AUMENTO SIGNIFICATIVO DEL RIESGO
Asocian la pérdida de un familiar en la infancia con la enfermedad psicótica
JANO.es · 23 Enero 2014 08:00
La vivencia de la muerte de algún miembro de la familia nuclear tras el nacimiento conlleva un mayor riesgo de cualquier tipo de psicosis, según una investigación publicada en 'British Medical Journal'.
Sufrir la muerte de un familiar durante la infancia se asocia a un aumento pequeño pero significativo del riesgo de psicosis, tal y como sugiere una investigación publicada en British Medical Journal. Los autores señalan que los riesgos son mayores para los menores que han experimentado un suicidio en la 'familia nuclear', es decir, hermanos, hermanas o alguno de los padres.
Investigaciones anteriores habían concluido que el riesgo de las enfermedades del adulto puede estar influido por la genética, el estilo de vida y la experiencia ambiental. También hay pruebas de que el estrés psicológico materno afecta negativamente al desarrollo del feto. Hasta el momento, los estudios de población han apoyado débilmente una asociación entre estrés psicológico materno prenatal y psicosis posterior.
A partir de esas evidencias, investigadores de Reino Unido, Estados Unidos y Suecia se dispusieron a examinar la asociación entre muertes en la familia como una forma de estrés severo a la psicosis individual y posterior. Los datos fueron tomados de la Junta Nacional Sueca de Salud y Bienestar Social y Estadística de Suecia y niños nacidos entre 1973 y 1985 en Suecia.
Las definiciones de la psicosis fueron: psicosis no afectiva (entre ellas, la esquizofrenia) y psicosis afectiva (trastorno bipolar con psicosis y depresión unipolar con psicosis). Los periodos de exposición se dividieron en cualquier exposición (pre y postnatal); prenatal (antes del nacimiento) y postnatal (desde el nacimiento hasta los 13 años de edad) y subdivididos por trimestre (primero, segundo, tercero) y por periodos de tres años en la infancia entre el nacimiento y los 13 años de edad (0 a 2,9 años; 3-6,9 años y 7 a 12,9 años).
Si durante el tiempo de estudio hubo más de una exposición, se dio prioridad a la primera. La muerte se clasificó en suicidio, lesiones fatales, accidentes y otros (como cánceres y paros cardiacos). Los modelos se ajustaron para el año de nacimiento, el sexo del niño, la madre y la edad paterna, la nacionalidad materna y paterna, el estado socioeconómico de los padres y la historia de cualquier enfermedad psiquiátrica en la familia.
El número final de niños incluidos en el estudio fue de 946.994. Del total, 321.249 (33 por ciento) niños fueron expuestos a una muerte en la familia antes de la edad de 13 años. De los individuos no expuestos a ninguna muerte durante el estudio, 1.323 ( 0,4 por ciento) desarrollaron una psicosis no afectiva y 556 (0,17 por ciento), una psicosis eficaz. Un total de 11.117 niños fueron expuestos a la muerte por suicidio, 15.189 a fallecimientos por accidentes y la mayoría de las muertes, 280.172, fueron por causas naturales.
No se vio un aumento del riesgo de psicosis tras la exposición en el periodo prenatal. Sin embargo, la vivencia de muertes de algún miembro de la familia nuclear tras el nacimiento conllevó un mayor riesgo de cualquier tipo de psicosis y aumentó cuanto más temprano en la infancia fue el fallecimiento del familiar. Los riesgos asociados con la exposición al suicidio fueron más altos en comparación con la exposición a las muertes por accidentes que a su vez eran mayores que los riesgos vinculados con otras muertes por causas naturales.
El mayor riesgo se observó en los niños expuestos en las edades de 0 a 3 años y el riesgo se redujo conforme la edad de exposición a la muerte aumentó. La profesora Kathryn Abel, del Centro de Salud Mental de la Mujer de la Universidad de Manchester, Reino Unido, dijo: "Nuestra investigación muestra que la exposición infantil a la muerte de un padre o un hermano se asocia con aumento del riesgo de desarrollar una enfermedad psicótica más adelante en la vida. Esto está particularmente asociado con la exposición en la primera infancia".
BMJ (2014); doi: 10.1136/bmj.f7679
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