EN RATONES
Una proteína de sangre de cordón se asocia a efectos rejuvenecedores
La proteína TIMP-2 mejora la función cognitiva en ratones añosos en un experimento que se publica en Nature y que sugiere una nueva diana terapéutica.
Redacción. Madrid | 19/04/2017 19:00
Tony Wyss-Coray, profesor de Neurología en la Universidad de Stanford. (José Luis Pindado)
La sangre del cordón umbilical humana podría tener un efecto rejuvenecedor en la función cognitiva, según se desprende de un experimento con ratones, en los que mejoraron su capacidad de aprendizaje y memoria. El estudio forma parte de la línea de investigación de Tony Wyss-Coray, profesor de Neurología en la Universidad de Stanford, que indaga en el efecto rejuvenecedor de la sangre.
En este nuevo estudio, que se publica en Nature, los investigadores han identificado una proteína, el inhibidor tisular de metaloproteinasas tipo 2 (TIMP-2), cuya presencia es alta en la sangre del cordón umbilical humano, pero que decrece con la edad, que obtuvo el mismo efecto positivo cuando se inyectaba en los animales. Este hallazgo podría conducir a nuevos tratamientos para el declive cognitivo senil.
Una vez inyectada la proteína en los ratones añosos, se observó una mejora en las pruebas de aprendizaje, memoria y plasticidad sináptica. Estos datos sugieren a los autores del trabajo que los factores sistémicos presentes en los primeros años de vida podrían contribuir a revitalizar el tejido envejecido, y que TIMP-2, o células implicadas en la producción de esa proteína, podrían ser útiles como dianas terapéuticas.
"Los neurocientíficos lo han ignorado y siguen ignorándolo, pero para mí es notable que algo en la sangre pueda influir en la forma de pensar", dice Tony Wyss-Coray, director de este estudio, cuyo primer autor es Joseph Castellano, también de la mencionada universidad californiana.
Para distinguir los efectos de la sangre humana vieja, joven y "más joven" en la función del hipocampo, los investigadores usaron ratones de laboratorio con deficiencia inmune que podrían recibir inyecciones repetidas de plasma humano sin experimentar reacciones inmunológicas adversas. Los experimentos llevados a cabo antes de inyectar plasma humano en los ratones mostraron que, al igual que otros animales inmunocompetentes, la actividad del hipocampo, así como su capacidad regenerativa decayó con los años y, de hecho, un poco más rápido.
Cuando los ratones más añosos recibieron plasma humano de sangre del cordón umbilical cada cuatro días durante dos semanas, muchas medidas de la función del hipocampo mejoraron notablemente. Por otro lado, el plasma de personas mayores no ayudó en absoluto, mientras que el plasma de adultos jóvenes indujo un efecto intermedio.
De aquí dedujeron que había algo en la sangre del cordón umbilical que rejuvenecía a los ratones añosos. Para averiguar qué, Wyss-Coray y sus colegas midieron los niveles de proteína plasmática en humanos y ratones de diferentes grupos de edad, y así dieron con TIMP2.
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