La variedad de los cánceres de mama exige tratamientos diferentes
De tres grandes grupos ya se ha pasado a más de 10 subtipos del tumor
Madrid
En 30 años se ha pasado de hablar de cáncer de mama a hacerlo en plural. Durante los últimos 10 años se había consolidado una clasificación de estos tumores en tres grupos: los que tenían muchas copias de la proteína HER2, los que respondían a un tratamiento con hormonas y un tercer grupo –"un cajón de sastre", dice Eva Carrasco, directora científica del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam)– donde se incluían los que no respondían a ninguna de las características anteriores. Pero el trabajo con nuevos fármacos dirigidos a proteínas y procesos específicos va a complicar mucho más esta división, y Carrasco habla ya de que pronto los especialistas manejarán 10 o más subtipos, cada uno con sus terapias.
El caso de los cánceres de mama es emblemático e indica lo que ya está pasando en todos los demás procesos oncológicos. De hecho, el descubrimiento de la sobreexpresión de la proteína HER2 y de un fármaco específico para esos tumores hace 20 años fue el primer hito de la denominada medicina de precisión o personalizada. Junto al uso de los tratamientos hormonales permitió no solo el cambio conceptual de dividir los tumores entres clases, sino algo más importante desde un punto de vista práctico: bajar la mortalidad a cinco años del 85% al 15%. Y eso en un cáncer que es el más frecuente en mujeres (25.000 diagnósticos en España cada año; 150.000 en Latinoamérica) es un avance enorme en número de vidas salvadas.
Un aspecto curioso es que en muchos casos aún no se sabe qué características moleculares hacen que un fármaco funcione o no, por lo que no se ha podido caracterizar ese subgrupo de tumores concreto. Por ejemplo, pasa con la combinación de trastuzumab, el medicamento contra los tumores HER2+ (es el que tiene alrededor del 20% de las mujeres), y pertuzumab. No en todas las mujeres funciona igual, pero no se sabe por qué. sta sería una categoría a definir, porque uno de los objetivos casi tan importante como el de dar un tratamiento adecuado es el de evitar suministrar terapias que no van a servir.
Para estos tumores hay otras familias de fármacos como los que actúan en las tirosina-kinasas (unas moléculas relacionadas con el funcionamiento de las HER2 pero que están en el interior de las células y no en su superficie) o la combinación de la capacidad selectiva del trastuzumab con una quimioterapia para dirigir mejor el tratamiento.
En el grupo de los tumores luminales o sensibles a tratamiento hormonal (alrededor del 70%) también se esperan novedades, indica Carrasco. Para empezar, está el caso de los cánceres que tienen ambas características: ser HER2+ y sensibles a hormonas. Pero además estos cánceres ya se subdividen en a y b según sean más indolentes o menos. Y en los últimos meses se han concretado dos vías sobre las que actuar, el de las mutaciones m-Thor y los inhibidores de las ciclinas (que paran el ciclo celular) que también se tratan con medicamentos específicos. El problema, dice Carrasco, es que "aún no hay un biomarcador que permita prever qué va a funcionar y qué no".
Por último, en el caso de los tumores del cajón de sastre, los llamados triple negativos, "los estudios permiten avanzar que tienen por lo menos siete subtipos", dice la investigadora. Para ellos no hay todavía tratamientos dirigidos, pero son dianas del último avance en oncología: las inmunoterapias, que activan las defensas del organismo para que elimine esas células anormales.
Con todo ello, el mapa se complica, pero a cambio se podrá avanzar en eficacia. "Nosotros, por ejemplo, ya solo hacemos ensayos por subtipos, cuando solo hace siete años a todas las HER2 les dábamos lo mismo", explica Carrasco apuntando a un camino que siempre ofrece etapas nuevas. pasos, por cierto, que necesitan voluntarias para ser ensayados. "Aunque en España las mujeres son muy participativas, siempre se puede hacer más. Es la manera de que la investigación avance, por lo que hacemos un llamamiento para que todas acepten ser voluntarias", concluye la especialista de Geicam.
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