VIDEOBLOG | Investigación
Una píldora para prevenir el cáncer de mama
Hace unos días, el doctor Miguel Martín, jefe de oncología del madrileño Hospital Gregorio Marañón, impartió una conferencia interesante. El experto, ante un auditorio formado sobre todo por mujeres y en la sede de la Junta de Madrid de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), habló de quimioprevención del cáncer de mama.
Con lo frecuente y grave que es el cáncer, los investigadores hace años que tratan de encontrar un fármaco fácil de consumir, con precio razonable y con efectos secundarios suaves y –sobre todo asumibles-, capaz de disminuir el riesgo de padecer cáncer.
Una de las dianas en la que se han fijado, basados en la influencia que tienen las hormonas en ella, es el cáncer de mama. Los tumores malignos de esa glándula, en muchas ocasiones, dependen para su crecimiento de la hormona femenina por excelencia: el estrógeno. Por eso, si administrando un fármaco capaz de bloquear los receptores estrogénicos en el tejido mamario se logra bajar de forma significativa la incidencia del cáncer que más miedo y más mortalidad produce a las mujeres, se habrá dado un paso de gigante.
Eso parece que ha ocurrido ya. Hace unos meses se publicó en la biblia de la medicina, como llaman los médicos al 'New England Journal of Medicine' (NEJM), un gran ensayo clínico multicéntrico y multinacional en el que se probaba sin género de dudas que un producto, el examestano, baja el riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas con determinadas características entre el 50% y el 60%. Disminuir las posibilidades de padecer ese tipo de tumor en esos porcentajes es algo que no se había conseguido hasta ahora.
Y, además, se ha hecho a un precio en euros y en efectos secundarios discreto, lo que es también una buena noticia. El examestano es genérico (palabra tan de moda estos últimos meses), tiene un precio asequible y no provoca efectos adversos excesivos. Ahora se trataría de dos cosas. En primer lugar, de conseguir concienciar a las mujeres para que averiguen si su perfil es candidato a la quimioprevención. En segundo, lograr que la medicina preventiva esté presente fundamentalmente en las conciencias de las personas sanas. Por eso, gobierno e instituciones deben contribuir en educar sanitariamente al ciudadano. Es mucho más barato que parchear problemas posteriores. Y de vidas salvadas y sufrimientos evitados tendremos que hablar muchas más veces.
Con lo frecuente y grave que es el cáncer, los investigadores hace años que tratan de encontrar un fármaco fácil de consumir, con precio razonable y con efectos secundarios suaves y –sobre todo asumibles-, capaz de disminuir el riesgo de padecer cáncer.
Una de las dianas en la que se han fijado, basados en la influencia que tienen las hormonas en ella, es el cáncer de mama. Los tumores malignos de esa glándula, en muchas ocasiones, dependen para su crecimiento de la hormona femenina por excelencia: el estrógeno. Por eso, si administrando un fármaco capaz de bloquear los receptores estrogénicos en el tejido mamario se logra bajar de forma significativa la incidencia del cáncer que más miedo y más mortalidad produce a las mujeres, se habrá dado un paso de gigante.
Eso parece que ha ocurrido ya. Hace unos meses se publicó en la biblia de la medicina, como llaman los médicos al 'New England Journal of Medicine' (NEJM), un gran ensayo clínico multicéntrico y multinacional en el que se probaba sin género de dudas que un producto, el examestano, baja el riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas con determinadas características entre el 50% y el 60%. Disminuir las posibilidades de padecer ese tipo de tumor en esos porcentajes es algo que no se había conseguido hasta ahora.
Y, además, se ha hecho a un precio en euros y en efectos secundarios discreto, lo que es también una buena noticia. El examestano es genérico (palabra tan de moda estos últimos meses), tiene un precio asequible y no provoca efectos adversos excesivos. Ahora se trataría de dos cosas. En primer lugar, de conseguir concienciar a las mujeres para que averiguen si su perfil es candidato a la quimioprevención. En segundo, lograr que la medicina preventiva esté presente fundamentalmente en las conciencias de las personas sanas. Por eso, gobierno e instituciones deben contribuir en educar sanitariamente al ciudadano. Es mucho más barato que parchear problemas posteriores. Y de vidas salvadas y sufrimientos evitados tendremos que hablar muchas más veces.
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