sábado, 9 de mayo de 2009
La terapia génica podría dar un giro a la parálisis facial
Diariomedico.com
ESPAÑA
La terapia génica podría dar un giro a la parálisis facial
La terapia génica podría revolucionar el tratamiento quirúrgico de las parálisis faciales de confirmarse en ensayos clínicos los resultados ya obtenidos en trabajos experimentales por el Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Gregrorio Marañón, de Madrid.
Sonia Moreno - Miércoles, 6 de Mayo de 2009 - Actualizado a las 00:00h.
llaves conceptuales
1. La aplicación del gel de fibrina podría acortar el tiempo y número de operaciones en la parálisis facial
2. En los últimos años el empleo del nervio hipogloso está siendo sustituido por el del maseterino
La terapia génica podría incorporarse al trasplante de tejidos compuestos para tratar la parálisis facial. José María Lasso, cirujano del Servicio de Cirugía Plástica que dirige Rosa Pérez Cano en el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, ha expuesto datos prometedores con un estudio en modelo animal en el XI Simposio Internacional de Nervio Facial, en Roma (Italia). La técnica, patentada por los citados especialistas, utiliza gel de fibrina para acelerar el crecimiento de los vasos sanguíneos y los nervios.
"Para obtener el gel empleamos fibroblastos porcinos, que se cultivaron y posteriormente se transfectaron con un adenovirus que codifica la síntesis de un factor de crecimiento". Esta estrategia -galardonada con un accésit de los premios Madri+D 2008- puede utilizar bien fibrina o células endoteliales, y permite la aplicación de la síntesis de cualquier factor de crecimiento. El trabajo se ha basado en ocho trasplantes de nervio facial en animales, donde se constató "mayor regeneración del nervio injertado, distribución correcta de los axones y menor tiempo para que el nervio trasplantado se incorpore al receptor: en 45 días, el injerto nervioso trasplantado de un cerdo a otro alcanzó un 45 por ciento de regeneración con axones", explica Lasso. El siguiente paso ahora es el ensayo clínico, que se iniciará para tratar a pacientes con úlceras varicosas.
Si estos resultados se repitieran en humanos, la aplicación del gel podría no sólo acortar el tiempo y número de operaciones que requieren ciertas cirugías de parálisis facial, sino que además lo lograría respetando la arquitectura de los nervios faciales intervenidos: "Bastaría con unir los dos cabos del nervio con ayuda de la fibrina", matiza Pérez Cano.
Un tratamiento quirúrgico de la parálisis facial puede necesitar unas cuatro intervenciones hasta lograr la restauración mímica deseada. Sin ir más lejos, una de las máximas autoridades mundiales en este tipo de cirugía, Julia Terzis, de la Universidad de Virginia, ha asegurado en Roma que el 60 por ciento de sus implantes de colgajos libres requieren nuevas cirugías de retoque para terminar de dar la expresión a la cara.
"Son operaciones muy complejas que precisan un equipo de al menos cuatro especialistas en microcirugía, además de la colaboración con Otorrinolaringología y Rehabilitación, y disponer de instrumental puntero y unidades de vigilancia intensiva muy preparadas para este tipo de pacientes", ha destacado Pérez Cano. El Hospital Gregorio Marañón, centro pionero y de referencia en la cirugía de parálisis facial, cuenta con esta infraestructura, al igual que muchos otros grandes hospitales públicos del país. Su Servicio de Cirugía Plástica, junto con el de Otorrinolaringología, que dirige Bartolomé Scola Yurrita, se hace cargo de unos 14 casos de transferencias musculares y otros 60 de intervenciones más sencillas, como anastomosis nerviosas, cada año.
Maseterino
Precisamente, otro de los trabajos presentados en Roma por Lasso se ha centrado en el papel del nervio maseterino en la reparación del facial. El estudio se ha realizado con José Ramón Sañudo, del Departamento de Anatomía de la Universidad Complutense, sobre 20 cadáveres. "Uno de los problemas que plantea la cirugía con autotrasplante de colgajo muscular es que requiere dos tiempos de intervención, con una separación de unos ocho meses entre ambas operaciones. Al utilizar el nervio maseterino reducimos ese tiempo", apunta Lasso, que ya emplea en pacientes esta técnica.
"La principal desventaja del maseterino es que se trata de un nervio originalmente de masticación, por lo que debes provocar un movimiento de esta índole para activar el músculo, lo que requiere una educación específica del paciente". Una de las controversias actuales, también manifestada en la reunión, versa sobre si el cerebro gracias a la plasticidad neuronal aprende la sonrisa espontánea sin necesidad de recurrir al movimiento de la masticación, o por el contrario, si hay que provocarla con dicho movimiento. "Los estudios hechos con PET no han sido concluyentes".
Por otro lado, el empleo del maseterino es un avance con respecto a la utilización del hipogloso y, por tanto, a la afectación de la lengua. "De hecho, en los últimos años, en lugar de cortar el hipogloso entero, se actúa sólo sobre la mitad, para reducir la atrofia lingual. Es bastante probable que el recurso al hipogloso acabe desapareciendo".
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