CARDIOLOGÍA | Riesgos
Embarazos de todo corazón
Sara Carrasco en una imagen reciente. | El Mundo
- Las mujeres con cardiopatías tienen que ser controladas para evitar riesgos
Durante el embarazo, el corazón de la madre tiene que duplicar su tarea para bombear sangre suficiente para alimentar al feto. Esta dinámica puede suponer un esfuerzo mayúsculo en el caso de mujeres con problemas previos de corazón por lo que cada vez son más los hospitales en los que cardiólogos y obstetras trabajan mano a mano con estas pacientes.
Sara Carrasco (35 años) ha vivido con el corazón 'al revés' desde que nació. A los cuatro meses, los médicos descubrieron que tenía una trasposición de las arterias; un defecto congénito que hace que los dos vasos principales que sacan la sangre del corazón (la aorta y la arteria pulmonar), están intercambiados entre sí. "Ahora, creo que este defecto se opera y ponen las arterias 'en su sitio'; pero en mi época era diferente y yo llevo una especie de 'parche', un bypass entre ventrículos", explica a ELMUNDO.es.
Aunque ha llevado siempre una vida normal ("sin grades esfuerzos"), su rutina incluye una revisión anual a la unidad de Cardiología. "Algunos de los médicos que me llevaban de pequeña ya se han jubilado", bromea.
Como ella, muchas mujeres con cardiopatías congénitas y adquiridas (insuficiencias cardiacas y arritmias, principalmente), se plantean en un momento de su vida ser madres. "En principio, muchas de ellas no relacionan una cosa con otra y desconocen que el embarazo puede ser un factor de riesgo", explica la doctora Antonia Pijuán, especialista de la unidad integral de Cardiopatías Congénitas del Adulto de los hospitales Vall d'Hebrón y Sant Pau de Barcelona, dirigida por el doctor Jaume Casaldáliga.
De hecho, un reciente estudio europeo publicado en la revista 'European Heart Journal' concluye que las mujeres con problemas de corazón pueden tener un embarazo seguro si son bien controladas desde el principio. De forma general, el riesgo de fallecer durante la gestación es 100 veces superior al de la población sana.
Ese control influye tanto a la madre (ajustando la dosis o cambiando alguno de los fármacos que tomaban para que no causen malformaciones) como al feto. "Como la sangre que nutre al feto se bombea con más dificultad, hay más riesgo de que estos niños nazcan prematuramente o con bajo peso", aclara la cardióloga catalana. Además, en cuanto es posible se realizan ecocardiografías fetales para comprobar si el bebé ha heredado la malformación del corazón en los casos congénitos (que son el 5%-7% del total). No fue el caso de Sara; su hijo nació sano y ambos hacen una vida totalmente normal.
Según el Registro Europeo de Embarazo y Enfermedad Cardiaca, el 0,9% de las gestantes occidentales tiene algún tipo de problema coronario. Después de analizar a 1.300 europeas, concluyen que los congénitos son los más frecuentes (66%), seguidos de problemas valvulares (25%) y en el músculo cardiaco -cardiomiopatías- (7%). Sólo un 2% sufre cardiopatía isquémica.
Hay algunas patologías cardiacas, como la hipertensión pulmonar, en las que quedarse embarazada equivale a un 50% de riesgo de mortalidad para la madre. "En estos casos, la mayor parte de las parejas opta por descartar la maternidad", aclara Pijuán. Y habla de parejas porque, como ella misma explica, en este tipo de decisiones los hombres también juegan su papel. "A menudo son ellos quienes se muestran más cautos cuando conocen los riesgos, mientras que las mujeres suelen tener claro su deseo de ser madres". Sara confirma este extremo: "Yo tenía clarísimo que quería ser madre; tal vez si me hubiese tenido que operar antes, o tuviese dificultades... pero es que yo llevaba una vida totalmente normal".
Una vez llegado el momento del parto, y en contra de lo que muchos puedan pensar, Pijuán aclara que lo más fisiológico suele ser un parto vaginal; "muy controlado y monitorizado eso sí". De hecho, aclara, el mayor riesgo de descompensación para la madre se produce en el posparto inmediato, porque toda la sangre de la placenta pasa de golpe al torrente sanguíneo y el corazón tiene que estar preparado para bombearla. "Es ahí cuando se pueden producir arritmias e insuficiencias cardiacas debidas a la sobrecarga".
En esta unidad, donde se atienden cerca de 60 mujeres al año, trabajan también los doctores Manel Casellas y María Goya (ginecólogo) y Pilar Tornos para los casos de cardiopatías adquiridas.
