"En TDAH hay aumento de diagnósticos, pero no sobrediagnóstico"

"Para un sobrediagnóstico es preciso que los falsos positivos sean mucho mayores que los falsos negativos", ha explicado Marcos Madruga, neuropediatra del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz, de Sevilla.

Carmen Cáceres. Sevilla | 28/01/2014 00:00

Marcos Madruga, neuropediatra del Hospital Viamed (Sevilla). (Cármen Cáceres)

VISTA:

Un sobrediagnóstico implica un punto de referencia y un criterio para definir a aquellos que están mal diagnosticados, tanto por exceso como por defecto. "Para un sobrediagnóstico es preciso que los falsos positivos sean mucho mayores que los falsos negativos", ha explicado Marcos Madruga, neuropediatra del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz, de Sevilla, en referencia al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El experto ha participado en las I Jornadas de Neurología Pediátrica organizadas por Viamed. En su opinión, "podemos hablar de errores diagnósticos, de aumento diagnóstico, pero no de sobrediagnóstico, ya que antes tenemos que ver si hay errores y si existe poca precisión".

Para este experto, el TDAH no es sólo un trastorno conductual, sino que hay unos déficits cognitivos, unas bases anatómicas "y cada vez estamos acercándonos más a la genética".

La primera consecuencia de diagnosticar a un niño de TDAH sin que lo sea es que se le etiqueta y eso yatiene unas connotaciones diferentes para los padres, amigos y en el colegio. Además, se le medica sin necesidad, lo que conlleva un riesgo de efectos secundarios y se pueden retrasar otros diagnósticos como, por ejemplo, el síndrome de Asperger o trastornos de ansiedad. Por otra parte, las consecuencias de los falsos negativos son problemas escolares y de conducta o dificultad para relacionarse.

Factores
Hay una serie de factores que contribuyen a errores en el manejo del TDAH, como la historia clínica y la clasificación que se utilice. "Con el DSM-IV somos más sensibles, diagnosticamos más y no se nos escapa ninguno. Sin embargo, si sólo aplicamos la CIE-10 hay muchos casos que seguro que son TDAH pero no se diagnostican", ha afirmado.

En cuanto a las escalas, Madruga aconseja la SNAP-IV, teniendo en cuenta quién la rellena y la justificación de las respuestas, ya que algunos padres tienen miedo a las consecuencias de las respuestas. Asimismo, son fundamentales los criterios de funcionalidad. "Para que haya un trastorno tiene que haber una disfunción. Un niño puede tener síntomas de TDAH pero no un trastorno". Para ser objetivos se aplica la escala de Weiss.

La comorbilidad también perjudica el diagnóstico. "A veces diagnosticamos de TDAH sin serlo porque los síntomas se parecen a los de los trastornos de espectro autista, niños con altas capacidades, alteraciones en el sueño, epilepsia o trastornos de ansiedad".