puede frenar la progresión a otras patologías
La terapia prolongada en hepatitis B logra la curación en el 10% de casos
Un tratamiento continuado en hepatitis B puede frenar la progresión a patologías más graves como cirrosis, cáncer o la necesidad de realizar un trasplante. Los medicamentos de última generación para esta enfermedad son capaces de frenar por completo la evolución y conseguir a largo plazo que el virus no se haga resistente con el paso del tiempo.
Santiago Rego. Santander | 13/10/2011 00:00
Javier Crespo y Jose Luis Calleja, en la IV Aula Abierta Multidisciplinar en Hepatología. (Alberto Aja)
"El tratamiento a largo plazo de la hepatitis B permite tener controlada la enfermedad y evita que evolucione hacia cirrosis, cáncer hepático o trasplante. De hecho, el injerto relacionado con una hepatopatía vinculada con virus B es una excepción, y prácticamente no trasplantamos nunca a estos pacientes, porque no llegan a desarrollar una enfermedad tan grave que haga necesario el implante de un órgano", según ha asegurado Javier Crespo, jefe de sección del Servicio de Medicina Digestiva del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.
Crespo ha codirigido con José Luis Calleja, del Servicio de Gastroenterología del Hospital Puerta de Hierro-Majadahonda, de Madrid, la IV Aula Abierta Multidisciplinar en Hepatología, enSantander, patrocinada por Gilead Sciences. Ambos han coincidido en que hace apenas dos décadas la hepatitis B era un problema de máxima relevancia en el trasplante hepático, y no sólo por el elevado número de pacientes que necesitaban un injerto, sino también por aquéllos que se reinfectaban y lo perdían. "Ahora no sólo no necesitan un trasplante, sino que los pocos que llegan a las consultas están perfectamente controlados con los fármacos de última generación".
- Ahora los pacientes ya no sólo no necesitan un trasplante sino que están perfectamente controlados con los fármacos de última generación
Ahora vemos que con los nuevos fármacos, utilizados a largo plazo, la probabilidad de curarla ya no es marginal, y se llega a curar un porcentaje significativo de pacientes".
Para los especialistas, los medicamentos de última generación para hepatitis B "son absolutamente seguros y capaces de detener prácticamente por completo la evolución de la enfermedad. El tratamiento a largo plazo tiene el objetivo de que el virus no se haga resistente con el paso del tiempo y de que sea seguro, es decir, que la toxicidad sea escasa".
Evitar el avance
Crespo ha advertido de que los hepatólogos y pacientes están ante tratamientos indefinidos, por lo que para que la enfermedad esté controlada hay que cumplir bien la terapia. "Esta continuidad en el tiempo garantiza, además, que disminuya su progresión hacia cirrosis, cáncer hepático o trasplante. Y ese descenso en la progresión de la patología conlleva que estemos ante un tratamiento coste-efectivo, pues evitando su avance se consigue un ahorro significativo", ha subrayado.
Por su parte, Calleja ha señalado que los fármacos actuales para la enfermedad, si se utilizan a largo plazo, consiguen que permanezca inactiva, y se logra la negativización en superficie en un porcentaje significativo de casos. "Hasta ahora era un objetivo marginal, porque se conseguía en menos de un uno por ciento de los pacientes, pero ahora se logra en torno a un 10 por ciento. Negativizarse no significa que el virus haya desaparecido: sigue estando en nuestro cuerpo, aunque con una baja actividad y en una proporción que no se detecta", ha agregado el hepatólogo.
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