La actividad física ayuda a los adultos de mayor edad a mantener la movilidad
Los adultos de mayor edad que pierden la capacidad de andar sin ayuda tienen un riesgo mayor de sufrir enfermedades y hospitalizaciones, así como de perder su independencia y la capacidad de vivir por su cuenta
Importancia En los adultos de mayor edad, la movilidad reducida es frecuente y es un factor de riesgo independiente de la morbilidad, la hospitalización, la discapacidad y la mortalidad. Datos limitados indican que la actividad física puede ayudar a prevenir la discapacidad de movilidad. Sin embargo, no existen ensayos clínicos definitivos que examinen si la actividad física previene o retrasa la discapacidad de movilidad.
Objetivo Probar la hipótesis de que un programa de actividad física estructurada a largo plazo es más eficaz que un programa de educación sanitaria (también llamado programa de envejecimiento satisfactorio) en la reducción del riesgo de discapacidad grave de movilidad.
Diseño, marco y participantes El estudio de intervenciones en el estilo de vida e independencia en ancianos (Lifestyle Interventions and Independence for Elders, LIFE) fue un estudio aleatorizado y multicéntrico que inscribió a participantes entre febrero de 2010 y diciembre de 2011 que participaron durante un promedio de 2,6 años. El seguimiento finalizó en diciembre de 2013. La asignación de la intervención estaba enmascarada para los evaluadores de resultados. Se reclutaron participantes de comunidades urbanas, suburbanas y rurales procedentes de 8 centros de Estados Unidos. Se asignó aleatoriamente a una muestra de voluntarios consistente en 1635 hombres y mujeres sedentarios, con edades comprendidas entre 70 y 89 años y con limitaciones físicas definidas por una puntuación de 9 o menos en la serie corta de rendimiento físico, pero capaces de andar 400 m.
Intervenciones Se asignó aleatoriamente a los participantes o bien a un programa de actividad física estructurada de intensidad moderada (n = 818) llevado a cabo en un centro (dos veces por semana) y en el domicilio (3-4 veces por semana), que incluía actividades de entrenamiento aeróbico, de resistencia y de flexibilidad, o bien a un programa de educación sanitaria (n = 817) consistente en talleres centrados en temas de interés para los adultos de mayor edad y en ejercicios de estiramiento de las extremidades.
Mediciones y resultados principales El resultado principal fue la discapacidad grave de movilidad, definida objetivamente por la pérdida de la capacidad de andar 400 m.
Resultados La discapacidad grave de movilidad incidente ocurrió en el 30,1 % (246 participantes) del grupo de actividad física y en el 35,5 % (290 participantes) del grupo de educación sanitaria (cociente de riesgos [CR], 0,82 [IC 95 %, 0,69-0,98], P = 0,03).
Se experimentó discapacidad de movilidad persistente en 120 participantes (14,7 %) del grupo de actividad física y en 162 participantes (19,8 %) del grupo de educación sanitaria (CR, 0,72 [IC 95 %, 0,57-0,91]; P = 0,006). Se notificaron acontecimientos adversos graves en 404 participantes (49,4 %) del grupo de actividad física y en 373 participantes (45,7 %) del grupo de educación sanitaria (cociente de riesgos, 1,08 [IC 95 %, 0,98-1,20]).
Conclusiones y relevancia Un programa de actividad física estructurada de intensidad moderada, en comparación con un programa de educación sanitaria, redujo la discapacidad grave de movilidad durante 2,6 años entre los adultos de mayor edad en riesgo de discapacidad. Estos datos indican beneficios en la movilidad a partir de un programa de este tipo en adultos de mayor edad vulnerables.
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