La ansiedad y la depresión se ceban en los parados de larga duración
Un estudio de la Cruz Roja en Cataluña evidencia el descenso del apoyo del entorno familiar
Ivanna Vallespín Barcelona 29 DIC 2011 - 13:05 CET2
Cuanto más se alarga la crisis, más se agudizan los problemas de las familias. Y además se diversifican. Los parados de larga duración ya no solo deben afrontar problemas económicos, sino que también los problemas sociales y emocionales se ceban en ellos. Es lo que se desprende del estudio sobre los efectos de la crisis en los colectivos más vulnerables elaborado por el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Cruz Roja en Cataluña. Se trata del segundo informe de este tipo que realiza la entidad social (el primero se hizo en julio). Respecto a esa primera edición, el 36% de las 634 personas encuestadas asegura que su situación ha empeorado y el 45% no ha notado mejoría. Del total, el 55% confiesa sufrir alguna alteración emocional como ansiedad y depresión. La pérdida del empleo o de alguna ayuda pública ha sido el motivo principal de este deterioro.
Del total de la muestra de 634 personas, la mitad corresponden a un perfil más laboral, cuyo problema principal es la falta de empleo, pero que no viven una situación de exclusión social. Algo que sí pasa con un grupo de 332 encuestados que pertenecen a un colectivo de más vulnerabilidad, como personas en situación de exclusión social, discapacitados, personas mayores con pensiones muy bajas e inmigrantes en situación irregular. Se trata de un grupo que por su situación depende fuertemente de las ayudas públicas. De hecho, el 56% de ellos recibe algún tipo de prestación.
La mitad de este colectivo confiesa que su situación ha empeorado en los últimos seis meses debido a la pérdida de alguna de estas ayudas (el 24% ha dejado de cobrarlas), ya sea la renta mínima de inserción (la cobra el 17%) o la prestación por desempleo. La precarización de su situación, acompañada de la dilatación de la crisis está provocando la aparición de problemas emocionales como ansiedad o depresión.
Otro inconveniente que debe afrontar este grupo de personas más vulnerables es la reducción del apoyo del entorno familiar. El estudio de la Cruz Roja detecta que con la prolongación de la crisis esta clase apoyo se ha reducido del 22% al 17% respecto a la encuesta realizada hace seis meses. Ante este panorama, este colectivo corre el riesgo de entrar en un círculo vicioso emocional que les desmotiva a la hora de buscar un nuevo empleo. Así lo confiesan la mitad de los encuestados. “Cada vez nos resulta más difícil recuperar a estas personas”, lamenta Enric Morist, coordinador de Cruz Roja en Cataluña.
Para salir de esta espiral, Morist propone que una de los elementos básicos es que las personas recuperen la motivación realizando actividades aunque no sean remuneradas. “La dignidad de una persona no viene dada porque cobre un cheque, sino por sentirse útil a la sociedad”, tercia Morist, quien destaca la importancia que puede tener para las personas más vulnerables el mantenerse activos realizando tareas sociales. “La clave es tener un motivo para levantarse por la mañana”, remacha el coordinador de Cruz Roja.
Otro de los factores que ha mellado la situación de estos colectivos es la pérdida de empleo. El estudio de la ONG refleja que se trataban de puestos de trabajo precarios y mal pagados, ya que el 58% de los empleos estaban remunerados con sueldos inferiores a los 600 euros (y el 90% con menos de 1.000 euros mensuales). La mayor parte de las personas que se han quedado en paro durante estos últimos seis meses tenían un trabajo temporal, pero a jornada completa, que requería una escasa calificación. La mayor parte de estos empleos (el 60%) pertenecían al sector servicios y se consiguieron a través de los contactos personales.
La mitad de los encuestados apuntan a la falta de oferta del mercado laboral como el principal motivo que les impide encontrar un puesto de trabajo. También ven como una desventaja su bajo nivel de estudios (la mayoría tienen como máximo estudios de básica) y se muestran convencidos de que una mejora en su formación les puede ayudar a encontrar un empleo. “No conseguimos remontar el problema de la falta de trabajo”, lamenta Enric Morist.
