miércoles, 26 de octubre de 2011

Terapia conductista intensiva, un freno en la obesidad infantil - DiarioMedico.com

RESPONSABILIZAR SOBRE LA INGESTA CALÓRICA

Terapia conductista intensiva, un freno en la obesidad infantil

Un enfoque científico del problema de la obesidad infantil requiere, según Jesús Argente, del Hospital Niño Jesús (Madrid), adoptar medidas individualizadas basadas en una terapia conductista. En cambio, es contraproducente el bombardeo de noticias sobre niños obesos.
Sonia Moreno   |  26/10/2011 00:00

Jesús Argente
Jesús Argente, del Hospital Infantil Niño Jesús, de Madrid. (Luis Camacho)
 
Aparecen datos no contrastados, de informes superficiales, que dan lugar a enunciados como que los niños en el comedor están mejor de peso
España y Reino Unido son los dos países de la Unión Europea con mayor incidencia de obesidad infantil, según reflejan los estudios del International Task Force sobre Obesidad. El exceso de peso en esta franja de la población ha aumentado en los últimos años con unas cifras que oscilan entre el 19 y el 21 por ciento; se trata de una horquilla tan elevada que afinar un número sería escasamente relevante: es muy probable que los niños obesos se conviertan en adultos obesos, con lo que ello implica desde un punto de vista sanitario.

A este desalentador panorama se añade el hecho de que no hay tratamiento farmacológico, y por tanto, fácil, para la obesidad infantil. ¿Cómo ponerle remedio?

Jesús Argente, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario Niño Jesús, de Madrid,
considera que la solución no es desde luego abordar el problema desde los medios de comunicación, como viene ocurriendo hasta ahora: "Los medios hablan de forma recurrente de la obesidad infantil. Recuerda a lo que ocurrió hace tiempo con los trastornos de la alimentación, con la anorexia nerviosa, que supuso más bien una influencia negativa, pues aunque estaba presente de forma constante nunca se trataba de forma rigurosa.

La impresión, y me refiero a la que tienen los padres de los niños afectados, es que no es extraño que los niños tengan sobrepeso". Además, el catedrático de la Universidad Autónoma refiere que "en ocasiones se emplean datos no contrastados científicamente, como los que proceden de informes realizados con rapidez y de forma superficial, por empresas privadas, que no están integradas en el ámbito académico e investigador, y que dan lugar a titulares peregrinos, como que los niños que se alimentan en el comedor están mejor de peso. Son enunciados generalistas extraídos de una estratificación concreta".
  • Lo que ocurre recuerda a lo que pasaba con la anorexia hace tiempo, que supuso más una influencia negativa que una ayuda
Varias interpretaciones
A falta de terapia farmacológica -por el momento, inviable a estas edades pues podría interferir en la etapa de crecimiento y desarrollo sexual-, los únicos tratamientos disponibles son pautas en la alimentación y ejercicio. Si bien en ello hay consenso, la forma de ponerlo en práctica se presta a diferentes interpretaciones. Argente aconseja una fórmula intensiva conductiva, "que se ocupe del niño con consultas continuas y periódicas, incluyendo llamadas por teléfono y una planificación de la dieta con menús específicos: hacer docencia sobre cómo alimentarse y sobre las consecuencias de la obesidad. También hay que responsabilizar al paciente sobre su ingesta de calorías y prescribir el tipo de ejercicio más adecuado, teniendo en cuenta el entorno socioeconómico. En definitiva, se trataría de una medicina personalizada, basada en una terapia conductista e intensiva. Es la aproximación más científica y adecuada y, desde luego, no está en consonancia con un bombardeo constante de noticias y con la imperiosa necesidad de que hay que comer fruta y verdura cinco veces al día. El mensaje debe transmitirse por los canales adecuados".

Argente, que decidió poner en marcha una Unidad de Obesidad Infantil que atendiera a los niños y adolescentes obesos de la Comunidad de Madrid, aclara que hay estudios donde se refleja el éxito de este tipo de intervención: "Desde la creación de la Unidad hemos publicado ya datos sobre la evolución de los pacientes con y sin tratamiento".

El profesor entiende que para controlar esta epidemia de obesidad infantil "son necesarias unidades de obesidad de referencia, que se doten con los medios adecuados". Argente ha aludido también a la especial situación de los niños de ascendencia latinoamericana que al llegar a nuestro país desarrollan sobrepeso. "Atendemos obesidades graves en nuestra consulta en estos pacientes. Estamos investigando si se encuentran predispuestos a ello, pero en cualquier caso hay indicios de que los aspectos sociales también deben estudiarse".

NO BASTA CON 'QUERER' PARA SER OBESO


Años de estudio han demostrado que la obesidad no solo es comer más y llevar una vida sedentaria. El grupo de Jesús Argente, quien dirige el único programa de investigación en obesidad infantil integrado en el Ciber de Obesidad (CiberOBN), trabaja en diversas líneas básicas y clínicas de investigación en este campo. "Entre el 8 y el 10 por ciento de los pacientes obesos tienen alteraciones en genes concretos, sufren una enfermedad monogénica; por el momento, conocemos una veintena de genes involucrados, si bien sospechamos que existirán más. Hacemos esfuerzos para diagnosticar a estos enfermos, quienes, probablemente, contarán con posibilidades de disponer de un fármaco en un plazo corto de tiempo. Estos conocimientos nos hacen hablar hoy en día de obesidades en la infancia, mejor que de obesidad. A las enfermedades monogénicas se suman los síndromes, de los que cada vez se tiene más información".

Con todo, el tipo más frecuente es la obesidad común, que es poligénica, y sobre la que aún se conoce poco. "Esto conlleva la necesidad de efectuar estudios completos del genoma, así como análisis de variantes génicas para identificar los elementos que explican que haya sujetos con mayores posibilidades de convertirse en obesos, porque no es obeso quien quiere sino quien puede".
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