PROYECTO 'VENOMICS'
Más de 20.000 secuencias de venenos al servicio de la salud
La iniciativa europea Venomics, que ha presentado sus primeros resultados, espera obtener más de 20.000 secuencias de toxinas para constituir la mayor base de datos hasta el momento.
María Sánchez-Monge. Madrid | 24/06/2014 16:59
Las toxinas se extraen de moluscos, serpientes, himenópteros, arañas y entre otros animales. (DM)
VISTA:
El potencial terapéutico de los venenos animales se conoce desde hace tiempo y se ha explotado farmacológicamente. Una iniciativa europea, cuyos primeros resultados se han presentado hoy en Lisboa, se ha lanzado a la búsqueda sistemática de medicamentos a partir de toxinas. Para ello, el proyecto Venomics espera obtener más de 20.000 secuencias de toxinas, que constituirán la mayor base de datos hasta el momento.
Se estima que hay más de 170.000 animales venenosos y que el veneno animal incorpora una colección de más de 40 millones de compuestos, de los que sólo se conocen unos 5.000. Los miembros de Venomics ya han recogido 120 especies venenosas y han analizado 90 mediante transcriptómica y 30 por proteómica. Tal y como ha explicado Nicolas Gilles, coordinador general del proyecto, "en cada veneno hay varios cientos de toxinas". Según el investigador, "el proyecto tendrá un impacto importante en la salud pública, ofreciendo tanto la posibilidad de desarrollar fármacos innovadores dirigidos a receptores diana como nuevas vías terapéuticas para necesidades médicas no cubiertas".
El equipo de científicos ha viajado a distintas zonas del mundo, como la Guyana Francesa o la Amazonía, para recoger las muestras de venenos.
Lista de toxinas
Una vez recolectado el material biológico, un laboratorio de la Universidad de Lieja (Bélgica) efectúa el análisis proteómico de los venenos, mientras que el análisis transcriptómico de las glándulas se lleva a cabo en Sistemas Genómicos, en Valencia. Esta compañía ha desarrollado el concepto de transcriptómica de novo, que permite el análisis de las moléculas de ARN cuando no existe conocimiento previo sobre el organismo del que proceden. "Esta potente aplicación permite la identificación de moléculas desconocidas que no se habían explorado antes, abriendo enormes posibilidades para el descubrimiento de nuevos medicamentos", ha afirmado Rebeca Miñambres, responsable del Área de Transcriptómica de Venomics.
Los dos tipos de análisis -proteómico y transcriptómico- proporcionan información complementaria que se combina en el Instituto de Biología y Tecnología de la CEA, en Francia, para generar la lista de toxinas de cada veneno.
Una vez recolectado el material biológico, un laboratorio de la Universidad de Lieja (Bélgica) efectúa el análisis proteómico de los venenos, mientras que el análisis transcriptómico de las glándulas se lleva a cabo en Sistemas Genómicos, en Valencia. Esta compañía ha desarrollado el concepto de transcriptómica de novo, que permite el análisis de las moléculas de ARN cuando no existe conocimiento previo sobre el organismo del que proceden. "Esta potente aplicación permite la identificación de moléculas desconocidas que no se habían explorado antes, abriendo enormes posibilidades para el descubrimiento de nuevos medicamentos", ha afirmado Rebeca Miñambres, responsable del Área de Transcriptómica de Venomics.
Los dos tipos de análisis -proteómico y transcriptómico- proporcionan información complementaria que se combina en el Instituto de Biología y Tecnología de la CEA, en Francia, para generar la lista de toxinas de cada veneno.
Uno de los grandes retos del proyecto ha sido ajustar los protocolos de laboratorio a las bajas cantidades de material que se pueden obtener de la glándula del veneno de animales muy pequeños. "Ahora estamos trabajando con unos 50-200 nanogramos de ARN, cuando al comienzo del proyecto se precisaban al menos 1.000 nanogramos", ha precisado Miñambres.
El siguiente paso será la síntesis de las toxinas de la base de datos de secuenciación mediante la expresión recombinante y química de péptidos. Finalmente, la información acumulada en el banco de péptidos se empleará para el estudio de posibles dianas terapéuticas.
El proyecto se financia con 9,1 millones de euros, seis de ellos del Séptimo Programa Marco de la Unión Europea.
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