Una cirugía mínima para la columna vertebral

El abordaje de las patologías que afectan a la columna vertebral difiere en adultos y mayores de 65 años. En este último grupo es necesario aplicar técnicas quirúrgicas más conservadoras para evitar complicaciones.

Ana Callejo Mora | 25/11/2011 00:00

Rafael Alfonso Ochotorena, Francisco Villarejo, Álvaro Gómez de la Riva y Fernando Carceller. (Lenda)

"Desde el nacimiento hasta la muerte la columna vertebral está sometida a un continuo sufrimiento. Las posturas inadecuadas adoptadas en la juventud, determinados esfuerzos en el ámbito laboral, el consumo de tabaco y la obesidad se encuentran entre los factores que más afectan a la salud de la columna", ha comentado Francisco Villarejo, director de la Unidad de Neurocirugía de la Clínica La Luz, de Madrid, con motivo del IX Simposio de Patología de la Columna Vertebral, que se celebra hoy y mañana en este centro.

El tema elegido para esta reunión, dirigida por el propio Villarejo, es la patología de la columna vertebral en la tercera edad. La razón es sencilla: "Este año se han publicado alrededor de 14 ó 15 libros sobre ello.
Teniendo en cuenta que España es el segundo país, tras Japón, en la media de longevidad, se trata de un asunto que nos preocupa". Por ejemplo, en La Luz han observado que de 703 pacientes operados, el 70 por ciento son mayores de 65 años.

Según ha afirmado Fernando Carceller, de la Unidad de Neurocirugía de la Clínica La Luz, "a medida que envejecemos se resienten los sectores L3, L4 y L5 de la zona lumbar y C5, C6 y C7 de la región cervival.

En casi todos los pacientes que pasan por la consulta vemos discos degenerados y complicaciones de la compresión lateral y central". El consejo que ofrece Carceller es que hay que modificar los hábitos posturales adoptados en casa y el trabajo, y fortalecer la zona lumbar.

Las patologías que, por orden de frecuencia, más afectan a las personas de la tercera edad son: la estenosis del canal o "síndrome del escaparate", las fracturas vertebrales y las hernias discales.

Técnicas como la foraminotomía o la flavectomía están indicadas para pacientes de la tercera edad con estenosis del canal lumbar

Hasta hace unos años, el único tratamiento quirúrgico que se realizaba en los casos graves de estenosis del canal lumbar era la laminectomía, que consiste en la extirpación de la parte posterior de la vértebra (las dos láminas y la apófisis espinosa). Sin embargo, "ahora existe la posibilidad de sustituir esta técnica por otras más conservadoras, como la flavectomía (extirpación del nervio amarillo que ayuda a mantener la posición erguida) junto con la foraminotomía (encargada de liberar la presión de raíces nerviosas) y la colocación de un espaciador interespinoso para fijar el segmento de la columna lumbar afectado. Estos métodos están más indicadas para pacientes cuyo estado es más delicado al padecer patologías como diabetes o hipertensión arterial grave", ha afirmado Álvaro Gómez de la Riva, de la Unidad de Neurocirugía de La Luz, que ha defendido la intención con la que se realizan estas técnicas más específicas: "Una cirugía mínima para un máximo beneficio". Además, "gracias a este tipo de intervenciones menos complicadas, el paciente puede recibir el alta al día siguiente o dos días después de la intervención".

Al respecto, Carceller ha señalado que, "efectivamente, el desarrollo logrado en las últimas décadas en las técnicas quirúrgicas ha favorecido que las intervenciones sean menos agresivas. Tenemos ya resonancias dinámicas y tratamos de descomprimir todo aquello que produce dolor. De hecho, controlamos mejor el dolor ciático".

Por otro lado, Villarejo ha dejado claro que la edad no supone un veto para intervenirles quirúrgicamente. "Se opera a casi el cien por cien de los pacientes, aunque lo hacemos, claro está, preparándoles una semana o diez días antes mediante monitorización". De los últimos congresos europeos de la especialidad a los que ha acudido el director de la Unidad de Neurocirugía de La Luz, le ha llamado la atención que en otros países se transfunde sangre durante la intervención. "Aquí no lo necesitamos, precisamente porque realizamos cirugías poco agresivas".

Aguantar el dolor
Los ancianos son reticentes a acudir al especialista. En opinión de Gómez de la Riva, "el problema es que
por educación o cultura no visitan la consulta hasta que prácticamente no pueden caminar. Una paciente vino cuando ya no podía dar más de diez pasos".

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