miércoles, 2 de noviembre de 2011

"Comer variado ayuda a tener emociones" - DiarioMedico.com

IRINA MATVEIKOVA

"Comer variado ayuda a tener emociones"

Esta endocrinóloga y médico de atención primaria rusa afincada en Madrid, defiende a capa y espada a nuestro segundo cerebro, tal y como cuenta en el libro Inteligencia digestiva.
Isabel Gallardo Ponce   |  02/11/2011 00:00

Irina Matveikova
Irina Matveikova, endocrinóloga y médico de atención primaria rusa afincada en Madrid, explica que la felicidad depende en gran medida del aparato digestivo, según cuenta en el libro 'Inteligencia digestiva'. (Xavi Buil)
 
Irina Matveikova se dedica a la nutrición y a la atención primaria, y acaba de publicar Inteligencia Digestiva en la editorial La Esfera de los Libros. Según ella, el sistema nervioso entérico es nuestro segundo cerebro y una alimentación funcional ayuda a prevenir todo tipo de enfermedades. "Somos lo que comemos, pero también somos y reflejamos lo que permite nuestro sistema digestivo. Por eso es importante conocerlo junto a los procesos metabólicos para tener una buena calidad de vida".

¿Tenemos dos cerebros?
-La Medicina empieza a hablar de ello a partir de los estudios de Michael Gershon, director del Departamento de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Columbia, quien estudió durante 30 años la función neuronal del intestino. Según Gershon, el 90 por ciento de la serotonina se produce y almacena en el sistema digestivo en una red neuronal que se ubica entre dos capas musculares. La función y estructura de esta red es idéntica a la cerebral y produce el mismo lenguaje y sustancias químicas para la sinapsis. Así se creó la Neurogastroenterología.

¿Así se relacionaron las emociones y el estómago?
-A partir de eso se estudió la forma del ser humano de somatizar las emociones y cómo influye la función neuronal del aparato digestivo en la conciencia y bienestar. Hay publicaciones que hablan de una neurosis digestiva y del origen de algunos malestares en el estómago. Es un procesador de emoción y de nutrición. Este cerebro tiene su lenguaje.

¿Cuál es su forma de quejarse o de decir que está bien?
-Hay personas con ansiedad o ataques de pánico que identifican qué les pasa porque sufren diarrea. Los pacientes con estreñimiento crónico tienen tendencia a ser controladores, perfeccionistas y a no expresar sus emociones. Esto influye en la función neuronal. ¿Va primero el trastorno digestivo o el emocional? Para averiguarlo y saber cuál predomina hay que valerse de la anamnesis.
  • ''¿Va primero el trastorno digestivo o el emocional? Para conocer cuál predomina hay que valerse de la anamnesis''
¿El estrés dispara los síntomas?
-Sí, somatizamos las emociones. Ambos cerebros viven el estrés, el duelo... y lo muestran a veces con un cosquilleo, una sensación de nudo, una diarrea, un atracón... En los comedores compulsivos o en pacientes con problemas de peso su problema está muy vinculado con la necesidad de llenar un vacío. Así buscan la producción de sustancias que proporcionen placer comiendo. El desafío es canalizar esta necesidad por otra vía y buscar el bienestar, la relajación y el disfrute, sin hacerlo a través de la comida. Un buen masaje en el vientre, aplicar calor o realizar una respiración profunda pueden conseguir la misma sensación.

¿La alimentación influye en el ánimo o al revés?
-Existen ambas vías. Si se come algo que sienta mal la digestión influye en el ánimo, al igual que las emociones pueden hacer que no siente bien una comida. Pero la alimentación, como el café o el azúcar, ayuda a conseguir energía de forma rápida. Se trata de nutrir con principios activos que estimulen la producción de hormonas de bienestar; así es el caso del chocolate, que segrega dopamina y serotonina. Hay que aprender a saborear la comida y a conectar con este acto social y emocional. No se puede vivir de dieta o de restricción. Comer más variado ayuda a tener todo un abanico de emociones porque disfrutamos de ello.

¿Cómo se llega al equilibrio?
-En una neurosis del sistema digestivo el proceso de recuperación es largo. El paciente debe aprender cuándo está mal y qué le pasa, para que observemos qué patrón sigue. Recomiendo una limpieza y desintoxicación del intestino y diseñar un buen plan de alimentación, y, si es necesario, una suplementación. Además, la respiración abdominal ayuda a mejorar la función digestiva. Se puede empezar el día con ejercicios respiratorios, estiramientos y una buena higiene de las deposiciones; y terminarlo con relajación y un masaje. Con realizar ejercicios que involucren a la pared intestinal 30 minutos al día se marcan cambios. Es un ritual.
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