martes, 15 de noviembre de 2011

Los raros defectos de la glicosilación - DiarioMedico.com

Un conjunto de enfermedades hereditarias

Los raros defectos de la glicosilación

El síndrome de Defectos Congénitos de la Glicosilación, un conjunto de enfermedades hereditarias que afectan a los procesos de glicosilación de moléculas y cuya prevalencia es especialmente rara (900 casos en todo el mundo), reclama una mayor difusión de su conocimiento científico-médico, tanto para favorecer su detección de forma precoz como para potenciar la investigación de nuevos métodos de diagnóstico y terapéuticos. Expertos y pacientes y familiares trabajan unidos para lograrlo.
C.P.S. Barcelona   |  15/11/2011 00:00

Paciente con problemas de glicosilación
(DM)
 
A pesar de que hace más de treinta años que se describió el primer caso, el llamado síndrome de Glucoproteínas Deficientes en Carbohidratos o Defectos Congénitos de la Glicosilación (Congenital Defects of Glycosylation-CDG, según su denominación en inglés) es aún muy poco conocido entre la comunidad científico-médica, un hecho que, unido a la variabilidad de los síntomas que presenta, lleva en muchos casos a confundir esta enfermedad con otras con una causa diferente, como parálisis cerebral, lo que dificulta su detección precoz y la aplicación del tratamiento adecuado.
  • La enfermedad provoca una afectación neurológica que puede ir asociada a múltiples síntomas, incluyendo problemas óseos y del crecimiento
Este síndrome forma parte de las llamadas enfermedades raras, y engloba a un conjunto de trastornos metabólicos hereditarios que afectan a la glicosilación, un proceso por el cual todas las células crean cadenas largas de azúcares ligadas a las proteínas. Las proteínas que resultan de la unión con estas cadenas de azúcares se denominan glicoproteínas. Estas proteínas resultantes desempeñan funciones muy importantes en el organismo y son necesarias para el correcto funcionamiento de gran parte de los órganos, tejidos y sistemas del cuerpo humano.

Pero las personas que sufren el síndrome presentan mutaciones en los genes que controlan este proceso, lo que hace que algunas de estas reacciones de acoplamiento de los azúcares a las proteínas no se produzcan correctamente, afectando a la composición final de las glicoproteínas, lo que puede originar problemas funcionales en diversos órganos y sistemas, ya que las glicoproteínas tienen funciones y localizaciones muy diversas en el interior de las células.
  • Lo ideal sería poder hacer un diagnóstico antes de los dos años, lo que contribuiría a aplicar un tratamiento adecuado de los síntomas
"La diferencia principal del síndrome CDG respecto a otras enfermedades es que los defectos de la glicosilación afectan a cientos de procesos biológicos de forma simultánea, haciendo que la enfermedad sea grave y afecte a varios órganos. Uno de ellos es el cerebro, que necesita muchas glicoproteínas para su correcto funcionamiento", explica Rafael Artuch, de la Unidad de Bioquímica Clínica del Hospital Materno-Infantil de San Juan de Dios, de Barcelona, que centra su trabajo en el estudio y diagnóstico de enfermedades genéticas y, concretamente, en los errores congénitos del metabolismo.

Generalmente, la enfermedad provoca una afectación neurológica (ataxia, retraso psicomotor, epilepsia...) que puede ir asociada a otros síntomas gastrointestinales, cardiacos, renales, dermatológicos (piel de naranja), problemas de coagulación, oftalmológicos, óseos y de crecimiento. No obstante, los niveles de afectación vital son muy diversos, dependiendo del origen del defecto y de su gravedad.

Por ello, el cuadro clínico y la evolución de la enfermedad varía mucho de un paciente a otro. "Se trata de una enfermedad camaleónica, porque hay pacientes que pueden caminar y leer, y otros que están en silla de ruedas y sufren retraso mental", explica Vanessa Ferreira, presidenta y fundadora de la Asociación Portuguesa CDG y otras Enfermedades Metabólicas Raras, que también es miembro de la Asociación Española de la misma enfermedad y representante de pacientes a través de Euroglycanet en el proyecto Epirare (Plataforma Europea para el Registro de Enfermedades Raras). En su familia, su hermana sufre este síndrome y, según explica, inicialmente fue diagnosticada erróneamente de parálisis cerebral.

Logros y retos
En los últimos años se ha avanzado bastante en el diagnóstico precoz de los CDG, que se realiza por medio de análisis bioquímicos (técnica de isoelectroenfoque de la transferrina y otras glicoproteínas), análisis enzimáticos en diferentes células (leucocitos y fibroblastos) y análisis molecular de los genes implicados en esta enfermedad. Estos estudios se llevan a cabo en centros especializados en el diagnóstico de errores congénitos del metabolismo.

Las pruebas son accesibles y los pediatras y neurólogos conocen cada vez más la existencia de estos métodos y dónde se realizan; por ello, la mayoría de los pacientes son diagnosticados durante la lactancia y primera década de la vida, aunque también se dan casos de diagnóstico tardío realizado en la edad adulta.
"El diagnóstico inicial de sospecha no es complicado, pero el genético puede serlo, ya que hay muchos genes implicados conocidos, pero quedan otros muchos por conocer", puntualiza Artuch.En la actualidad se han diagnosticado más de 900 casos en el mundo; en España, y desde 1997, hay 60. Este avance nacional se ha conseguido gracias a la existencia de una red para el diagnóstico y la investigación de estos síndromes que opera bajo el paraguas del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Raras (Ciberer).

Hasta la fecha se han descrito 50 defectos congénitos de glicosilación diferentes, pero se sabe que aún quedan muchos otros por descubrir. Y por ahora sólo existe tratamiento efectivo para un par de defectos poco frecuentes de este síndrome (CDG Ib y CDG IIC) que suponen entre 20 y 30 casos de los 900 registrados.

Por este motivo, expertos y familiares de pacientes con CDG reclaman que se siga investigando y que esos conocimientos se transmitan a los profesionales para que la enfermedad se conozca mejor en pediatría médica y se pueda favorecer el diagnóstico temprano. Además, aunque se trata de una enfermedad rara, y, por tanto, de baja incidencia, se cree que el avance en el conocimiento de estos defectos "podría aportar información de gran interés para conocer mejor las vías metabólicas de la glicosilación de las proteínas en el organismo, y favorecer el desarrollo de terapias específicas para cada defecto CDG, así como para otras enfermedades", explica, por su parte, Belén Pérez Dueñas, del Servicio de Neurología Infantil del San Juan de Dios, de Barcelona, que forma parte de la Unidad de Enfermedades Metabólicas del centro.

"Lo ideal sería poder hacer un diagnóstico antes de los dos años, lo que contribuiría a aplicar un tratamiento adecuado de los síntomas, programas de rehabilitación y estimulación precoz y, en definitiva, a mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias", añade. Además, como se trata de enfermedades genéticas, existe un riesgo elevado de transmisión a futuros hijos de una misma pareja.

La información sobre esta enfermedad sigue siendo muy dispersa y no siempre accesible. Y la prueba es que muchos enfermos han sido remitidos a diversos especialistas antes de lograr el diagnóstico. Eso indica que queda mucho por hacer.
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