JAVIER GARCÍA
"Quitar el dolor es un beneficio neto"
Jefe del Servicio de Anestesia del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, construye con materiales naturales y la ayuda de sus hijos un Belén por año para regalar a sus familiares.
Isabel Gallardo Ponce | 26/12/2011 00:00
Javier García con sus hijos Jaime y Javier, junto al Belén que han construido entre los tres. (José Luis Pindado)
¿Desde cuándo y por qué construye belenes?
-El bricolaje siempre me ha gustado. Es una afición que heredé de mi padre, que también era médico. La madera es un material vivo y me encanta trabajar con ella. El origen viene de estar en las montañas y ver que hay cantidad de cosas que puedes utilizar y a las que nadie les da valor. Los belenes se los regalo a la familia. Mi objetivo es hacer uno cada Navidad. Un regalo especial no tiene por qué ser caro, y en una época en la que todo es consumo, regalar algo hecho por uno mismo me parece una cosa muy bonita
¿Cómo los hace?
-Sólo compro la tabla, que es la base del portal. Pero cada vez lo hago diferente y con la opción no sólo de poner el Misterio, sino también los Reyes Magos y los pastores. Están pensados para gente mayor, para que puedan montarlo con facilidad. No hago producción en serie, aunque últimamente todos llevan chimenea.
Parece satisfactorio.
-Sí, aunque hay veces que se rompen cosas o no queda como quieres. En el bricolaje es malo tener cierto afán de perfeccionismo porque cuando tienes algo bonito y quieres mejorarlo, acabas rompiéndolo. Te devuelve mucha humildad.
¿En el que hace para su casa añade otras figuras, ríos y edificaciones?
-Sí. El portal lo hago de forma artesanal. Pero, por ejemplo, las bombillas y las luces las compro. Siempre le doy un toquecito final. Es lo típico de ir a la Plaza Mayor de Madrid todos los años a comprar en miniatura un botijo o una sartén de metal... A las figuras les da el toque artístico de pintura mi mujer, que es una pintora extraordinaria, se encarga de los detalles de la cara... Es un producto familiar.
¿Quién más interviene?
-Mi hijo Jaime, el pequeño, que tiene 12 años, y al que le gusta mucho el bricolaje. Son regalos con mucho significado porque están construidos por toda la familia. Jaime tiene una habilidad tremenda; yo creo que le transmitiré el afán belenista. De hecho, el Belén que ponemos en casa lo monta él solo desde los 10 años en dos o tres tardes. Tiene un gran nivel de complejidad con fuentes, ríos... Lo borda.
¿Cuánto ocupa?
-Unos dos metros de largo y 80 centímetros de ancho. Tiene sus ríos, el castillo de Herodes -que es mío desde los 8 años-... Empecé a hacerlo con el mayor, Javier. Los niños quieren que les compres el Belén, pero así no les implicas. Iba con Javier a la Plaza Mayor y comprábamos una o dos figuras a cambio de que él construyera un árbol, un fuego, una montaña, un grupo de troncos... El pequeño hereda un Belén construido por su hermano mayor y, en parte, por su padre, y él participa en la construcción. De esta forma, el Belén tiene un significado especial de familia.
¿Su hijo mayor participa?
-Sí, pero tiene 22 años. Es una cuestión de edad, está más liado con sus estudios, pero estoy convencido de que le volverá la afición.
¿Dónde tiene el taller?
-En Santander, concretamente en Bárcena de Pie de Concha. Es una tierra espectacular. Nos ha enamorado profundamente porque es un entorno natural único. Tengo una casita muy pequeña de piedra, remodelada como una casa rural. Anexa hay otra pequeña de madera, donde está mi taller. Ahí he ido poco a poco teniendo el material de bricolaje adecuado.
¿Se han presentado a algún concurso?
-Sí, al concurso local de la parroquia. Pero sinceramente no me gusta porque no quiero ver la parte competitiva sino construir algo pensando en alguien.
¿Construir belenes ayuda a anestesiar el estrés?
-Sí. Me relaja muchísimo y cuando voy a mi taller y estoy construyendo vuelvo distinto. Mi especialidad, la gran desconocida de la Medicina, es muy estresante. Fíjese que no se estudia en la carrera y empieza a introducirse con pequeños créditos en algunas universidades. Es apasionante y muy amplia porque puedes dedicarte al dolor, y una de las cosas más bonitas que puede tener un médico es quitarle el sufrimiento a otros. Solemos pensar que curamos muchas cosas y desde la barrera de la anestesia vemos que curamos más bien poco. Pero quitar el dolor es un beneficio neto.
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