ENFERMEDADES RARAS INFANTILES
La genética, punto de encuentro en patologías de base linfática
Los estudios moleculares empiezan a perfilar subgrupos de pacientes con anomalías vasculares de base linfática, lo que favorece al diagnóstico precoz y al abordaje específico.
Raquel Serrano. Madrid | raquelserrano@diariomedico.com | 03/07/2017 00:00
Hace cinco años, DIARIO MÉDICO era testigo directo de la puesta en marcha de la Unidad de Anomalías Congénitas Vasculares en el Hospital La Paz de Madrid, donde un pequeño paciente procedente de Francia, afectado por el síndrome de Gorham, era atendido por Juan Carlos López Gutiérrez, momento que quedó plasmado en esta imagen. Convertida en unidad de referencia internacional para esta enfermedad desde entonces, cuando acumulaba una experiencia clínica de 70 casos, acoge a pacientes de Francia, Italia, Bélgica, Finlandia, México, Chile y Argelia, entre otros. Es la que más series clínicas acumula, junto con el Hospital Infantil de Boston, en Estados Unidos. (Mauricio Scrycky)
Cada vez existen más y nuevas evidencias de la interrelación entre anomalías vasculares genéticas y ciertos síndromes de sobrecrecimiento, como ocurre en el caso del Clapo, o en los que las proliferaciones incontroladas de vasos linfáticos conducen al síndrome de Gorham que, en último extremo, puede producir osteólisis, con desaparición completa, en cualquier parte del esqueleto. Se trata, en cualquier caso, de enfermedades catalogadas como raras o infrecuentes de un complejo diagnóstico y pronóstico, carentes de tratamiento resolutivo para la mayor parte de los síndromes y cuyas manifestaciones clínicas pueden llegar a ser devastadoras en los afectados, niños en su inmensa mayoría.
Una vez más, la unión de los esfuerzos de los profesionales y de los que investigan a pie de laboratorio es la llave que está empezando a abrir las puertas del origen de algunas de estas anomalías linfáticas complejas con el descubrimiento de los genes alterados, de su comportamiento, de su evolución y, de cara al futuro, de sus abordajes farmacológicos específicos.
En el Hospital La Paz, de Madrid, la Unidad de Anomalías Vasculares Congénitas que dirige Juan Carlos López Gutiérrez en el Departamento de Cirugía Pediátrica, se convirtió en centro de referencia internacional para niños con Gorham y trastornos linfáticos difusos cuando empezó su andadura, hace ya casi seis años, y posteriormente, centro de referencia para España y Europa de anomalías linfáticas complejas. Pero en la unidad hay sitio para el abordaje de otros múltiples síndromes (el Clapo, el de Sotos, el de Beckwith-Wiedemann, el de Simpson-Golabi-Behmel, el de Weaver y el de Proteus, todos ellos de sobrecrecimiento y en los que también están presentes anomalías vasculares), ya que conjuga las aportaciones de la investigación básica que pone a su disposición el equipo de Genética de Anomalías Vasculares del Instituto de Genética Médica y Molecular (Ingemm) de La Paz, que coordina Pablo Lapunzina, quien también coordina el Registro Español de Síndromes de Sobrecrecimiento y es miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (CiberER).
Tejidos para tipificar
En estos momentos, y según explica a DM López Gutiérrez, la investigación genética es el centro de un proyecto para patologías linfáticas que afectan al hueso y a las vísceras, las denominadas GLA, y enfermedad de Gorham. “En estos años hemos recopilado tejidos de 120 pacientes de todo el mundo que han permitido establecer líneas celulares endoteliales y cultivos, entre otros, con el objetivo de tipificar concretamente cuál es el cambio celular que produce la destrucción ósea y la invasión visceral en pacientes con anomalías linfáticas”.
- Los análisis de tejidos de afectados han desvelado nuevos fenotipos, con base linfática central, pero con otros trastornos vasculares asociados
Gracias a este estudio evolutivo de las enfermedades linfáticas, los profesionales han podido establecer nuevos fenotipos, grupos de pacientes con características físicas comúnes, que tienen como base la afectación linfática, pero que no asocian en este casos trastornos viscerales y óseos, sino malformaciones capilares o venosas, otros trastornos vasculares combinados. En este grupo se encuentran los pacientes Clapo, descritos por el equipo multidisciplinar de La Paz en el American Journal of Genetics, y los que tienen Finca, un nuevo síndrome de sobrecrecimiento descrito en el número de julio de Pediatrics (ver noticia engatillada de la página anterior).
Los nuevos fenotipos que ofrecen los estudios clínicos y básicos permiten llevar a cabo mejores y más rápidos diagnósticos. “El Gorham era, básicamente, afectación ósea en un contexto de enfermedades linfáticas, pero hay pacientes con afectación visceral: pulmonar o abdominal, y más actualmente, combinación de malformación linfática con alteraciones capilares o venosas”.
Según Víctor Martínez González, de la Sección de Genética de Anomalías Vasculares del Ingemm, estos patrones repetitivos nos han ayudado a discernir diferentes grados de afectación. Así, por ejemplo, un niño que nace con una malformación capilar en el labio inferior o en la punta de los dedos, debe ser derivado a una unidad multidisciplinar porque va a tener malformaciones asociadas.
“Ahora sabemos que la afectación capilar del labio inferior en determinados síndromes indica afectación linfática, mientras que la afectación superior puede asociarse a afectación cerebral. Se trata de una información genética de primer orden para describir el síndrome clínico concreto y muy útil para orientar a los padres de que, dependiendo de la afectación vascular, el riesgo para próximas gestaciones es muy bajo”.
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