EL CATÉTER MONITORIZA AÚN MÁS LA QUEMADURA
La ablación en FA crece a la vez que lo hace su precisión
Los nuevos dispositivos, unidos a la formación del profesional y a las técnicas de imagen, están permitiendo que lo que hace años era ciencia ficción, hoy sea cada vez más común. La obtención de catéteres más precisos ha permitido elevar las ablaciones en fibrilación auricular.
David Rodríguez Carenas | 24/11/2011 00:00
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El Registro de ablación por catéter, informe oficial de la Sección de Electrofisiología de Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología, correspondiente a 2010, establece que en el pasado año se llevaron a cabo 8.762 ablaciones en todo tipo de arritmia en 57 centros españoles, 1.309 de ellas para fibrilación auricular (FA) en 40 centros. La media en FA fue de 32 procedimientos por centro (doi: 10.1016/J.Recesp.2011.08. 007).
"Hace unos años pensábamos que la fibrilación auricular sería incurable con catéter"
, ha señalado Julián Pérez Villacastín, jefe de la Sección de Arritmias del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, que también componen Javier Moreno y Nicasio Pérez Castellano. "Pero la ablación ha surgido con fuerza y, sobre todo si la arritmia se detecta pronto, permite, si no curar, disminuir mucho su presencia".
Para llevar a cabo esta técnica se requiere experiencia en el equipo que la realiza, una buena selección del paciente... y tecnología, "clave para elevar la efectividad y disminuir las complicaciones".
Dentro de dicha tecnología surge el catéter ThermoCool SmartTouch, de la compañía Biosense Webster, que aumenta la precisión de la quemadura que se realiza en la ablación, para que la herida producida sea tan profunda como la pared muscular del corazón. Ni más, ni menos, porque de lo contrario se eleva el riesgo. El conocimiento de la profundidad al quemar se logra con un detector de presión que "nos indica en todo momento el grado de contacto y de fuerza ejercidos contra la pared del corazón".
Según Pérez Villacastín, su buen hacer ya está demostrado, pero en series más largas se verá que se puede aumentar el porcentaje de éxito -entendido como mejoría-, que en FA paroxística se sitúa entre el 85 y el 90 por ciento a un año, y también disminuir las recurrencias gracias al perfeccionamiento de los císculos de aislamiento.
Respecto al futuro, Pérez Villacastín cree que la técnica se puede simplificar aún más, "aunque ya lo está muchísimo". También señala que "se va hacia la visión directa dentro del corazón y a, en lugar de curar las lesiones punto a punto, a hacerlo por un círculo que englobe a todos ellos. Pero esto exige unos sistemas de seguridad muy precisos".
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