cambia El perfil de las pacientes infectadas
Las mujeres representan el 22% de nuevos diagnósticos
La mujer presenta cierta vulnerabilidad frente al VIH, sobre todo en los segmentos de población menos favorecidos, como se demuestra en el crecimiento alarmante del número de mujeres infectadas en los países en vías de desarrollo.
Carmen Cáceres. Sevilla | 10/11/2011 00:00
Con el título La nueva cara de la infección por VIH en mujeres: datos de la cohorte VACH 2006-2010, María José Galindo Puerto, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico Universitario de Valencia, ha presentado los resultados de dicho estudio en el III Congreso Nacional Gesida que termina hoy en Sevilla.
- Es necesario incorporar a las mujeres a los ensayos clínicos, que se realizan mayoritariamente en hombres
Concretamente, la muestra refleja una edad media de 38 años; en el 78 por ciento de las mujeres de entre los 25 y los 49 años, la vía de transmisión es heterosexual en el 89 por ciento de los casos, el 66 por ciento presentaba diagnóstico tardío y el 69 eran madres.
- Hay que considerar las diferencias entre sexos que se puedan encontrar en el diagnóstico, desarrollo de la enfermedad y tratamiento
Más de la mitad de los nuevos diagnósticos de VIH en mujeres pertenecen además a la población inmigrante.
Documento de consenso
Precisamente, en esta dirección miembros de Gesida, en colaboración con la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida han elaborado un documento de consenso sobre la asistencia en el ámbito sanitario a las mujeres con infección por el VIH, que sienta las bases para una atención diferenciada, y que insiste en la necesidad de incorporar a las mujeres a los ensayos clínicos, que se realizan mayoritariamente en hombres, lo cual hace que la práctica clínica en el momento del diagnóstico, en los métodos de exploración, en la valoración de la normalidad en los análisis clínicos y en la aplicación de terapias esté más ajustada a los hombres que a las mujeres.
Además, considera necesario promover la formación dirigida a profesionales del ámbito asistencial con el objetivo de evitar los sesgos relativos a los sexos, y señala la importancia de identificar las necesidades que tienen hombres y mujeres incorporando la morbilidad diferencial, es decir, considerando las diferencias que se puedan encontrar en el diagnóstico y desarrollo de la enfermedad, así como en el tratamiento.
Asimismo, el documento recoge que es preciso desarrollar las habilidades de comunicación de los profesionales para mejorar la relación con los pacientes y tener en cuenta los sesgos de sexo que se puedan dar en la información, investigación y atención en la elaboración de guías de práctica clínica.
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