lunes, 2 de junio de 2014

Terapia celular cardiaca: regeneración en marcha - DiarioMedico.com

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TRABAJO MULTICÉNTRICO INTERNACIONAL BAMI

Terapia celular cardiaca: regeneración en marcha

La investigación en terapia celular no ha seguido criterios homogéneos; los nuevos estudios quieren corregirlo.
Sonia Moreno. Madrid | soniamb@diariomedico.com   |  02/06/2014 00:00

Francisco Fernández-Avilés

Francisco Fernández-Avilés, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón (Madrid). (José Luis Pindado)
Más de 3.000 pacientes con infarto agudo de miocardio han recibido una terapia celular cardiaca, cuyo impacto ha resultado positivo en la función y evolución del corazón dañado, así como en la recuperación de los propios enfermos, comparados con quienes recibieron placebo.
Ese beneficio, apunta a DM Francisco Fernández-Avilés, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Gregorio Marañón (Madrid), "se ha obtenido con células madre derivadas de médula ósea, más simples y menos potentes que otros tipos celulares, y administradas con procesamientos diversos y en momentos diferentes". La falta de homogeneidad justificaría las conclusiones de un reciente metanálisis, dirigido desde el Imperial College de Londres y publicado el pasado abril en British Medical Journal, que advierte sobre los resultados contradictorios en los ensayos con terapia celular cardiaca.
"El problema es que el producto celular empleado para la regeneración cardiaca ha sido diferente en cada estudio; no ha habido dos pacientes que hayan recibido lo mismo", argumenta Fernández-Avilés, para quien estas dudas se disiparán con el trabajo multicéntrico internacional BAMI, que se acaba de iniciar con el apoyo del 7º Programa Marco de la Unión Europea.
El estudio BAMI incluirá un total de 3.000 pacientes agudos en los que se administrarán células de médula ósea obtenidas a partir de un procedimiento idéntico. "Sólo podrán manipular las células tres centros que están acreditados en Alemania, Dinamarca y en España, en concreto, en nuestro hospital", enumera Fernández-Avilés, que es el coordinador nacional del BAMI.
El objetivo es confirmar que la administración de las células, combinadas con el tratamiento convencional, reduce la mortalidad en los pacientes cardiacos agudos, lo que constituiría un importante respaldo para la terapia celular.
  • Tras las células de la médula ósea, han llegado las células cardiacas residentes y las células madre enriquecidas; las combinaciones y las iPS son el futuro
Las células que vienen

Otras líneas de investigación están evaluando nuevos tipos celulares, según se ha expuesto en el XI Simposio Internacional sobre Terapia Celular e Innovaciones Cardiovasculares, celebrado en el Hospital Gregorio Marañón. Fernández-Avilés, coordinador del simposio y de la Red de Investigación Cardiovascular (RIC) del Instituto de Salud Carlos III, destaca que "las células cardiacas residentes, derivadas del corazón, constituyen uno de los nuevos tipos más prometedores".
Estas células se pueden emplear de forma alogénica. Una vez obtenidas de donantes, se preparan para que estén disponibles cuando se necesiten. Requieren una manipulación y procesamiento muy delicados y acaban de ser evaluadas en dos estudios clínicos que se han publicado en The Lancet, con buenos resultados; ahora van a ensayarse en paciente agudo en el estudio Caremi, con importante participación española.
Las células cardiacas residentes constituyen la segunda generación de células en la terapia regenedora, tras las primigenias células derivadas de médula ósea y de la grasa. La tercera generación, que ya se está estudiando, son las células enriquecidas con proteínas, y el futuro parece estar en las células de pluripotencialidad inducida (iPS). "Probablemente, necesitaremos diferentes combinaciones celulares y administraciones repetidas".
De momento, la regeneración celular cardiaca ha logrado sus mejores resultados en el infarto agudo de miocardio, donde se produce una pérdida de células, pero la estructura extracelular queda intacta. No ocurre así en el paciente crónico, a cuya pérdida celular se suma la de estructura extracelular; el tejido queda como una cicatriz, lo que en jerga, gráficamente, se llama cuero. Lograr la regeneración aquí es uno de los grandes retos, y será necesario contar con células muy potentes, como las iPS, pero también habrá que emplear un andamiaje donde alojarlas.
Tal estructura se puede conseguir a partir de matrices tridimensionales artificiales, o bien bioartificiales -corazones de cadáver descelularizado que se repueblan-, o, como investiga el grupo de Juan Carlos Izpisúa en el Instituto Salk (California) y ha expuesto en el simposio, utilizando cerdos para alojar corazones humanos.

Aglutinar los estudios experimentales

Los estudios experimentales son claves a la hora de despejar las incógnitas que rodean a la terapia celular. Como ha expuesto Steven Chamuleau (Universidad de Utrecht) en el simposio, estos trabajos experimentales, como los que utilizan el modelo porcino, deberían seguir una homogeneización y un registro similares a los de los estudios clínicos. En España, la RIC colabora estrechamente con el Centro de Cirugía de Mínima Invasión, de Cáceres, donde se desarrolla gran parte de esta investigación.
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