SE DESCIFRAN DIFERENCIAS BIOLÓGICAS EN UN MISMO TUMOR
Terapia personalizada, estrategia aún lejana en tumores cerebrales
Ofrecer respuestas satisfactorias a pacientes con tumores cerebrales, primarios o secundarios, sigue siendo, no sólo un reto, sino una auténtica necesidad clínica actual.
Raquel Serrano. Madrid | 10/04/2017 00:00
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Manuel Valiente, Ricardo Soffietti y Massimo Squatrito, en el CNIO. (José Luis Pindado)
- El desarrollo de fármacos o terapias selectivas se ve obstaculizada porque el entendimiento de la biología de las distintas alteraciones es aún muy limitada
Ofrecer respuestas satisfactorias a pacientes con tumores cerebrales, primarios o secundarios, sigue siendo, no sólo un reto, sino una auténtica necesidad clínica actual. Sólo el avance conjunto en la triada investigación vanguardista, mejoras en el manejo clínico y desarrollo de nuevos fármacos y ensayos clínicos haría que estos tumores dejaran de ser unos de los de mayor morbimortalidad mundial. Profesionales de ambos lados, básico y clínico, coinciden en las consideraciones de Manuel Valiente, jefe del Grupo de Metástasis Cerebrales del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid, que ha reunido en el centro a algunos de los líderes mundiales de la neurooncología en un congreso organizado por el CNIO y Obra Social La Caixa.
Iniciar nuevas vías
Massimo Squatrito, jefe del Grupo de Tumores Cerebrales Fundación Seve Ballesteros del CNIO, señala que uno de los esfuerzos actuales más importantes se centra en descifrar las posibles diferencias biológicas que existen incluso en un mismo tumor. El interés no es meramente clínico, en cuanto a diferente progresión clínica y pronóstico, así como respuesta a tratamientos, sino que se trata de intentar comprender mejor su biología y, a partir de ahí, "iniciar nuevas maneras de mejorar el abordaje. Entender las etiquetas de cada tumor, en función de los genes alterados".
Entendimiento biológico
Las denominadas etiquetas son un nueva herramienta que, necesariamente, hdeben ser analizadas ahora en subgrupos -derivados del estudio molecular de tumores de miles de pacientes-, en los que ya empiezan también a diferenciarse subtipos tumorales.
"El reto es ver cómo podemos ser más eficaces guiándonos por esas herramientas moleculares que, quizás, diferencien unos de otros".
No obstante, ambos investigadores comparten la idea de que "desgraciadamente, el escaso entendimiento de la biología tumoral de las múltiples alteraciones está dificultando el desarrollo de fármacos selectivos que realmente funcionen".
Patrón terapéutico único
La incidencia de los tumores primarios cerebrales, como gliomas o glioblastomas, está estabilizada, con una excepción: la del linfoma primario cerebral, en el que parece haber un repunte y cuya explicación, aún no concretada, no radica en el progresivo envejecimiento de la población, como ocurriría con gliomas y glioblastomas. Uno de los denominadores comúnes en tumores cerebrales ha sido la existencia de un patrón, casi único, terapéutico en los últimos diez años -temozolomida y radioterapia-, por lo que hablar en este ámbito de una terapia personalizada sigue siendo, a día de hoy, un aspecto muy complejo. Nuevas terapias, como la basada en campos eléctricos, han evidenciado su beneficio, pero "todavía no se conocen bien las bases de su funcionamiento positivo, por lo que siempre hay que ir con precaución", indica Squatrito.
Frentes variados
El completo entendimiento de las alteraciones genéticas de cada uno de los tumores podría ser, según Ricardo Soffietti, jefe del Departamento de Neurooncología de la Universidad de Turín (Italia) y presidente de la Asociación Europea de Neurooncología, la clave para descubrir tratamientos específicos. El problema es que "no se observa una sola alteración genética, son múltiples, por lo que va a ser difícil que una sola droga sea capaz de resolver la enfermedad. Se precisarán asociaciones terapéuticas".
