PEDIATRÍA Tabaquismo pasivo y asma
'Mis papás fuman y a mí me ingresan'
Varios niños disfrazados de cigarrillos en una campaña japonesa contra el tabaco ITSUO INOUYE Ap
Los niños asmáticos expuestos al humo del tabaco de manera pasiva tienen más riesgo de reingresar en el hospital por complicaciones derivadas de su enfermedad que los que respiran un ambiente más limpio, como refleja un estudio publicado en la revista Pediatrics.
Las complicaciones del asma causadas por el tabaco no son desconocidas para los especialistas, y se sabe que los cigarrillos son uno de los factores capaces de desencadenar las crisis asmáticas infantiles debido al efecto que causan sus ingredientes sobre los bronquios (especialmente frágiles en el caso de los niños). Se calcula que uno de cada 10 niños y adolescentes españoles sufre este problema, la enfermedad crónica más habitual en la infancia (y también una de las principales causas de hospitalización en niños).
El trabajo estadounidense que ahora se publica sugiere, además, que la exposición pasiva al humo en el domicilio o en el coche debería ser tenido en cuenta a partir de ahora como factor predictivo de futuros reingresos hospitalarios. Según datos de la Sociedad Española de Neumología, hasta un 42% de los niños españoles está expuesto, diaria u ocasionalmente, al humo del tabaco.
Los autores, encabezados por Robert Kahn, del Hospital Infantil de Cincinnati, analizaron a 619 niños de cero a 16 años, atendidos en este centro por crisis asmáticas entre agosto de 2010 y octubre de 2011. Además de preguntar a sus padres y cuidadores por la exposición de los niños a los cigarrillos, los investigadores les tomaron muestras de sangre y saliva en busca de cotinina.
La cotinina es una sustancia que produce el organismo al estar en contacto con la nicotina y que, por tanto, puede considerarse una medición biológica bastante objetiva de la exposición de los menores al tabaco. De hecho, casi el 40% de los niños cuyos padres respondieron que no habían estado expuestos a los cigarrillos sí tenían restos de cotinina en sangre y hasta un 70% la tenía en la saliva.
Por esta razón, las respuestas de los padres no sirvieron para predecir futuros reingresos, pero cuando se tuvo en cuenta una medida más objetiva que sus cuestionarios, la presencia de cotinina en sangre o saliva sí sirvió para predecir qué pequeños volverían a urgencias antes de un año por una crisis asmática.
Con esta medición (en saliva o sangre), el riesgo de volver al hospital en los 12 meses siguientes fue casi el doble para los pequeños que eran fumadores pasivos.
El asma infantil no sólo es un problema médico, sino un complejo quebradero de cabeza para las familias y una cuestión económica que se traduce en muchos días de trabajo y colegio perdidos por la enfermedad.
Por este motivo, el trabajo considera que la presencia de cotinina en sangre o saliva debería tenerse en cuenta a la hora de predecir futuras complicaciones en estos niños y, a la vez, debería incentivar a los padres para iniciar programas de cesación del tabaquismo.
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