Sara Carrasco (35 años) ha vivido con el corazón 'al revés' desde que nació. A los cuatro meses, los médicos descubrieron que tenía una trasposición de las arterias; un defecto congénito que hace que los dos vasos principales que sacan la sangre del corazón (la aorta y la arteria pulmonar), están intercambiados entre sí. "Ahora, creo que este defecto se opera y ponen las arterias 'en su sitio'; pero en mi época era diferente y yo llevo una especie de 'parche', un bypass entre ventrículos", explica a ELMUNDO.es.
Aunque ha llevado siempre una vida normal ("sin grades esfuerzos"), su rutina incluye una revisión anual a la unidad de Cardiología. "Algunos de los médicos que me llevaban de pequeña ya se han jubilado", bromea.
Como ella, muchas mujeres con cardiopatías congénitas y adquiridas (insuficiencias cardiacas y arritmias, principalmente), se plantean en un momento de su vida ser madres. "En principio, muchas de ellas no relacionan una cosa con otra y desconocen que el embarazo puede ser un factor de riesgo", explica la doctora Antonia Pijuán, especialista de la unidad integral de Cardiopatías Congénitas del Adulto de los hospitales Vall d'Hebrón y Sant Pau de Barcelona, dirigida por el doctor Jaume Casaldáliga.
Un riesgo 100 veces superior
Por eso Pijuán y su equipo insisten en la importancia de que estas pacientes conozcan sus riesgos desde la adolescencia, para que puedan ser informadas de todas las consecuencias y controladas desde el primer momento de la gestación.De hecho, un reciente estudio europeo publicado en la revista 'European Heart Journal' concluye que las mujeres con problemas de corazón pueden tener un embarazo seguro si son bien controladas desde el principio. De forma general, el riesgo de fallecer durante la gestación es 100 veces superior al de la población sana.
Ese control influye tanto a la madre (ajustando la dosis o cambiando alguno de los fármacos que tomaban para que no causen malformaciones) como al feto. "Como la sangre que nutre al feto se bombea con más dificultad, hay más riesgo de que estos niños nazcan prematuramente o con bajo peso", aclara la cardióloga catalana. Además, en cuanto es posible se realizan ecocardiografías fetales para comprobar si el bebé ha heredado la malformación del corazón en los casos congénitos (que son el 5%-7% del total). No fue el caso de Sara; su hijo nació sano y ambos hacen una vida totalmente normal.
Según el Registro Europeo de Embarazo y Enfermedad Cardiaca, el 0,9% de las gestantes occidentales tiene algún tipo de problema coronario. Después de analizar a 1.300 europeas, concluyen que los congénitos son los más frecuentes (66%), seguidos de problemas valvulares (25%) y en el músculo cardiaco -cardiomiopatías- (7%). Sólo un 2% sufre cardiopatía isquémica.
Parto vaginal
De todas ellas, aseguran, las embarazadas con cardiomiopatías son las que tienen mayor riesgo de fallecer o sufrir complicaciones durante esos meses. Mientras que los trastornos de nacimiento se asocian con una gestación más segura, "precisamente porque estas mujeres suelen tener un control más rutinario desde su infancia y mucho antes de quedarse embarazadas".Hay algunas patologías cardiacas, como la hipertensión pulmonar, en las que quedarse embarazada equivale a un 50% de riesgo de mortalidad para la madre. "En estos casos, la mayor parte de las parejas opta por descartar la maternidad", aclara Pijuán. Y habla de parejas porque, como ella misma explica, en este tipo de decisiones los hombres también juegan su papel. "A menudo son ellos quienes se muestran más cautos cuando conocen los riesgos, mientras que las mujeres suelen tener claro su deseo de ser madres". Sara confirma este extremo: "Yo tenía clarísimo que quería ser madre; tal vez si me hubiese tenido que operar antes, o tuviese dificultades... pero es que yo llevaba una vida totalmente normal".
Una vez llegado el momento del parto, y en contra de lo que muchos puedan pensar, Pijuán aclara que lo más fisiológico suele ser un parto vaginal; "muy controlado y monitorizado eso sí". De hecho, aclara, el mayor riesgo de descompensación para la madre se produce en el posparto inmediato, porque toda la sangre de la placenta pasa de golpe al torrente sanguíneo y el corazón tiene que estar preparado para bombearla. "Es ahí cuando se pueden producir arritmias e insuficiencias cardiacas debidas a la sobrecarga".
En esta unidad, donde se atienden cerca de 60 mujeres al año, trabajan también los doctores Manel Casellas y María Goya (ginecólogo) y Pilar Tornos para los casos de cardiopatías adquiridas.
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