El drama de las niñas que no pueden ser madres

José Manuel Devesa. Cirujano especializado en la pelvis, publica 'Llévame a Farafangana', una novela en la que narra la vida en Madagascar de las mujeres marcadas con la 'herida innombrable'

Isabel Gallardo Ponce | igallardo@diariomedico.com | 21/01/2013 00:00

José Manuel Devesa, cirujano especializado en la pelvis, ha publicado 'Llévame a Farafangana'. ()

Desde 2005, José Manuel Devesa, jefe de Sección de Cirugía General y Digestivo del Ramón y Cajal de Madrid, acude cada año a la Misión de Ambatoabo, de las Hijas de la Caridad, en Farafangana, en el sudeste de Madagascar. La llegada del español y su equipo completó la leprosería con un pequeño hospital en el que han construido un bloque quirúrgico, otro de hospitalización y una unidad de parto, que atienden las religiosas y algunos médicos nativos. Devesa ha plasmado en su novela Llévame a Farafangana, en la que mezcla realidad y ficción, la historia de una joven malgache con la herida innombrable. La recaudación que obtenga el libro se destinará a la construcción de un hospital maternoinfantil.

PREGUNTA. Hacía cooperación en Camerún. ¿Cómo llegó a Madagascar?
RESPUESTA. Una de las religiosas de la orden se puso en contacto conmigo, para saber si podíamos ayudarles. Después de una reunión con la superiora y de que me contaran cómo era la situación sanitaria en la zona, fui con un grupo de 2 anestesistas, 1 traumatólogo y 2 ginecólogos. Me quedé prendado del lugar y de su gente.

Cuando llegué a Farafangana fui consciente del drama que supone la fístula vesicovaginal en la mujer, lo que llaman la 'herida innombrable', que afecta en África a más de dos millones de personas"

P. ¿Qué fue lo que más le llamó la atención?
R. Fui consciente del drama que supone la fístula vesicovaginal, lo que llaman la herida innombrable, que afecta en África a más de dos millones de personas.
P. ¿Qué es?
R. La comunicación de la vagina con la vejiga. La temprana edad en la que las mujeres se quedan embarazadas -entre los 12 y los 18 años ocurre más del 80 por ciento de las gestaciones-, y la ausencia de la asistencia para aplicar un fórceps o realizar una cesárea, hacen que el feto se queda encajado en la pelvis y fallezca. Si la madre sobrevive, se debe esperar entre 48-72 horas para extraerlo. Durante ese tiempo, el feto comprime la vagina contra la vejiga, lo que establece una comunicación entre los dos órganos, y a veces con el recto.

La mujer en África no tiene capacidad de decisión, lo decide todo el hombre. Ellas incluso pueden ser intercambiadas por un bien, o por unas ovejas..."

P. ¿Qué síntomas y consecuencias produce?
R. La mujer orina sin control a través de la vagina. Son niñas a las que sus maridos y familias repudian y terminan viviendo de la caridad, porque no están en condiciones de tener hijos si no se reparan. En África una mujer que no tiene hijos no sirve para nada.
P. ¿Se formó en Etiopía en la técnica reparadora de la fístula vesicovaginal?
R. Sí, en el Hospital de las Fístulas de Adís Abeba, fundado por un matrimonio de ginecólogos australianos. Allí han operado a más de 40.000 mujeres gratuitamente.
P. ¿Es una técnica complicada?
R. Sí, mucho. Suelen ser comunicaciones amplias con mucho tejido cicatricial y resulta difícil separar la vejiga de la vagina y reconstruirla. Además los uréteres y la uretra pueden estar seccionados y hay que repararlos. Hemos hecho intervenciones de más de 8 horas.
P. ¿Se solucionaría educando a la población?
R. La mujer en África no tiene capacidad de decisión, lo decide todo el hombre. Ellas pueden ser intercambiadas por un bien, o por unas ovejas... Culturalmente rechazan ser atendidas en sitios que no conocen. Las misiones, fundamentalmente de religiosas, hacen una labor indescriptible.
P. ¿Plasmó sus vivencias en Llévame a Faranfangana?
R. La novela reproduce la experiencia de una niña que sufre la herida innombrable y es repudiada por su marido, así como la vida de las pacientes, de la mujer y de Madagascar. También hace referencia a la misión y a lo que hacemos allí. Los personajes no son reales, pero cuenta la realidad de Madagascar y el drama de estas niñas sin recursos.