lunes, 30 de junio de 2014

Un 'locus' del cromosoma 2 se asocia a radiotoxicidad en próstata - DiarioMedico.com

Un 'locus' del cromosoma 2 se asocia a radiotoxicidad en próstata - DiarioMedico.com





TOXICIDAD TARDÍA

Un 'locus' del cromosoma 2 se asocia a radiotoxicidad en próstata

Los portadores de TANC1 tienen 6 veces más riesgo de toxicidad tardía. El hallazgo ayudará al desarrollo de modelos para personalizar la terapia.
María R. Lagoa. Vigo | dmredaccion@diariomedico.com   |  30/06/2014 00:00
  
Sentadas: Ana Carballo y Ana Vega. De pie: Ramón Lobato, Begoña Taboada, Paula Peleteiro, Laura Fachal, Patricia Calvo y Antonio Gómez.
El equipo de investigación gallego: de izda. a dcha, sentadas: Ana Carballo y Ana Vega. De pie: Ramón Lobato, Begoña Taboada, Paula Peleteiro, Laura Fachal, Patricia Calvo y Antonio Gómez. (SERGAS)
Una zona del cromosoma 2 está asociada con la toxicidad experimentada por los pacientes con cáncer de próstata sometidos a radioterapia. Concretamente, los portadores del gen TANC1 tienen aproximadamente seis veces más riesgo de desarrollar toxicidades tardías. Son las conclusiones de un estudio internacional, financiado por el Instituto de Salud Carlos III y fondos Feder, publicado ayer en Nature Genetics y cuya primera autora es Laura Fachal. Es la primera vez que se vincula elTANC1 con la toxicidad radioinducida.
"Este descubrimiento constituye uno de los primeros pasos en la creación de modelos de predicción basados en el perfil genético del paciente, que podrán usarse para personalizar el tratamiento radioterápico, optimizando el control tumoral y minimizando el desarrollo de toxicidad", señala la genetista de la Fundación Genómica de Galicia e investigadora del Instituto de Investigación de Santiago, Ana Vega, que ha liderado el equipo español encargado de la dirección del estudio.
En declaraciones a Diario Médico, Vega ha avanzado que ahora el grupo estudia si la toxicidad está vinculada sólo al cáncer de próstata o también a otros tumores, concretamente de pulmón y cabeza y cuello. También quiere comprobar si existe una asociación con una toxicidad concreta.
Aunque en los últimos años se han producido mejoras tecnológicas sustanciales que han permitido una irradiación del tumor más precisa, es inevitable que el tejido sano reciba parte de la radiación. Esta exposición a menudo deriva en el desarrollo de toxicidades meses e incluso años después de finalizar el tratamiento, lo que compromete la función de órganos y afecta a la calidad de vida de los pacientes. Dado el alto porcentaje de curación de los tumores de próstata, la calidad de vida de los supervivientes adquiere extrema relevancia. En estos tumores, el 40 por ciento de los pacientes sometidos a radioterapia sufren toxicidades agudas durante el tratamiento y entre el 8 y 10 por ciento tienen toxicidades tardías, fundamentalmente genitourinarias y gastrointestinales.
Respuesta
Por otra parte, desde hace muchos años se sabe que existen factores genéticos implicados en la variación de la respuesta que experimentan las personas que reciben dosis similares de radiación. Con el fin de identificar los genes y las rutas implicadas en la toxicidad producida por la radioterapia, ha irrumpido una nueva línea de investigación: la radiogenómica.
En el estudio se incluyó a 741 pacientes con cáncer de próstata del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS). Los resultados fueron validados por otras dos cohortes de 633 pacientes del Reino Unido y 368 de Estados Unidos. Se identificó así la región del cromosoma 2 asociada a la toxicidad, que incluye el genTANC1.
"Un paciente portador de la variante de ADN identificada tiene aproximadamente seis veces más riesgo de desarrollar toxicidad que un paciente que no porta la variante", explica Ana Vega. TANC1 está implicado en la reparación de las células musculares dañadas, lo que sugiere que el mecanismo biológico por el que se asocia con la toxicidad a la radiación se debe a su potencial papel en la regeneración del daño radioinducido en el tejido muscular.
La idea es hacer modelos de predicción para estratificar a los pacientes de acuerdo a su riesgo, y de esa manera establecer grupos que podrán ser tratados con un protocolo específico adaptado a su perfil.

Aplicaciones prácticas del descubrimiento

"Aquellos individuos con alto riesgo de desarrollar toxicidad podrían experimentar mejor respuesta con una radioterapia más localizada, o con tratamientos que no incluyan la radiación, como son la cirugía o la quimioterapia, mientras que para la mayoría de los pacientes, que presentan bajo riesgo de toxicidad, podrían establecerse protocolos con mayores dosis de radiación, con la intención de mejorar las tasas de curación sin aumentar la toxicidad", comenta Ana Vega, quien considera que el conocimiento adquirido con estos hallazgos abrirá el camino a nuevas estrategias de intervención farmacológica frente a los efectos secundarios producidos por la radiación.

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