domingo, 9 de octubre de 2011

Terapia antifúngica para oncohematológicos - DiarioMedico.com

NO SE LES PUEDEN HACER LAS PRUEBAS HABITUALES

Terapia antifúngica para oncohematológicos

El paciente oncohematológico presenta una serie de peculiaridades por las que no es recomendable hacerle biopsias. Por eso, en las infecciones fúngicas el tratamiento es empírico y de anticipación.
Enrique Mezquita. Valencia   |  10/10/2011 00:00

El tratamiento de la enfermedad fúngica invasora en pacientes oncohematológicos presenta una dificultad añadida, ya que la propia condición del paciente impide realizar técnicas habituales, como el diagnóstico de certeza con biopsia incluida. No obstante, se han desarrollado estrategias empíricas y de anticipación que permiten abordar la situación en una primera fase, según ha explicado a Diario Médico Isidro Jarque, del Servicio de Hematología del Hospital Universitario y Politécnico La Fe, de Valencia, y ponente del V Congreso de Tendencias en Micología Médica, organizado por la European Confederation of Medical Mycology (ECMM) y el Infectious Diseases Group of the European Organization for Research and Treatment of Cancer (IDG-Eortc), en Valencia.

"El paciente oncohematológico es, por su propia condición, delicado. Y lo que es aplicable en otro tipo de enfermos, como el diagnóstico de certeza con biopsia, en los oncohematológicos no es posible porque, al fallar la coagulación de la sangre por falta de plaquetas, intentamos evitar esas biopsias", ha apuntado.
  • El tratamiento anticipado implica la utilización de técnicas diagnósticas, como galactomanano y tomografía de tórax de alta resolución
Terapia precoz
En este contexto, según el especialista, "tenemos que movernos con pruebas indirectas y trabajar mucho tiempo sin tener toda la información pertinente". No obstante, ha matizado que "se han desarrollado unas estrategias de tratamiento, empíricas y anticipadas, que nos permiten tratar lo antes posible, sobre todo porque sí sabemos con certeza que cuanto más tiempo se demora el tratamiento de una enfermedad por hongos, más riesgo tiene el paciente. Y posteriormente, cuando se conoce el diagnóstico de certeza, ya se aplican las guías recomendadas para otro tipo de pacientes".

El tratamiento empírico se inicia cuando el paciente tiene fiebre y no responde al tratamiento para bacterias. "En esta situación debemos pensar en una infección por hongos y emplear el arsenal disponible en esta situación: anfotericina B, generalmente liposómica, voriconazol o caspofunginas, son los tres fármacos que más se utilizan en nuestros pacientes". Por otra parte, Jarque ha apuntado que "el tratamiento anticipado implica la utilización de técnicas diagnósticas, principalmente galactomanano y TC de tórax de alta resolución".

El especialista ha añadido que, gracias a los progresos en el diagnóstico y tratamiento de la infección fúngica en este tipo de pacientes, en los últimos diez años se han conseguido avances muy significativos. A modo de ejemplo, se ha reducido de un 80 a un 30 por ciento la mortalidad por aspergilosis. "Aunque la mortalidad parezca importante, es destacable la reducción conseguida".

Y respecto al margen de mejora, ha reconocido que "quizás nos encontramos en un punto en el que es difícil mejorar mucho más, sobre todo porque en muchas ocasiones el paciente tiene una enfermedad hematológica de base y activa. Contamos de todos modos con fármacos seguros y eficaces, mejores pruebas diagnósticas y progresamos en la precocidad para tratar".
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