos, aparece en la piel una zona dolorosa que produce una sensación ardiente o punzante con escozor y prurito que suele localizarse en el tronco, el cuello, la cara o el ojo. En pocos días dicha zona dolorosa se convierte en erupción cutánea con ampollas que acaban, finalmente, en costras que cicatrizan. La mayoría de las personas se recuperan en un plazo de 2 a 4 semanas, pero en algunos casos el HZ puede provocar complicaciones.
Para mejorar el diagnóstico y el tratamiento del herpes zóster 11 Sociedades Científicas han colaborado en la elaboración del primerDocumento de Consenso sobre prevención de Herpes Zóster (HZ) y Neuralgia Post-Herpética (NPH), coordinado por Cisterna. En dicho documento se destaca el papel de la vacunación como medida de prevenir la enfermedad, especialmente porque a lo largo de 2014 habrá una vacuna disponible en España.
«Se trata de una vacuna efectiva y segura que impide que el virus que ya tenemos en nuestro organismo se reactive. Nos refuerza la inmunidad», apunta Cisterna, quien señala que estaría recomendada a partir de los 50 años. De uso ya en algunos países, EE.UU., Gran Bretaña o Suecia, y con diferentes indicaciones de edad –a partir de los 60, 65 o 70 años-, sin embargo en el documento de consenso se plantean algunas cuestiones a considerar: «… la influencia de la vacuna frente a la varicela en la epidemiología del herpes zóster, la duración de la protección e indicaciones de revacunación, análisis coste-eficacia y la eficacia de la vacuna en pacientes de mayor riesgo».
En el citado informe también se han identificado los grupos de población en los que la vacuna se debería administrar de forma prioritaria -pacientes con diabetes, con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), con depresión mayor, etc.- Y, en cuanto a la edad, reconoce que «aunque la vacuna está indicada a partir de los 50 años, se considera recomendable la vacunación frente a herpes zóster de adultos a partir de los 60 años».

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