sábado, 3 de diciembre de 2011

El aumento de la frecuencia cardiaca empeora el pronóstico de la ICC - DiarioMedico.com

se plantea su uso para estratificar el riesgo

El aumento de la frecuencia cardiaca empeora el pronóstico de la ICC

La frecuencia cardiaca empeora el pronóstico de la cardiopatía, pero aún no se dispone de los datos necesarios para emplearla en la práctica clínica en la estratificación del riesgo de los pacientes o para guiar el tratamiento. También se desconoce cuál es la ideal en estos pacientes, pero sí se sabe que un aumento reduce la expectativa de vida. 
Clara Simón Vázquez   |  02/12/2011 00:00

Ángeles Alonso
Ángeles Alonso, del Hospital Puerta de Hierro, de Madrid. ()
 
La frecuencia cardiaca en pacientes con cardiopatía es un parámetro cuya significación clínica es una cuestión en continuo debate, en la que se está trabajando hoy y mañana en el VIII Foro de Estudios Clínicos Cardiovasculares, que se está celebrando en París. Ángeles Alonso, del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Puerta de Hierro, de Madrid, que participa en dicha reunión, ha explicado a Diario Médico que existe evidencia de que el aumento de frecuencia cardiaca disminuye la expectativa de vida. "Su aumento tiene un efecto perjudicial en todos los estadios de la insuficiencia cardiaca, incluso en pacientes con FEVI preservada, y esto se produce por distintos mecanismos fisiopatológicos; aumento en la demanda de oxígeno, reducción del tiempo de llenado diastólico y del flujo coronario, alteración de la relajación, disminución del umbral de fibrilación, aumento del consumo de oxígeno, de la hipertrofia y disminución de la contractilidad".
 
A pesar de este efecto deletéreo de la frecuencia cardica, en los principales registros de pacientes con insuficiencia cardiaca, más del 50 por ciento de los enfermos tienen en reposo cifras superiores a 70 lpm.
La cardióloga ha comentado que existe evidencia sobre el papel de los betabloqueantes en dicha patología, pero su empleo se puede ver limitado por la aparición de efectos secundarios como hipotensión, astenia o hiperreactividad bronquial. Así, "la ivabradina actúa reduciendo la frecuencia cardiaca mediante la inhibición selectiva y específica de la corriente del nódulo sino-auricular, marcapasos fisiológico que regula la frecuencia cardiaca".
En el estudio SHIFT en pacientes con insuficiencia cardiaca sistólica se demostró una reducción del 18 por ciento en el objetivo primario combinado de mortalidad cardiovascular y hospitalización por insuficiencia cardiaca en el grupo tratado con ivabradina frente a placebo. Un aumento de una  pulsación en la frecuencia cardiaca se traducía en un aumento del 3 por ciento en el objetivo primario, y del 16 por ciento si la frecuencia cardiaca aumentaba cinco pulsaciones.

Alonso ha indicado que dentro del arsenal terapéutico con el que se cuenta para la insuficiencia cardiaca crónica, la reducción de la frecuencia cardiaca debe ser un factor que hay que considerar, sobre todo en los pacientes que tienen una frecuencia cardiaca elevada y que están con dosis máximas toleradas de betabloqueantes.

No obstante, quedan cuestiones pendientes por aclarar en la practica clínica, como si se debe utilizar la frecuencia cardiaca para estratificar el riesgo o para guiar el tratamiento, y cuál sería la frecuencia cardiaca diana que se debe conseguir. 

Anticoagulantes

Los nuevos agentes antitrombóticos (dabigatrán, rivaroxabán, apixabán, edoxabán, otamixabán….) son un grupo de fármacos de gran actualidad debido al potencial que tienen en la práctica clínica en pacientes que requieren anticoagulación, según ha comentado Ángeles Alonso.
 
No hay ensayos específicos de los nuevos anticoagulantes en la población con insuficiencia cardiaca crónica, y el análisis por subgrupos de los principales ensayos (Rely, Rocket y Aristotle) no tiene el poder estadístico para contrastar si los resultados son equiparables a los de la población general. Se necesitan estudios para valorar si en los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica, probablemente secundaria a cardiopatia isquémica, los nuevos antitrombóticos previenen eventos cardiovasculares, en los que no están en fibrilación auricular y que por lo tanto precisarán anticoagulantes. En este sentido, el tratamiento de base tendrá un importante impacto en cuanto a la seguridad, considerando que la mayoría de los pacientes están con aspirina, y alguno con doble terapia antiagregante. A la espera de estudios específicos, no se deben extrapolar los resultados de otras indicaciones clínicas.
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