con ACTIVIDAD FÍSICA Y DIETA EQUILIBRADA
La reversible fragilidad de la vejez
La vejez no tiene por qué ser una etapa dura y tediosa. La prevención de la fragilidad puede llevarse a cabo con medidas que ayuden a reducir el riesgo de discapacidad y el de dependencia.
Raquel Serrano | Ana Callejo | 08/11/2011 00:00
Leocadio Rodríguez Mañas, del Hospital de Getafe, y José Viña, de la Universidad de Valencia. (José Luis Pindado)
Rodríguez Mañas es el coordinador español de la FOD-CC, que ha reunido en la capital de España a más de un centenar de expertos de todo el mundo y que pretende, entre otras cosas, hallar una definición clínica de la fragilidad.
Parámetros físicos
Viña considera que el concepto de fragilidad puede ser un síndrome médico, pero no debe restringirse sólo a eso. A pesar de que en este foro la sarcopenia o disminución de la masa muscular que suele acompañar al proceso de envejecimiento y la fragilidad han caminado de la mano, "el concepto es más que sarcopenia e iría relacionado con los impedimentos para la coordinación motora. La fragilidad es una situación que se mide, sobre todo, por parámetros físicos".
El proyecto europeo que lidera Rodríguez Mañas inició su andadura hace un año. Dentro de aproximadamente un mes el documento de consenso estará enviado para su publicación. En estos momentos se analizan los datos médicos. "Estamos comprobando la eficacia y utilidad de los biomarcadores (hay más de 50) y de los datos de los análisis de sangre en el diagnóstico de la fragilidad, como medio de predecir qué personas evolucionarán hacia la discapacidad", señala Rodríguez Mañas.
De hecho, la fragilidad es el principal factor de riesgo de discapacidad en el anciano. Identificar a la persona frágil que aún no ha desarrollado discapacidad es una manera de prevenirla. En este grupo de población habría que centralizar y maximizar todos los esfuerzos, porque en ellos el beneficio de la intervención es mayor".
La fragilidad se define actualmente, a expensas de futuras modificaciones, como una dificultad o dependencia del anciano para llevar a cabo las actividades cotidianas o, lo que es similar, cuidarse a sí mismo. "La fragilidad es un tema esencialmente físico relacionado con la movilidad, la masa muscular y el equilibrio. Lógicamente, las deficiencias cognitivas también suman en la fragilidad y pueden contribuir a la dependencia social".
Los últimos datos del Estudio Toledo de Envejecimiento Saludable, en cuya elaboración participó, entre otros, la Red de Envejecimiento y Fragilidad (Reticef), indican que el 8 por ciento de la población española mayor de 65 años padece fragilidad y el 41 por ciento está en una fase previa denominada prefragilidad.
Repercusiones clínicas
El problema, según el jefe de Geriatría del Hospital de Getafe -que también ha participado en el IV Memorial Doctor Guillén Llera: Fragilidad y Sarcopenia, celebrado en el citado centro-, es que gran parte de los criterios que ahora tenemos para caracterizar a las personas con fragilidad sólo se han validado en estudios epidemiológicos pero no en estudios clínicos, es decir, en pacientes. "Por ejemplo, acaba de comprobarse que en pacientes mayores con cáncer que van a ser sometidos a quimioterapia es necesario evaluar si tienen fragilidad o no, porque el riesgo de que haya intolerancia al tratamiento es mucho mayor en los frágiles. Otros estudios se han centrado en cirugía cardiaca y hay varias investigaciones que están viendo cómo la fragilidad modifica el pronóstico de otras patologías crónicas".
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