El coordinador de Cruz Roja en Cataluña expresa su preocupación por el enquistamiento de la crisis y reclama a las Administraciones que prioricen las políticas de acción humanitaria y que se recupere la “militancia ciudadana, es decir, unas redes sociales solidarias que den cobijo a las personas más necesitadas”.
Ante esta situación, la ONG ha visto cómo en el último año crecía la demanda de ayuda. Concretamente, la ONG ha repartido durante 2011 ayuda alimentaria a 188.000 personas, el 20% más que el año anterior. También ha distribuido 45.000 lotes sociales (el 61% más que en 2010), de los cuales la mitad iban destinados a la infancia.
Del total de la muestra de 634 personas, la mitad corresponden a un perfil más laboral, cuyo problema principal es la falta de empleo, pero que no viven una situación de exclusión social. Algo que sí pasa con un grupo de 332 encuestados que pertenecen a un colectivo de más vulnerabilidad, como personas en situación de exclusión social, discapacitados, personas mayores con pensiones muy bajas e inmigrantes en situación irregular. Se trata de un grupo que por su situación depende fuertemente de las ayudas públicas. De hecho, el 56% de ellos recibe algún tipo de prestación.
La mitad de este colectivo confiesa que su situación ha empeorado en los últimos seis meses debido a la pérdida de alguna de estas ayudas (el 24% ha dejado de cobrarlas), ya sea la renta mínima de inserción (la cobra el 17%) o la prestación por desempleo. La precarización de su situación, acompañada de la dilatación de la crisis está provocando la aparición de problemas emocionales como ansiedad o depresión.
Otro inconveniente que debe afrontar este grupo de personas más vulnerables es la reducción del apoyo del entorno familiar. El estudio de la Cruz Roja detecta que con la prolongación de la crisis esta clase apoyo se ha reducido del 22% al 17% respecto a la encuesta realizada hace seis meses. Ante este panorama, este colectivo corre el riesgo de entrar en un círculo vicioso emocional que les desmotiva a la hora de buscar un nuevo empleo. Así lo confiesan la mitad de los encuestados. “Cada vez nos resulta más difícil recuperar a estas personas”, lamenta Enric Morist, coordinador de Cruz Roja en Cataluña.
Para salir de esta espiral, Morist propone que una de los elementos básicos es que las personas recuperen la motivación realizando actividades aunque no sean remuneradas. “La dignidad de una persona no viene dada porque cobre un cheque, sino por sentirse útil a la sociedad”, tercia Morist, quien destaca la importancia que puede tener para las personas más vulnerables el mantenerse activos realizando tareas sociales. “La clave es tener un motivo para levantarse por la mañana”, remacha el coordinador de Cruz Roja.
Otro de los factores que ha mellado la situación de estos colectivos es la pérdida de empleo. El estudio de la ONG refleja que se trataban de puestos de trabajo precarios y mal pagados, ya que el 58% de los empleos estaban remunerados con sueldos inferiores a los 600 euros (y el 90% con menos de 1.000 euros mensuales). La mayor parte de las personas que se han quedado en paro durante estos últimos seis meses tenían un trabajo temporal, pero a jornada completa, que requería una escasa calificación. La mayor parte de estos empleos (el 60%) pertenecían al sector servicios y se consiguieron a través de los contactos personales.
La mitad de los encuestados apuntan a la falta de oferta del mercado laboral como el principal motivo que les impide encontrar un puesto de trabajo. También ven como una desventaja su bajo nivel de estudios (la mayoría tienen como máximo estudios de básica) y se muestran convencidos de que una mejora en su formación les puede ayudar a encontrar un empleo. “No conseguimos remontar el problema de la falta de trabajo”, lamenta Enric Morist.
El coordinador de Cruz Roja en Cataluña expresa su preocupación por el enquistamiento de la crisis y reclama a las Administraciones que prioricen las políticas de acción humanitaria y que se recupere la “militancia ciudadana, es decir, unas redes sociales solidarias que den cobijo a las personas más necesitadas”.
Ante esta situación, la ONG ha visto cómo en el último año crecía la demanda de ayuda. Concretamente, la ONG ha repartido durante 2011 ayuda alimentaria a 188.000 personas, el 20% más que el año anterior. También ha distribuido 45.000 lotes sociales (el 61% más que en 2010), de los cuales la mitad iban destinados a la infancia.
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