lunes, 20 de enero de 2014

La ingesta de azúcar debe moderarse, pero sin demonizarse - DiarioMedico.com

La ingesta de azúcar debe moderarse, pero sin demonizarse - DiarioMedico.com



MOVIMIENTO INGLÉS 'ACTION ON SUGAR'

La ingesta de azúcar debe moderarse, pero sin demonizarse

Expertos consultados por DM creen que es necesario ser cautos en el consumo del carbohidrato simple, sin calificarlo de veneno y como parte de una dieta equilibrada que incluya actividad física.
Isabel Gallardo Ponce. Madrid | igallardo@diariomedico.com   |  20/01/2014 00:00

El Reino Unido se ha puesto en armas contra el azúcar refinado, al que tildan de adictivo, equiparan con el tabaco, y culpan de la epidemia de obesidad y diabetes en el mundo occidental. El movimiento Action on Sugar (Acción sobre el azúcar) lo suscriben 16 profesionales sanitarios anglosajones que buscan reducir, si no eliminar, el azúcar añadido que contienen alimentos, snacks y bebidas, desde una campaña de salud pública sin precedentes, salvo por la realizada para reducir las cantidades de sal, desde la II Guerra Mundial.
Los expertos españoles consultados por DM lo tienen claro: reducir el azúcar sería saludable, siempre que no se proscriba ni a éste ni al resto de carbohidratos y no se sustituyan por otros alimentos de igual o mayor contenido calórico. "El azúcar, como tal, es de reciente incorporación. Es más antiguo el uso de la miel, como hidrato soluble, pero el azúcar es un endulzante magnífico y una fuente de calorías, aunque vacías, que se ha ido incorporando a gran cantidad de alimentos, sobre todo a bebidas refrescantes. También es verdad que se relaciona directamente con el aumento de sobrepeso central, insulinorresistencia y todos los fenómenos que lo acompañan", explica Clotilde Vázquez, jefa de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid. No obstante, asegura que no hay que proscribir el azúcar, pero sí limitarlo porque se está tomando demasiada cantidad.
Desde Action on Sugar destacan que un refresco de cola contiene 9 cucharadas de azúcar, y 15 ml de ketchup unas 4. Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia, aunque no ve la medida como negativa, no cree que sirva para solucionar la obesidad, "cuyo origen es más complejo que la ingesta de hidratos de carbono simples. Por ejemplo, el tomate frito, un importante producto de la dieta mediterránea, lleva azúcar añadido, y sería una pena quitarlo y no poder tomarlo por su sabor ácido, ya que es una gran fuente de antioxidantes y licopeno".
Asimismo, Albert Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, cree que no solucionará la obesidad pero que sí ayudará a paliarla.
Lo que sí hay que reducir, dice Garaulet, es la ingesta de carbohidratos simples o refinados por su alto índice glucémico, especialmente los ocultos en alimentos y bebidas. "Sin embargo, una dieta equilibrada debe contener hidratos de carbono complejos y simples".
Según Vázquez, es necesario educar a la población para que identifique en el etiquetado de los alimentos el azúcar encubierto en forma de dextrosa, glucosa, sacarosa, fructosa y jarabe de maíz, especialmente en los zumos embotellados. "Muchas madres dan zumos a sus hijos como una opción saludable, pero en realidad contienen gran cantidad de azúcar", apunta Garaulet.
Ángel Marco Mur, jefe de Sección de Endocrinología y Nutrición Clínica del Hospital Universitario de Móstoles, explica que el problema fundamental es el aporte calórico, así que si éste se reduce de los carbohidratos refinados perfecto, siempre que no se sustituya por otro alimento igual de calórico. Según él, la estrategia debe incluir siempre medidas relativas a la actividad física y a la alimentación, más que a la eliminación o reducción de un tipo de nutriente. Lecube cree que para reducir el azúcar hay que contar con el apoyo de sociedades científicas, Administración e industria, sin olvidar la educación de padres y niños, y el fomento del ejercicio.

¿Qué busca el movimiento 'Action on Sugar'?

Conseguir una reducción de la ingesta del azúcar refinado en el Reino Unido y asegurar que no supone más del 5 por ciento de la energía total de la dieta diaria (equivaldría a seis cucharadas de café para mujeres y ocho para hombres).
Alcanzar un consenso con los fabricantes de alimentos y proveedores sobre la evidencia de que añadir azúcar refinado es una de las principales causas de obesidad y tiene otros efectos adversos para la salud. El fin es persuadirles para reducir universal y gradualmente el azúcar en alimentos procesados.
Asegurar un etiquetado nutricional comprensible en los alimentos y bebidas con azúcar añadido, con la ayuda del sistema de semáforo de recomendación.
Educar a la población para que conozcan el significado que tiene el azúcar añadido sobre su salud, y enseñarles a que identifiquen en el etiquetado de los alimentos cuáles contienen azúcar y eviten aquéllos con altos niveles.
Considerar a los niños como un grupo vulnerable, cuya salud corre más riesgo en la ingesta de altas dosis de azúcar.
Comprobar que la evidencia científica acerca de los peligros de un consumo excesivo de azúcares refinados se traduce en políticas por el gobierno y por las organizaciones profesionales.
Conducir una campaña parlamentaria para asegurar que el gobierno y el Departamento de Salud se ponen en marcha y, si la industria alimentaria no cumple los requisitos, se promulguen leyes y se impongan impuestos al azúcar.
Trabajar conjuntamente con otras organizaciones para resaltar los mensajes sobre el contenido de una dieta saludable.
Colaborar con expertos y ministros de salud de otros países y de la OMS.

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