Problemas del desarrollo
¿Sin 'tele' antes de los tres años?
Dos niños pegados a una pantalla de televisión.| El Mundo
- Un psicólogo británico sugiere limitar las pantallas a los niños más pequeños
- Además del sedentarismo advierte de problemas en su desarrollo
- Otros especialistas sugieren que los padres les acompañen ante la pantalla
Los niños de hoy en día conviven en casa con al menos cinco pantallas, sumando televisiones, ordenadores, videojuegos, teléfonos de última generación y tabletas. Con toda esta tecnología a su alcance, un especialista británico acaba de abrir el debate sugiriendo que los padres deberían limitar el uso de estos aparatos en la infancia e incluso prohibírselos antes de que cumplan los tres años.
En las páginas de 'Archives of Disease in Childhood', el mediático Aric Sigman, un asiduo de los medios de comunicación británicos cuando se trata de hablar de psicología infantil, ha sugerido que demasiados padres utilizan la televisión como "niñera electrónica", lo que podría estar causando problemas en el desarrollo de los niños.
Según las estadísticas que cita Sigman, los adolescentes británicos (aunque los datos españoles no son muy diferentes) pasan una media de seis horas diarias viendo la televisión; "aunque está demostrado que los problemas de obesidad y de corazón derivados del sedentarismo comienzan sólo a las dos horas". Ya no es extraño que los pequeños visualicen al mismo tiempo la televisión y el ordenador, o que tengan un aparato de televisión en su propia habitación, "y esta práctica comienza cada vez antes en la vida".
Además de los problemas físicos, el psicólogo británico alerta de los perjuicios para el desarrollo infantil en una etapa en la que los niños deberían, sobre todo, jugar con sus padres e interaccionar cara a cara, no con una pantalla.
A su juicio, las autoridades europeas deberían tomar medidas restrictivas, o al menos recomendaciones que desaconsejen el uso de la televisión entre los más pequeños, "como ya han hecho países como EEUU, Australia o Canadá". Los pediatras canadienses, por ejemplo, aconsejan a los padres que no pongan una televisión en el cuarto de los niños; mientras que sus colegas estadounidenses recuerdan que no hay ningún beneficio conocido derivado de ver la televisión antes de los dos años.
Y es que, según este último informe, ya no es sólo una cuestión de sedentarismo, ni siquiera del contenido televisivo; sino del propio acto de ver la televisión en sí; y cómo esta actividad pasiva puede dañar el desarrollo social de los niños en una etapa clave en la formación de su cerebro. Incluso a partir de los tres años, Sigman recomienda limitar a media hora diaria el contacto con la 'caja tonta' y sólo una a partir de los siete años.
A pesar de que existe cierto acuerdo entre la comunidad científica sobre los peligros de la televisión y el sedentarismo de los espectadores más pequeños, la prohibición que sugiere Sigman no ha estado exenta de polémica. En declaraciones al diario 'The Guardian', algunos psicólogos infantiles recuerdan que Sigman no tiene formación específica en el tema y sus comentarios no están basados en una investigación propia, sino que se trata de un comentario basado en diversas publicaciones previas sobre el tema.
"Es importante poner esta actividad en el contexto del resto de la vida del niño", tercia con cautela Louise Arsenault, del Instituto de Psiquiatría; "y tener en cuenta el 'consumo' de pantallas cuando se enmarcan dentro de otros hábitos de vida poco saludables".
Para Lynne Murray, de la Universidad de Reading, por ejemplo, los efectos perjudiciales de la televisión pueden mitigarse si los padres interactúan con los niños y ven con ellos la televisión de una manera activa.
En las páginas de 'Archives of Disease in Childhood', el mediático Aric Sigman, un asiduo de los medios de comunicación británicos cuando se trata de hablar de psicología infantil, ha sugerido que demasiados padres utilizan la televisión como "niñera electrónica", lo que podría estar causando problemas en el desarrollo de los niños.
Según las estadísticas que cita Sigman, los adolescentes británicos (aunque los datos españoles no son muy diferentes) pasan una media de seis horas diarias viendo la televisión; "aunque está demostrado que los problemas de obesidad y de corazón derivados del sedentarismo comienzan sólo a las dos horas". Ya no es extraño que los pequeños visualicen al mismo tiempo la televisión y el ordenador, o que tengan un aparato de televisión en su propia habitación, "y esta práctica comienza cada vez antes en la vida".
Además de los problemas físicos, el psicólogo británico alerta de los perjuicios para el desarrollo infantil en una etapa en la que los niños deberían, sobre todo, jugar con sus padres e interaccionar cara a cara, no con una pantalla.
A su juicio, las autoridades europeas deberían tomar medidas restrictivas, o al menos recomendaciones que desaconsejen el uso de la televisión entre los más pequeños, "como ya han hecho países como EEUU, Australia o Canadá". Los pediatras canadienses, por ejemplo, aconsejan a los padres que no pongan una televisión en el cuarto de los niños; mientras que sus colegas estadounidenses recuerdan que no hay ningún beneficio conocido derivado de ver la televisión antes de los dos años.
Y es que, según este último informe, ya no es sólo una cuestión de sedentarismo, ni siquiera del contenido televisivo; sino del propio acto de ver la televisión en sí; y cómo esta actividad pasiva puede dañar el desarrollo social de los niños en una etapa clave en la formación de su cerebro. Incluso a partir de los tres años, Sigman recomienda limitar a media hora diaria el contacto con la 'caja tonta' y sólo una a partir de los siete años.
A pesar de que existe cierto acuerdo entre la comunidad científica sobre los peligros de la televisión y el sedentarismo de los espectadores más pequeños, la prohibición que sugiere Sigman no ha estado exenta de polémica. En declaraciones al diario 'The Guardian', algunos psicólogos infantiles recuerdan que Sigman no tiene formación específica en el tema y sus comentarios no están basados en una investigación propia, sino que se trata de un comentario basado en diversas publicaciones previas sobre el tema.
"Es importante poner esta actividad en el contexto del resto de la vida del niño", tercia con cautela Louise Arsenault, del Instituto de Psiquiatría; "y tener en cuenta el 'consumo' de pantallas cuando se enmarcan dentro de otros hábitos de vida poco saludables".
Para Lynne Murray, de la Universidad de Reading, por ejemplo, los efectos perjudiciales de la televisión pueden mitigarse si los padres interactúan con los niños y ven con ellos la televisión de una manera activa.
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