El plomo, el arsénico y el cadmio aumentan el riesgo de cáncer de páncreas
Un estudio de investigadores españoles relaciona estos contaminantes con la enfermedad
Los niveles altos de níquel y selenio, en cambio, reducen la probabilidad
Los altos niveles de plomo, arsénico y cadmio aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas, mientras que los de níquel y selenio lo reducen. Es la conclusión a la que llega un estudio de investigadores españoles y estadounidenses publicado hoy en la revista científica Gut. Los investigadores Núria Malats, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y Miquel Porta, del Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM), estudiaron los niveles de 12 elementos en 118 pacientes con cáncer de páncreas y 399 pacientes con otras patologías, todos ellos ingresados en diferentes hospitales españoles.
Los investigadores analizaron la presencia de estos metales en las uñas de los pies. “Las uñas las recogimos entre 1992 y 1995, lo que ilustra lo útiles que son los bancos de muestras biológicas. Tras más de 15 años de almacenamiento, se analizaron en el Dartmouth College de Estados Unidos, y en ellas se detectaron muy altos niveles de metales o elementos como plomo, arsénico, cadmio…”, explica Porta. Los resultados de la comparación de los restos encontrados en las uñas de los pacientes con cáncer y los que no lo padecían acabaron mostrando que los que tenían niveles más altos de plomo presentaban seis veces más riesgo de padecer cáncer de páncreas. En el caso del arsénico y el cadmio, el riesgo se multiplicaba por dos o por tres.
El análisis también mostró que los individuos con niveles de níquel y selenio altos tenían una probabilidad entre un 33% y un 95% menor de desarrollar un cáncer de páncreas que los que tenían niveles más bajos.
No es la primera vez que un estudio científico asocia el selenio con la protección contra determinados tipos de cáncer. Este elemento puede contrarrestar los efectos nocivos del cadmio, el arsénico y el plomo, según algunas investigaciones.
¿Dónde están los elementos nocivos? “Nuestra hipótesis es que la principal fuente de exposición es la dieta, aunque también están en el aire y el agua, y en algunos lugares de trabajo. Eso es lo siguiente que vamos a estudiar”, asegura Porta.
Las uñas, señala Malats, “son una buena matriz biológica donde se acumulan metales por un periodo de tiempo considerable, entre uno y tres años”. La investigadora añade que “el cadmio está presente en el tabaco y en exposiciones ocupacionales, el arsénico en el suelo y agua, y el plomo en contaminación de gasolina y ambiental. El organismo los absorbe de diferente manera, vía respiratoria o digestiva y se almacenan en diferentes tejidos, entre ellos, las uñas”.
Este estudio podría tener una aplicación clínica. “Ayudará a hacer prevención primaria, a prevenir la aparición de la enfermedad”, afirma Porta. “Casi todo el mundo se dedica a buscar mejores diagnósticos y tratamientos (con poquísimo éxito), pero pocos a impedir que el mortífero cáncer de páncreas aparezca”, añade. Este tipo de cáncer es poco frecuente pero muy letal. Hasta ahora, solo el tabaco, la obesidad y la diabetes se consideraban factores de riesgo comprobados.
“Los resultados deben replicarse”, explica Malats. “Si se replican, el siguiente paso es probar el efecto protector del selenio, al menos, mediante un ensayo clínico antes de poder administrarlo a población de alto riesgo de desarrollar cáncer de páncreas”.
Los investigadores analizaron la presencia de estos metales en las uñas de los pies. “Las uñas las recogimos entre 1992 y 1995, lo que ilustra lo útiles que son los bancos de muestras biológicas. Tras más de 15 años de almacenamiento, se analizaron en el Dartmouth College de Estados Unidos, y en ellas se detectaron muy altos niveles de metales o elementos como plomo, arsénico, cadmio…”, explica Porta. Los resultados de la comparación de los restos encontrados en las uñas de los pacientes con cáncer y los que no lo padecían acabaron mostrando que los que tenían niveles más altos de plomo presentaban seis veces más riesgo de padecer cáncer de páncreas. En el caso del arsénico y el cadmio, el riesgo se multiplicaba por dos o por tres.
El análisis también mostró que los individuos con niveles de níquel y selenio altos tenían una probabilidad entre un 33% y un 95% menor de desarrollar un cáncer de páncreas que los que tenían niveles más bajos.
No es la primera vez que un estudio científico asocia el selenio con la protección contra determinados tipos de cáncer. Este elemento puede contrarrestar los efectos nocivos del cadmio, el arsénico y el plomo, según algunas investigaciones.
¿Dónde están los elementos nocivos? “Nuestra hipótesis es que la principal fuente de exposición es la dieta, aunque también están en el aire y el agua, y en algunos lugares de trabajo. Eso es lo siguiente que vamos a estudiar”, asegura Porta.
Las uñas, señala Malats, “son una buena matriz biológica donde se acumulan metales por un periodo de tiempo considerable, entre uno y tres años”. La investigadora añade que “el cadmio está presente en el tabaco y en exposiciones ocupacionales, el arsénico en el suelo y agua, y el plomo en contaminación de gasolina y ambiental. El organismo los absorbe de diferente manera, vía respiratoria o digestiva y se almacenan en diferentes tejidos, entre ellos, las uñas”.
Este estudio podría tener una aplicación clínica. “Ayudará a hacer prevención primaria, a prevenir la aparición de la enfermedad”, afirma Porta. “Casi todo el mundo se dedica a buscar mejores diagnósticos y tratamientos (con poquísimo éxito), pero pocos a impedir que el mortífero cáncer de páncreas aparezca”, añade. Este tipo de cáncer es poco frecuente pero muy letal. Hasta ahora, solo el tabaco, la obesidad y la diabetes se consideraban factores de riesgo comprobados.
“Los resultados deben replicarse”, explica Malats. “Si se replican, el siguiente paso es probar el efecto protector del selenio, al menos, mediante un ensayo clínico antes de poder administrarlo a población de alto riesgo de desarrollar cáncer de páncreas”.
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