Sin embargo, el profesor italiano recalca que ya existen marcadores moleculares de respuesta, hecho que, potencialmente permite a los clínicos predecir tipos de respuesta. "Se conocen otras muchas alteraciones moleculares, pero aún desconociendo su valor exacto, establece grupos de mejor o peor pronóstico y, por tanto, uso de las terapias de forma más o menos agresiva".
Massimo Squatrito, jefe del Grupo de Tumores Cerebrales Fundación Seve Ballesteros del CNIO, señala que uno de los esfuerzos actuales más importantes se centra en descifrar las posibles diferencias biológicas que existen incluso en un mismo tumor. El interés no es meramente clínico, en cuanto a diferente progresión clínica y pronóstico, así como respuesta a tratamientos, sino que se trata de intentar comprender mejor su biología y, a partir de ahí, "iniciar nuevas maneras de mejorar el abordaje. Entender las etiquetas de cada tumor, en función de los genes alterados".
Entendimiento biológico
Las denominadas etiquetas son un nueva herramienta que, necesariamente, hdeben ser analizadas ahora en subgrupos -derivados del estudio molecular de tumores de miles de pacientes-, en los que ya empiezan también a diferenciarse subtipos tumorales.
"El reto es ver cómo podemos ser más eficaces guiándonos por esas herramientas moleculares que, quizás, diferencien unos de otros".
No obstante, ambos investigadores comparten la idea de que "desgraciadamente, el escaso entendimiento de la biología tumoral de las múltiples alteraciones está dificultando el desarrollo de fármacos selectivos que realmente funcionen".
Patrón terapéutico único
La incidencia de los tumores primarios cerebrales, como gliomas o glioblastomas, está estabilizada, con una excepción: la del linfoma primario cerebral, en el que parece haber un repunte y cuya explicación, aún no concretada, no radica en el progresivo envejecimiento de la población, como ocurriría con gliomas y glioblastomas. Uno de los denominadores comúnes en tumores cerebrales ha sido la existencia de un patrón, casi único, terapéutico en los últimos diez años -temozolomida y radioterapia-, por lo que hablar en este ámbito de una terapia personalizada sigue siendo, a día de hoy, un aspecto muy complejo. Nuevas terapias, como la basada en campos eléctricos, han evidenciado su beneficio, pero "todavía no se conocen bien las bases de su funcionamiento positivo, por lo que siempre hay que ir con precaución", indica Squatrito.
Frentes variados
El completo entendimiento de las alteraciones genéticas de cada uno de los tumores podría ser, según Ricardo Soffietti, jefe del Departamento de Neurooncología de la Universidad de Turín (Italia) y presidente de la Asociación Europea de Neurooncología, la clave para descubrir tratamientos específicos. El problema es que "no se observa una sola alteración genética, son múltiples, por lo que va a ser difícil que una sola droga sea capaz de resolver la enfermedad. Se precisarán asociaciones terapéuticas".
Sin embargo, el profesor italiano recalca que ya existen marcadores moleculares de respuesta, hecho que, potencialmente permite a los clínicos predecir tipos de respuesta. "Se conocen otras muchas alteraciones moleculares, pero aún desconociendo su valor exacto, establece grupos de mejor o peor pronóstico y, por tanto, uso de las terapias de forma más o menos agresiva".
La inmunoterapia a escena
Los tumores cerebrales no podían escapar al incesante influjo de la inmunoterapia en oncología. Massimo Squatrito explica que hay ensayos "con cierta evidencia de beneficios en alrededor de tres pacientes, aunque todavía estamos muy lejos de una aplicación a corto plazo. Se desconoce el por qué de su funcionamiento en estos casos". Soffietti recalca además que en los glioblastomas, por ejemplo, hay más limitaciones de estimular el sistema inmune".
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