Descubren un tratamiento contra la obesidad alternativo a la cirugía
Madrid (11 /11/ 2011 - E.P.
El desarrollo de este compuesto para uso humano proporcionaría una forma no quirúrgica de reducir la grasa blanca acumulada y actuar sobre el síndrome metabólico
Los resultados obtenidos en primates, lograron en promedio una pérdida del 11 por ciento de su peso corporal después de cuatro semanas de tratamiento con un fármaco experimental que destruye selectivamente el flujo sanguíneo del tejido adiposo, según un estudio llevado a cabo por un equipo de investigación dirigido por científicos del MD Anderson Cancer Center, y publicado en ScienceTranslational Medicine.
El índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia abdominal también se redujeron, mientras que las tres medidas se mantuvieron sin cambios en los monos de control no tratados. Los estudios por imágenes también mostraron una disminución sustancial en la grasa corporal entre los animales tratados. A diferencia con los actuales medicamentos para perder peso, que intentan controlar el apetito o impedir la absorción de grasas en la dieta, este nuevo compuesto impide la irrigación del tejido adiposo, explica la doctora Renata Pasqualini, coautora del estudio.
Los intentos previos para el tratamiento de la obesidad se han centrado sobre todo en suprimir el apetito o aumentar el metabolismo, señalan los investigadores, pero estos esfuerzos han sido obstaculizados por sus efectos secundarios tóxicos. Los científicos del MD Anderson han diseñado un nuevo fármaco que incluye un agente que se une a una proteína en la superficie de los vasos sanguíneos, y un péptido sintético que activa la muerte celular. Tras perder el suministro de sangre, las células de grasa son reabsorbidas y metabolizadas.
La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar cáncer equivalente al consumo de tabaco, y ambos son potencialmente reversibles, afirma el coautor del estudio, el doctor WadihArap, quien agrega que, además, los pacientes obesos con cáncer resisten peor la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia.
En las primeras investigaciones preclínicas, los individuos obesos del modelo estudiado perdieron un 30 por ciento de su peso corporal con el nuevo compuesto, al que se le ha dado el nombre de Adipotide. El fármaco actúa sobre el tejido adiposo blanco, grasa que se acumula bajo la piel y alrededor del abdomen, indicador de mortalidad y enfermedad.
Según Pasqualini, es esperanzador ver la pérdida de peso sustancial en un modelo de primates de obesidad que se acerca a la condición humana. Este modelo de primates también comparte otros rasgos fisiológicos asociados con la obesidad humana, como es el caso del síndrome metabólico, caracterizado por un aumento de la resistencia a la insulina, que puede desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Arap, Pasqualini y sus colaboradores están preparando un ensayo clínico en el que pacientes obesos con cáncer de próstata podrían recibir inyecciones diarias de Adipotide durante 28 días consecutivos.
Los monos del estudio mostraron un comportamiento normal, continuaron interaccionando con los cuidadores y no demostraron signos de náuseas, ni evitaron la toma de alimentos. El peso, la IMC y la circunferencia abdominal continuaron cayendo durante tres semanas después de haber finalizado el tratamiento. Los principales efectos secundarios se observaron en riñón aunque, según Barnhart, el efecto renal depende de la dosis, es predecible y reversible.
La IMC y la circunferencia abdominal continuaron cayendo durante tres semanas después de haber finalizado el tratamiento. Los principales efectos secundarios se observaron en riñón aunque, según Barnhart, el efecto renal depende de la dosis, es predecible y reversible.
El índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia abdominal también se redujeron, mientras que las tres medidas se mantuvieron sin cambios en los monos de control no tratados. Los estudios por imágenes también mostraron una disminución sustancial en la grasa corporal entre los animales tratados. A diferencia con los actuales medicamentos para perder peso, que intentan controlar el apetito o impedir la absorción de grasas en la dieta, este nuevo compuesto impide la irrigación del tejido adiposo, explica la doctora Renata Pasqualini, coautora del estudio.
Los intentos previos para el tratamiento de la obesidad se han centrado sobre todo en suprimir el apetito o aumentar el metabolismo, señalan los investigadores, pero estos esfuerzos han sido obstaculizados por sus efectos secundarios tóxicos. Los científicos del MD Anderson han diseñado un nuevo fármaco que incluye un agente que se une a una proteína en la superficie de los vasos sanguíneos, y un péptido sintético que activa la muerte celular. Tras perder el suministro de sangre, las células de grasa son reabsorbidas y metabolizadas.
La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar cáncer equivalente al consumo de tabaco, y ambos son potencialmente reversibles, afirma el coautor del estudio, el doctor WadihArap, quien agrega que, además, los pacientes obesos con cáncer resisten peor la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia.
En las primeras investigaciones preclínicas, los individuos obesos del modelo estudiado perdieron un 30 por ciento de su peso corporal con el nuevo compuesto, al que se le ha dado el nombre de Adipotide. El fármaco actúa sobre el tejido adiposo blanco, grasa que se acumula bajo la piel y alrededor del abdomen, indicador de mortalidad y enfermedad.
Según Pasqualini, es esperanzador ver la pérdida de peso sustancial en un modelo de primates de obesidad que se acerca a la condición humana. Este modelo de primates también comparte otros rasgos fisiológicos asociados con la obesidad humana, como es el caso del síndrome metabólico, caracterizado por un aumento de la resistencia a la insulina, que puede desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Arap, Pasqualini y sus colaboradores están preparando un ensayo clínico en el que pacientes obesos con cáncer de próstata podrían recibir inyecciones diarias de Adipotide durante 28 días consecutivos.
Los monos del estudio mostraron un comportamiento normal, continuaron interaccionando con los cuidadores y no demostraron signos de náuseas, ni evitaron la toma de alimentos. El peso, la IMC y la circunferencia abdominal continuaron cayendo durante tres semanas después de haber finalizado el tratamiento. Los principales efectos secundarios se observaron en riñón aunque, según Barnhart, el efecto renal depende de la dosis, es predecible y reversible.
La IMC y la circunferencia abdominal continuaron cayendo durante tres semanas después de haber finalizado el tratamiento. Los principales efectos secundarios se observaron en riñón aunque, según Barnhart, el efecto renal depende de la dosis, es predecible y reversible.
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