martes, 15 de noviembre de 2011

La terapia génica se incorpora a la investigación contra el VIH - DiarioMedico.com

LA INFUSIÓN DE CÉLULAS MODIFICADAS ES SEGURA

La terapia génica se incorpora a la investigación contra el VIH

En el III Congreso Nacional GeSIDA, Pablo Tebas, investigador de la Universidad de Pensilvania, ha abordado en qué consiste la terapia genética para el tratamiento del VIH y los dos estudios que ha llevado a cabo en su universidad, fundamentalmente con células T maduras.
Carmen Cáceres. Sevilla   |  15/11/2011 00:00

 
Según Pablo Tebas, de la Universidad de Pensilvania, "aplicar terapia genética con células T maduras es menos arriesgado que con células madre, porque no van a perdurar en toda la progenie. De hecho, estamos realizando tratamientos con células T maduras haciendo dos tipos de aproximaciones a la terapia genética: una, modificando las células CD4 del paciente y, otra, con células CD8.

Para aplicar la terapia genética, primero se obtienen células del paciente, se efectúa una selección de las células específicas en las que se esté interesado, se estimulan las células para que crezcan y se inserta una secuencia antisentido o se modifica la proteína CCR5. Luego se expanden las células y se infunden al paciente. Este es el proceso que hemos hecho con todos los tratamientos".

En un primer estudio, "con una muestra de 28 pacientes, observamos que cuando se administran los CD4 modificados se produce uniformemente un incremento de las células CD4 y después, durante la interrupción del tratamiento, los niveles de CD4 bajan y el virus volvió en todos los pacientes, excepto en uno que se retrasó cien días porque la secuencia antisentido lograba presionar la envoltura del virus".

Comportamiento
Además -ha añadido Tebas-, "realizamos biopsias rectales para comprobar si estas células modificadas se comportan de manera normal y se dirigen a los ganglios linfáticos o a la mucosa rectal y, efectivamente, estaban presentes en dicha mucosa en una proporción similar a la que había en la circulación, por lo que, a pesar de modificarlas, se comportan en el organismo de la misma manera que las células normales del paciente". Por tanto, el estudio concluye que "era seguro administrar una infusión de esas células modificadas y que las áreas donde se integra este vector son similares a aquéllas en las que se integra el VIH. En todos los estudios de terapia genética ésa es la máxima preocupación: que se integre el vector en un protooncogén y que los pacientes desarrollen alguna enfermedad proliferativa y que aparezca una mutagénesis de inserción".

Para el segundo estudio "empleamos dedos de zinc (moléculas que se adhieren al ADN)". En todos los pacientes estudiados se comprobó que "el VIH retornó, y en uno de ellos la carga viral se hizo indetectable de nuevo durante la interrupción del tratamiento. Ese paciente era heterocigoto para CCR5, pero todos, incluido ése, empezaron a retomar el tratamiento antirretroviral".

En resumen,"la administración de células genéticamente modificadas es segura y se tolera relativamente bien, y el porcentaje de células modificadas se correlaciona con la actividad antirretroviral".
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