ESTE SÁBADO, DÍA MUNDIAL
El 5% de los españoles mayores de 65 años han tenido un ictus
Este sábado, 29 de octubre, se conmemora el Día Mundial del Ictus, la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad permanente en los adultos de los países occidentales. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) el ictus afecta cada año a 110.000-120.000 personas en nuestro país.
Redacción. Madrid | 28/10/2016 11:00
Este sábado se conmemora el Día Mundial del Ictus, la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad permanente en los adultos de los países occidentales. En España también es lasegunda causa de mortalidad, la primera en mujeres, y representa el mayor motivo de incapacidad. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) el ictus afecta cada año a 110.000-120.000 personas en nuestro país.
"A pesar de que las posibilidades de padecer un ictus aumentan considerablemente a partir de los 60-65 años y que con el envejecimiento va incrementándose de forma progresiva la posibilidad de padecerlo, cualquier persona puede padecer un ictus, jóvenes o personas mayores, aunque hasta este momento se haya disfrutado de una vida plena", señala el Jaime Gàllego Culleré, Coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología. "De hecho, según el último estudio que se ha realizado globalmente, más de 83.000 menores de 20 años sufren un ictus. Y aunque de momento sólo supone el 0,5 por ciento de todos los ictus registrados, en los últimos 20 años ha aumentado un 25 por ciento por ciento el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años".
El ictus es un problema sociosanitario de primera magnitud, y de una gran importancia en Salud Pública, pues acontece sobre todo en las edades avanzadas, y por tanto afectará más a los países más envejecidos, siendo España, según estimaciones de la OMS, uno de esos países más envejecidos del mundo, en unos 35 años.
La mayoría de los pacientes sufre secuelas, que en el 40 por ciento de los casos inhabilitan para realizar las actividades cotidianas. Según datos de la última Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia, unas 330.000 personas tienen discapacidad por ictus en nuestro país. "El ictus, es una tragedia y una carga social, sanitaria y económica. Por un lado, supone un porcentaje importante de las muertes en los países industrializados y por otro, es el responsable de una gran carga de discapacidad en la comunidad", destaca Gàllego.
Gracias a los estudios epidemiológicos se han podido identificar un gran número de factores de riesgo: hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiacas,especialmente una arritmia que conocemos como fibrilación auricular, dislipemia (elevación del colesterol), apnea del sueño, obesidad y hábitos de vida nocivos (tabaquismo, abuso de alcohol, sedentarismo y el estrés). Estudios muy recientes señalan que más del 90 por ciento de los ictus están en relación directa con los diez factores de riesgo mendionados. Dicho de otra forma, con la adecuada corrección y tratamiento de los factores de riesgo se podría reducir más del 90 por ciento de los ictus.
"Es por tanto imprescindible concienciar a toda la opinión pública de la importancia del conocimiento del ictus y de los factores de riesgo, de los signos y síntomas de alarma del ictus, y que, si se produce un ictus, la información que se trasmita a emergencias sea clara. De esta forma se puede activar lo antes posible el "Código Ictus" y así actuar y conseguir la llegada al Hospital en el menor tiempo posible", explica el Gàllego. "Si un paciente que ha sufrido un ictus es atendido por un neurólogo en las primeras horas, la probabilidad de fallecer o quedar con una discapacidad grave se reduce a la mitad".
El ictus, por lo tanto, debe ser considerado una urgencia neurológica de primer orden. Una de las claves para el éxito en la atención del ictus es la rapidez con la que se detectan sus síntomas iniciales y se contacta con el sistema de emergencias.
"Las Unidades de Ictus (UI) constituyen el mejor recurso asistencial para el tratamiento del ictus agudo ya que disminuyen la probabilidad de muerte o incapacidad en todos los grupos de pacientes, y el beneficio se mantiene a largo plazo. A pesar de que la mayoría de los ictus se pueden resolver desde el punto de vista diagnóstico y terapéutico en los centros que disponen de UI, algunos pacientes por su complejidad, gravedad, o por precisar técnicas avanzadas de monitorización, estudio o tratamiento, han de ser abordados en centros de máximo nivel de especialización, conocidos como Centros de Referencia de ictus o Centros de Ictus", destaca Gàllego.
El tratamiento del ictus en su fase aguda ha incorporado nuevos avances que hacen necesaria una constante actualización de los modelos organizativos anteriores.
"Todavía existen notables diferencias entre comunidades, por lo tanto debemos trabajar con el fin de asegurar la equidad en el acceso a los recursos necesarios para la adecuada atención a los pacientes con ictus con un sistema colaborativo, bien coordinado, que implique a todos los eslabones de la cadena asistencial y que asegure la prestación de los servicios de los que carecen los hospitales de menor nivel desde los centros de un nivel superior", señala Gàllego.
En los últimos 20 años, la mortalidad por ictus ha ido decreciendo. Se está avanzando considerablemente en el tratamiento y aumentando el porcentaje de pacientes recuperados capaces de desarrollar una actividad social y familiar plena.
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